Cargar con el peso de querer ser el mejor Android del año en pleno mes de febrero no es una tarea sencilla. Samsung presentó el pasado 1 de febrero su Galaxy S23 Ultra, una evolución continuista que rompe con una tradición de cambios bastantes notables en el diseño trasero y hoja técnica. Este es un año de refinamiento, de dejar lo que funcionaba y tratar de pulir puntos débiles.
Una fórmula arriesgada para un dispositivo que incrementa su factura final en 150 euros, y que tiene como principales argumentos una nueva cámara de 200 megapíxeles y un procesador que llevábamos tiempo esperando. Si será esto suficiente o no para ser el mejor teléfono del momento lo comprobaremos a lo largo de este análisis. Un pequeño adelanto: a veces, menos es más.
Ficha técnica del Samsung Galaxy S23 Ultra
Samsung Galaxy S23 Ultra |
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---|---|
Pantalla |
AMOLED de 6,8 pulgadas |
Procesador |
Qualcomm Snapdragon 8 Gen 2 |
Almacenamiento |
8 o 12 GB de RAM |
Cámaras traseras |
Principal: 200 megapíxeles f/1.7 OIS |
Cámara frontal |
12 megapíxeles f/2.2 25mm |
Batería |
5.000 mAh |
Sistema |
Android 13 |
Conectividad |
5G (2xNano + eSIM) |
Dimensiones y peso |
163.4 x 78.1 x 8.9 mm milímetros |
Otros |
IP68 |
Precio |
SAMSUNG Galaxy S23 Ultra, 256GB + Cargador de 45W - Smartphone Android, Batería de 5000 mAh, Smartphone Desbloqueado, Color Rosa (Versión Española)
Diseño: una cara ya conocida
Por el diseño del Samsung Galaxy S23 Ultra intentaremos pasar con cierta ligereza, ya que es prácticamente idéntico a lo que vimos la generación pasada. Samsung rompió con los módulos de cámara con el S22 Ultra para abrazar un diseño más minimalista en el que las cámaras sobresalen del cuerpo.
La parte trasera tiene el mismo tacto y ofrece las mismas sensaciones del pasado curso. Un acabado mate, en el las huellas quedan algo marcadas y el polvo queda atrapado en las enormes lentes. Algo similar sucede con los bordes. Son de aluminio brillante, por lo que es fácil microarañarlos y hacer que atrapen huellas. Hemos de destacar que, pese a que este año hay más aluminio reciclado que nunca, la sensación sigue siendo igual de premium.
La botonera sigue siendo sólida, con el mismo problema del año pasado: es un móvil enorme y los botones están ubicados demasiado arriba. Es sencillamente imposible llegar de forma cómoda a la botonera de volumen, y el único botón accesible es el de desbloqueo. El lado positivo es que también están recubiertos en aluminio y que no bailan ni tienen la menor holgura. Los laterales del dispositivo ahora son completamente planos, perdiendo la ligera curvatura del año pasado.
Si le damos la vuelta, encontramos un pequeño cambio a mejor. Samsung está dejando de apostar por las curvas y, aunque este Galaxy S23 Ultra no es completamente plano, nos recuerda más a un panel con una ligera curvatura 2.5D que a un panel edge. Ahora nuestro dedo toca directamente el marco de la pantalla y no la propia pantalla, por lo que se minimizan (o más bien, desaparecen) los problemas con las pulsaciones fantasma. El aprovechamiento frontal es de un 89.5%, frente al 90,2% del año pasado.
Que no te engañen los números, ya que los paneles curvos sirven para adulterar esta cifra. El aprovechamiento frontal está muy logrado, aunque seguimos encontrando una pequeña barbilla inferior notablemente más alta que el marco superior. Es un detalle nimio dada la sensación todo-pantalla que ofrece este dispositivo.
Por último, si hablamos de ergonomía, hay pros y contras. Este año el móvil es algo más cómodo. El prescindir de una curvatura tan exagerada lo hace más ergonómico, aunque el diseño tan esquinado y anguloso lo sitúa un paso por detrás de sus hermanos, los Galaxy S23 y S23+. No es un mal mayor y cualquier funda suavizará el impacto de sus esquinas en la palma de nuestra mano. En resumidas cuentas, lo mismo del año pasado, con un frontal menos curvo.
Pantalla: muy buena, pero no la mejor
Es bueno no tocar lo que ya funciona... salvo cuando tu rival directo funciona mejor. El panel del Samsung Galaxy S23 Ultra es (casi) el mismo de la generación pasada. 6,8 pulgadas, Dynamic AMOLED, tasa de refresco adaptativa hasta 120 Hz y un pico de brillo máximo de 1.750 nits. Antes de hablar del comportamiento general del panel, profundizaremos en el punto del brillo máximo.
El año pasado el panel se visualizaba de forma más que correcta al sol. Nada puede cambiar este año con la misma cifra de brillo pico. El punto clave aquí es que al menos, a nivel numérico, Samsung siempre ha destacado por ofrecer el mayor brillo respecto a su competencia. El pasado curso, Apple rompió la barrera de los 2.000 nits con sus iPhone 14 Pro y 14 Pro Max. Esperábamos, como mínimo, que Samsung igualase esta cifra. Porque sí, se nota cuando un panel tiene un brillo al sol de 2.000 nits.
Este no es un móvil cualquiera. Es un móvil que aspira a ser el mejor del mercado, y en el que exigimos las tecnologías más ambiciosas. Pese a esto, el panel del S23 Ultra sigue siendo, con alta probabilidad, la mejor pantalla que podemos utilizar en un móvil con Android. Repele bien los reflejos, tiene un brillo mínimo excelente, el brillo automático funciona de forma impecable y la nitidez en QHD+ es pasmosa (aunque el móvil viene configurado por defecto en Full HD+, algo que debería empezar a cambiar).
Respecto a la pequeña curvatura, no nos ha resultado para nada molesta, aunque sigue arrojando la pequeña e inevitable sombra que generan este tipo de paneles. Con funda, directamente, desaparece la curva. La perfección, a gusto de un servidor, hubiese sido un panel plano al estilo de los S23.
Las opciones de calibración son las mismas que vimos el año pasado, con la opción de ajustar el balance de blancos tan solo en el modo intenso. Lo que sí hemos notado es que este panel hace un mejor trabajo con una problemática que Samsung arrastraba desde hace generaciones: el tinte azul de sus paneles. Es un hándicap que se apreciaba al inclinar ligeramente el dispositivo.
Con el S22 Ultra mejoró, y en esta generación hemos tenido otro pequeño salto. Seguimos sin tener los mejores ángulos de visión y el azul sigue estando presente pero, al menos, sabemos que se está trabajando en esa dirección. Como es habitual en Samsung, tenemos modo Always On Display, contenidos Edge que podemos invocar desde las esquinas del dispositivo y, este año, tenemos mejoras en los modos de protección visual. Ahora se ajustan automáticamente los colores de la pantalla en función de la hora del día para intentar que sea más cómodo leerla.
Sonido: contudente y de calidad
El Samsung Galaxy S23 Ultra tiene la combinación que se le pide a todo gama alta: altavoces estéreo por partida doble y Dolby Atmos. El sonido es uno de los puntos fuertes esta generación. Hay una gran apuesta por los tonos altos y medios más que por los graves, aunque nos ha gustado la escasa distorsión que hay en los rangos más altos de volumen y la claridad con la que escuchamos el audio.
Rendimiento: el mejor procesador del mercado... con vitaminas
No puedo negar mi emoción por este día. El día en el que probé un buque insignia de Samsung con un procesador Qualcomm. Hasta la fecha, tan solo algunas versiones de los Galaxy FE llegaban a Europa lejos de las garras de Exynos. Ahora es el turno del mejor móvil de Samsung. El procesador escogido es el Qualcomm Snapdragon 8 Gen 2, uno de los mejores procesadores que jamás ha fabricado Qualcomm. En particular, para este Galaxy, se ha aumentado la frecuencia de reloj tanto de la CPU como de la GPU.
La CPU sube la velocidad de reloj desde los 3,2 GHz de la versión estándar hasta los 3,36 GHz. Lo mismo sucede en GPU, que pasa de 680MHz a 719MHz. Más adelante, en las pruebas de rendimiento, te contaremos las implicaciones que tiene este overclock. Nuestra unidad analizada cuenta con 12 GB de RAM LPDDR5X y 256 GB UFS 4.0, y sobre el rendimiento bruto solo podemos hablar maravillas.
Uso ligero, uso pesado, grabación 8K. Este Galaxy S23 Ultra es fluido, muy fluido, y la potencia bruta logra que One UI no lastre el rendimiento en términos generales (en el apartado del software hablaremos de un pequeño pero). El pasado curso tuvimos problemas gráficos con la GPU de AMD en juegos como 'Genshin Impact' o 'PUBG New State'. Este año, todos los juegos vuelan. Hemos medido la estabilidad de los FPS en propuestas como 'New State' con los gráficos en Ultra y HDR, manteniéndose la línea de los 60 FPS bastante plana.
Hablemos de test sintéticos, ya que en este caso hay bastante tela que cortar. Este Snapdragon 8 Gen 2 es mucho más eficiente que el procesador de la generación pasada. En móviles como el OnePlus 11 hemos logrado una estabilidad del 99,8% en rendimiento sostenido de GPU, un absoluto disparate que refleja que, con un sistema de refrigeración adecuado, este procesador brilla.
Samsung ha casi triplicado el tamaño de su cámara de vapor (2,7x veces más grande) en este S23 Ultra, pero tener una frecuencia de reloj tan alta hace que sea más difícil sostener el rendimiento. En test como Geekbench hemos obtenido una puntuación brutal en single-core, bastante más alta respecto a la del OnePlus 11. También se ha comportado de forma impecable en el test de estrés de CPU, con puntuaciones pico y media más altas de lo que jamás habíamos visto.
Es en el exigente test de estrés de 3DMark donde se aprecia que el rendimiento sostenido no llega a ser tan impecable. Hemos obtenido la puntuación más alta en una pasada, pero cuando avanza el test el rendimiento cae. ¿Hasta qué punto ha caído? Hasta cifras cercanas a la del rendimiento pico de un Snapdragon 888. Esto supone una estabilidad del 78.5%, cifra que sigue siendo más que notable.
Samsung Galaxy S23 Ultra |
OnePlus 11 |
iPhone 14 Pro |
Samsung Galaxy S22 |
Xiaomi 12 |
Asus Zenfone 9 |
Sony Xperia 1 IV |
|
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PROCESADOR |
Snapdragon 8 Gen 2 |
Snapdragon 8 Gen 2 |
Apple A16 Bionic |
Exynos 2200 |
Snapdragon 8 Gen 1 |
Snapdragon 8+ Gen 1 |
Snapdragon 8 Gen 1 |
RAM |
12 GB |
16 GB |
6 GB |
8 GB |
8 GB |
8 GB |
12 GB |
GEEKBENCH 5 (SINGLE/MULTI) |
1.515 / 4.989 |
1.176 / 4.960 |
1.879 / 5.468 |
1.165 / 3.543 |
1.120 / 3.531 |
1.317 / 3.944 |
1.175 / 3.262 |
3D MARK Wild Life Unlimited |
14.250 |
14.018 |
12.344 |
- |
- |
9.526 |
10.761 |
3D MARK Wild Life Stress Unlimited |
14.018 / 13.968 |
14.250 / 11.186 |
12.344 / 7.931 |
- |
- |
10.892 / 8.166 |
10.071 / 4.232 |
PCMARK WORK |
15.823 |
11.406 |
- |
12.425 |
13.097 |
16.243 |
11.431 |
¿Qué significan estos datos? Que el Samsung Galaxy S23 Ultra tiene el Snapdragon 8 Gen 2 más potente del momento, aunque esa una potencia que acaba por no aprovecharse del todo, ya que es complejo mantener esos picos de rendimiento bruto. Pese a estos tecnicismos, el móvil es una bestia que puede con todo, y no podemos más que catalogar de sobresaliente su desempeño. A nivel térmico, hemos notado que adquiere calor con bastante facilidad, aunque mantiene bastante estable la temperatura.
Biometría
El apartado biométrico es bastante similar al visto el año pasado, con un lector de huellas y un sistema de reconocimiento facial 2D. El lector es rápido, aunque tiene cierta tasa de error. Incluso con los dedos limpios y ubicando el dedo en el área, si no estaba exactamente donde el dispositivo requería, no llegaba a desbloquearse. El reconocimiento facial funciona relativamente rápido, aunque necesita entornos de bastante luminosidad para funcionar de la mejor forma.
Software: Android 13 y la versión de One UI más completa
Android 13, One UI 5.1 y cinco años de actualizaciones por delante, cuatro de sistema y cinco de seguridad. Samsung está empezando a hacer las cosas bastante bien con su software. One UI sigue siendo una ROM con luces y sombras. A nivel funcional, es una de las mejores (si no la mejor) soluciones del momento.
A nivel estético, nos deja sensaciones encontradas. Pese a que incluye los temas automáticos de Material You y se han rediseñado los ajustes para ser más limpios y claros, la interfaz sigue siendo muy Samsung, alejada del minimalismo de la ROM stock de Google. Esto no tiene por qué ser un problema si nos atraen este tipo de interfaces algo recargadas.
Esto se traduce en que la barra de notificaciones sigue siendo "la antigua" de Android, con la clásica fila de seis accesos rápidos y sin integración de apps que reproducen contenido multimedia dentro de la misma. El launcher es el de siempre, con cajón de apps invocable con un gesto hacia arriba y Google Discover a la izquierda. Hemos tenido algo de lag abriendo Discover, una lacra que suelen arrastrar las ROMs pesadas. No es algo consistente, pero cuando llevamos tiempo sin abrirlo y tiene que recargar cierta información, solemos notar un pequeño tirón al acceder a esta pantalla informativa. Es el único problema de rendimiento que hemos encontrado con este Samsung Galaxy S23 Ultra.
Por lo demás, One UI 5.1 llega cargado de novedades. Expert RAW ahora se integra dentro de la propia app de cámara, como detallaremos más adelante. La galería también tiene mejoras, como el poder extraer contenido de las fotografías con solo una pulsación (¿iOS, eres tú?), los metadatos de las fotografías son más completos que nunca (algo relevante para saber en qué ruta están los contenidos que estamos viendo), tenemos mejoras en la app del tiempo, ajustes más limpios, etc.
Nos ha gustado esta interpretación de One UI. Sigue siendo una ROM pesada y devoradora de recursos, pero con este procesador y 12 GB de RAM no es demasiado problema. Nos gustaría que Samsung virase hacia un sistema algo más limpio, pero con alta probabilidad el comprador medio de la compañía demande una ROM repleta de opciones.
Sin demasiadas novedades en el S-Pen
Antes de finalizar con el apartado del software, destacar que contamos con el mismo S-Pen de la generación pasada. Vuelve a tener ocho modos de uso predeterminados, a saber:
- Crear notas
- Ver todas las notas
- Smart Select: selección de áreas de la pantalla para recortarlas o editarlas
- Escritura de pantalla
- Mensajes animados
- Dibujos AR
- Traducir
- PENUP: app para hacer dibujos y colorear
En mi caso particular, acabo olvidándome a las pocas horas de que el S-Pen está ahí. No me parece más cómodo que un teclado para crear notas, no me parece más rápido que mis dedos para resaltar un texto ni es una opción que me aporte demasiado valor. Pese a esto, los antiguos usuarios de la familia Note y todos aquellos que valoren un lápiz táctil de baja latencia y alta precisión, tienen este extra incluido en el propio cuerpo del dispositivo.
Autonomía: el procesador importa
Las cifras de batería del Samsung Galaxy S23 Ultra son idénticas a las del año pasado. Tenemos 5.000mAh y carga rápida de 45W, con opción a cargar de forma inalámbrica hasta 15W. Samsung promete que es la mejor autonomía en un Galaxy y, al menos en nuestras pruebas, las diferencias son palpables. La generación pasada podíamos hacer unas 5.30h de pantalla con uso intensivo y hasta 7 bajo WiFi y con brillo bajo.
Este año hemos ganado casi una hora, con las seis horas "largas" de pantalla aseguradas en Quad HD+, con 5G y uso intensivo. Podemos bajarlo a 5 horas si abusamos de grabación 4K y juegos. Con WiFi y brillo medio, podemos irnos a 8h de pantalla. Una autonomía excelente que hace que nos olvidemos de cargar el teléfono aunque le demos un uso intenso.
El cargador no viene incluido en la caja, así que tendremos que comprar el oficial o cualquier otro con compatibilidad Power Delivery. En nuestro caso, hemos usado un cargador GaN de 65W. La carga se completa en poco más de una hora, por lo que no he echado en falta desbocadas cargas de 100 y 120W. Samsung apuesta por cuidar la vida útil de la batería, e incluso nos deja limitar la carga al 85% y desactivar la carga rápida para prolongar al máximo su longevidad. En caso de servidor, valoro bastante más estas opciones para que la batería dure lo máximo posible a sistemas de carga ultra rápida que arrojan ciertas dudas aún.
Cámara: mucho más allá de megapíxeles
ISOCELL HP2. Este es el absoluto protagonista del apartado fotográfico, el nuevo sensor de cámara que llega para mejorar los resultados de una Samsung que logró buena nota en nuestra gran comparativa fotográfica gracias sobre todo a su zoom, pero quedando por detrás en el resto de puntos.
- Cámara principal: sensor de 200 megapíxeles (1/1,3"), enfoque automático por detección de fase, equivalente a 23mm, estabilización óptica, enfoque láser, valor de apertura f/1.7 y fotodiodos de 0.6µm.
- Ultra gran angular: sensor de 12 megapíxeles, tecnología Dual Pixel, enfoque automático, equivalente a 13mm, valor de apertura f/2.2 y fotodiodos de 1,4 µm.
- Teleobjetivo 1: sensor de 10 megapíxeles, tecnología Dual Pixel, enfoque automático, zoom óptico 3x, equivalente a 69mm, estabilización óptica, valor de apertura f/2.4 y fotodiodos de 1,12 µm.
- Teleobjetivo 2: 10 megapíxeles, tecnología Dual Pixel, enfoque automático, zoom óptico 10x, equivalente a 230mm, estabilización óptica, valor de apertura f/4.9 y fotodiodos de 1,12 µm.
Salvando el sensor principal, el resto de sensores son idénticos. No obstante, ya te adelantamos que la fotografía no es la misma, ya que el hardware no es lo único que determina el comportamiento de una cámara. Pero, en primer lugar, repasemos la aplicación.
La interfaz es idéntica a la del año pasado, con el carrusel de modos en la parte inferior, ajustes opcionales en la parte de arriba y sin integración alguna con Google Lens, algo que no terminamos de entender, siendo Google uno de los principales partners de Samsung. Uno de los cambios de esta generación es que Expert RAW pasa a estar integrado dentro de la interfaz de cámara.
Sigue siendo una app que se descarga desde la tienda de Samsung, pero desde el menú avanzado podemos invocarla. Esta es la app para aprovechar al máximo el sensor de Samsung, aunque más adelante te hablaremos de las diferencias entre disparar con Expert RAW frente a disparar con el modo RAW del modo Pro.
El principal problema que hemos tenido con esta app de cámara es que, pese a tener integrado el nuevo ISP de Qualcomm, el mejor procesador del momento, y capacidad de sobra, Samsung sigue sin implementar el HDR en la vista previa. Es decir, no sabremos si una foto está quemada o no hasta que la galería la procese. Tan solo Google y Apple apuestan por mostrar una vista previa realista, en la que sabemos cómo quedarán los cielos y las altas luces al disparar.
Fotografía diurna
Ponte cómodo, porque la cámara del S23 Ultra tiene bastante, bastante conversación. Empezamos por el modo que utilizará el 90% de los usuarios en el 90% de ocasiones: el modo automático. En este modo obtenemos fotografías de 12 megapíxeles, por lo que poco ha cambiado (numéricamente) pese a tener un sensor de 200 megapíxeles. Aquí tenemos buenas y no tan buenas noticias.
Las buenas noticias son claras: el modo automático es mucho mejor este año. El pasado curso Samsung tenía problema con las texturas. Los bordes eran muy blandos, la nitidez no era demasiado alta y, aunque el trabajo del HDR era espectacular, los resultados tenían bastante margen de mejora. Este año, el procesado de Samsung bebe de Apple y Google. Tenemos imágenes menos expuestas, con bordes más marcados (de forma artificial, como hacen todos sus rivales) y un look más en la línea de los mejores exponentes en el terreno fotográfico.
No es demasiado consistente con el color, y es que sigue con esa tendencia de sobresaturar verdes y rojos. Esto se hace en busca de un look vívido que convenza al usuario medio pero, en algunos casos, como las fotografías de la moto, se pasa bastante de frenada.
El trabajo con el HDR vuelve a ser de los mejores, sin duda manteniendo su posición en el top 3 actual. Es prácticamente imposible que dispare una fotografía quemada, y dicho control de altas luces está bastante mimado y equilibrado (se aprecia perfectamente, en esta fotografía de ejemplo, en el pelo). Al fotografiar a personas en modo automático, notamos que los algoritmos de reducción de ruido siguen presentes.
Nos falta algo de nitidez en los rostros (pronto verás de qué es capaz el sensor) y sentimos que, en general, la mejora del modo automático de 12 megapíxeles viene dada más por los cambios en procesado que por el músculo del sensor. La buena noticia es que, si queremos sacarle el máximo partido al ISOCELL, podemos hacerlo.
RAW vs Expert RAW y alta resolución (50 y 200 MP)
Si todo quedase en el modo automático, estaríamos ante un salto sencillamente testimonial a nivel fotográfico. No obstante, las posibilidades de disparo del Samsung Galaxy S23 Ultra son abrumadoras. En concreto, tenemos todos estos escenarios para disparar.
- Fotografía automática en 12 megapíxeles.
- Fotografía automática en 50 megapíxeles.
- Fotografía automática en 200 megapíxeles.
- Fotografía en modo Pro (RAW) a 12 megapíxeles.
- Fotografía en modo Pro (RAW) a 50 megapíxeles.
- Fotografía en modo Expert RAW a 12 megapíxeles.
- Fotografía en modo Expert RAW a 50 megapíxeles.
Un total de siete escenarios en los que obtendremos fotografías completamente distintas. Vayamos por partes. Los 200 megapíxeles son el principal reclamo de Samsung para esta generación. Cuantos más megapíxeles tiene una foto, más grande es por lo que, a priori, más facilidades nos dará para ampliar. En el caso de un teléfono que ha de procesar estas fotografías, no es tan sencillo como obtener una fotografía de mayor tamaño.
Es tal la carga de procesado que requiere una fotografía en 200 megapíxeles, que Samsung no se atreve a procesarlas como lo hace disparando a 12 megapíxeles. Para suerte de los puristas de la fotografía y apasionados de los resultados naturales, esto es una gran noticia. El modo de 200 megapíxeles no solo ofrece más detalle, sino que las fotografías dejan de tener ese look sobresaturado.
En este ejemplo podemos ver las diferencias en color. En el modo automático destacamos cómo el rojo (el azul tampoco se libra) es una de las obsesiones de Samsung a la hora de añadir un boost de color. Esa obsesión desaparece por completo cuando disparamos a 200 megapíxeles.
Si hablamos de nitidez, hablamos de dos mundos. Al ampliar, por puras matemáticas, la fotografía de 200 megapíxeles tiene más información. Del mismo modo, al no haber sharpening tan marcado ni esos malos hábitos de procesado, tenemos una fotografía mucho más natural. El único problema es que las fotos son bastante blandas y, en ocasiones, algo lavadas.
No tenemos claro si disparar a una resolución tan alta hacía inevitable la presencia de un grano notable que incomodase a Samsung, pero en las fotografías a 200 megapíxeles, tras ampliar como se esperaría en una foto a esta resolución, presentan esta problemática.
Los 50 megapíxeles son un paso intermedio. El procesado es el mismo que cuando disparamos a 200 megapíxeles (no hay sobresaturación, más natural, pero bordes más difusos y lavado). Visto el extra de nitidez que aportan los 200 megapíxeles, este modo de 50 se me plantea como algo más testimonial, aunque tiene su sentido cuando queramos fotografías sin carga de procesado.
Por si no era suficiente con los 200 megapíxeles, Samsung presume de haber integrado Expert RAW en la app de cámara. Han colaborado con Lightroom para que sea el editor por defecto de Expert RAW, y este es el modo estrella para sacarle el máximo potencial a la cámara. No obstante, lo primero que me pregunté fue, ¿qué diferencia hay entre disparar en Expert RAW y disparar en el modo profesional, en RAW?
Mi hipótesis estaba bastante clara: Expert RAW estaría procesado y el modo RAW del modo profesional sería lo más parecido a un RAW en bruto. Algo similar a lo que pasaba hace tan solo dos años con el terrorífico ProRAW de los iPhone 13 Pro y el magnífico RAW en bruto al que tan solo podíamos acceder con apps de terceros. En el caso de Samsung, he de decir que ambos RAW son una maravilla.
El principal inconveniente es que no podemos disparar a 200 megapíxeles en modo RAW. Un RAW a 50 ya ocupa unos 120 megas, por lo que quizás (por más 256 GB base que tengamos), tener archivos de 200 megapíxeles y casi medio giga no serían algo viable. Dicho lo cual, empecemos por Expert RAW, el modo que Samsung quiere que uses.
He querido comparar las diferencias entre Expert RAW y RAW. Los resultados son brutales. Los resultados son exactamente los que esperaba: RAW desde el modo Pro es el RAW que todo fotógrafo querría. No tiene tanto margen para editar como el ProRAW de Apple, pero la naturalidad y nitidez dejan, sencillamente, sin palabras. Expert RAW es un RAW procesado, con más posibilidades para controlar el HDR, pero con un color, tono y exposición bastante artificiales.
Lo que ves arriba es el mejor ejemplo de cómo la fotografía computacional está matando la naturalidad. Sin contexto, tan solo comparando con lo que hacen todos los gama alta, el disparo a 12 megapíxeles es nítido. Si saltamos a 200 megapíxeles notamos que no lo era tanto, y si disparamos en RAW de verdad vemos lo que es capaz de hacer el sensor. Recomiendo fijarse en el detalle fino del cabello y el ojo, en la fotografía a 12 MP el detalle artificial está marcadísimo, también en la piel.
Zoom y ultra gran angular
Por el ultra gran angular pasaremos rápido ya que es el sensor secundario más débil de este Galaxy S23 Ultra. Tanto, que durante esta semana de uso casi se me olvida su existencia. Cuando hablemos de zoom entenderás por qué. La nitidez no es su punto fuerte, se nota que no es demasiado luminoso y, aunque ocupa una buena posición si lo comparamos con la competencia, no es una cámara que brille. Es mejor que el del año pasado, sobre todo en las esquinas, pero la nitidez de las imágenes es escasa.
Samsung sigue siendo absoluto rey en lo que respecta al zoom. Es la única que incorpora dos teleobjetivos, una importante ventaja competitiva sobre sus rivales. Este año, la principal mejora la notamos al usar el 10X para llegar, de forma digital, a 30X. Se han refinado los algoritmos para obtener fotos más limpias y... los resultados son salvajes. Pero empecemos por el principio.
El primer teleobjetivo de este teléfono es un 3X. Es una delicia disparar con él y, si bien no llega a tener la calidad final del sensor principal, invita mucho a ser usado. El procesado es similar al que vemos en el sensor principal, para bien y para mal.
Y decimos similar, que no idéntico, porque Samsung parece entender que cuando disparamos con el teleobjetivo no buscamos ese extra de sobresaturación. Los disparos son algo más planos, preservan algo más de ruido (aunque esto no es del todo consistente) y son algo menos agresivos procesando HDR. Una gran noticia para los que buscan naturalidad.
Pese a estas pequeñas diferencias en el procesado, hay bastante consistencia cuando disparamos, tanto en HDR como en colorimetría. Samsung tiene más que controlado el trabajo con este sensor 3X y, aunque se hubiese agradecido un salto en el mismo, los resultados no decepcionarán a nadie.
Pero la magia del zoom de este dispositivo, en opinión de servidor, surge cuando empezamos a usar el 10x, y de ahí en adelante. Teleobjetivos de dos y tres aumentos son la norma, pero teleobjetivos equivalentes a 230mm con una calidad destacable son una excepción.
Comparando con su competencia directa, lo del 10X del S23 Ultra es salvaje. El año pasado ya era nítido, y este año tenemos tanto las pequeñas mejoras en el procesado que vimos con el sensor principal como un importante salto si queremos ir más allá y tirar de zoom digital. La app nos invita a saltar desde el 10X al 30X, quedando el 100X relegado al plano más testimonial.
El curso pasado, el 30x no era demasiado aprovechable. Hablamos de un importante aumento en zoom digital, y el trabajo que realice el software es capital. Esta generación querrás disparar en 30x, tendrás fotografías aprovechables en este rango de zoom y la experiencia más versátil, con diferencia, a la hora de escoger tu distancia de disparo.
Modo retrato
El año pasado, Samsung cambió los algoritmos de su mapa de profundidad para el modo retrato. Esto permitió que Samsung por fin tuviese un recorte preciso. Este año los resultados son prácticamente idénticos a lo que vimos el año pasado. Tenemos un recorte preciso, aunque empezamos a tener peticiones extra. Hemos notado una importante diferencia entre la nitidez de las caras al disparar en 3x frente a disparar en 1x.
Salvando la distancia de disparo, el S23 Ultra lava mucho más cuando dispara en 1x y le cuesta mantener la nitidez constante. También nos gustaría que Samsung bajase una marcha con el bokeh. Por defecto dispara casi al máximo (5/7), quedando en un punto mucho más natural la fotografía si reducimos la cantidad de desenfoque.
Fotografía nocturna
Los resultados nocturnos van en la tónica de lo visto por el día. Las fotografías están en la línea de lo que vemos en la gama alta actual: resultados ultra procesados, bastante vistosos, aunque artificiales. El modo automático funciona muy bien, con un modo noche que no salta tan rápido como esperábamos (algo positivo) y un equilibrio general correcto.
El control de altas luces es bastante bueno, y no suele dejarse prácticamente nada. Siempre y cuando no ampliemos en exceso, tendremos las fotografías que esperaría cualquier usuario en condiciones de baja luminosidad. Pero, si queremos rescatar el potencial del sensor, siempre podemos recurrir a las fotografías de 200 megapíxeles, donde la conversación cambia al completo.
A 200 megapíxeles sucede lo mismo que pasaba por el día: las fotos son algo más blandas y no hay esa carga tan bestia de procesado. El resultado son fotografías mucho más naturales, con colores más reales y un detalle que se puede aumentar fácilmente en post-edición. Tengo claro que esta cámara nace por y para disparar en alta resolución si de verdad queremos aprovecharla. Es como tener dos cámaras distintas el comparar los 12 MP con los 200.
Los ultra gran angular y teleobjetivo 3X (el 10X mejor evitarlo) se pueden seguir utilizando por la noche. No son los sensores de los que más detalle podamos esperar, pero con ayuda del modo noche tenemos resultados más que decentes.
Selfie
El selfie es más que correcto en este Samsung Galaxy S23 Ultra. El modo retrato es más agresivo de lo que nos gustaría, aunque realiza bien su función. En la cámara frontal sí que notamos un exceso de sharpening que hace que las pieles luzcan menos naturales de lo que nos gustaría. Por desgracia, esta es una tónica habitual en los fabricantes de gama alta, no solo un asunto de Samsung.
Aunque caiga la noche el selfie sigue resistiendo bien y, si se complicase el asunto, el modo noche entraría en acción. Nos gusta que el balance de blancos no tienda al cálido de forma excesiva. En definitiva, un apartado del selfie muy correcto para obtener buenos resultados en cualquier situación lumínica.
Vídeo
El vídeo del Samsung Galaxy S23 Ultra también ha mejorado bastante. El principal salto se nota en la grabación 8K, siendo el mejor exponente con diferencia en este punto. El año pasado había problemas con la estabilización y calidad final, pero este año grabar en 8K (si tenemos en cuenta el brutal impacto que tendrá sobre el almacenamiento interno) es una delicia.
El trabajo en estabilización es muy bueno, y tanto 4K como Full HD se comportan bastante bien. Lo que sí hemos notado es algo parecido a lo que pasa en 12 MP vs 200 MP. Cuando grabamos en 8K, Samsung no se atreve a procesar tanto los vídeos. El resultado es que estos son mucho más naturales, más allá del detalle adicional que ganamos por grabar en esta resolución. El ISP trabaja en tiempo real para añadir algo de nitidez a las caras, controlar las luces y ayudar a procesar información al tiempo que grabamos.
Este es el mejor vídeo en Android hasta la fecha, si analizamos de forma objetiva nitidez partiendo del 4K, rango dinámico y estabilización. El máximo grado de nitidez en 8K, una estabilización de primera, control del ruido sobresaliente y una IA que actúa en tiempo real para corregir cualquier nimiedad que pueda perjudicar el resultado final.
Si tienes la pequeña chispa de pensar que es un gran móvil para subir contenidos en vídeo a redes sociales, he de llegar con un pequeño jarro de agua fría. Si grabamos en 4K 60 FPS desde la cámara principal, logramos que luz directa (artificial o natural) apunte hacia nosotros y todo está a nuestro favor, los resultados serán correctos, aunque con un sonido bastante metálico fruto de la compresión de Instagram en Android. En cuanto la luz cae (no hace falta que sea de noche, solo que la fuente de luz artificial o natural no nos apunte directamente), los resultados dejan algo que desear.
Samsung Galaxy S23 Ultra, la opinión de Xataka
No es fácil de explicar. El Samsung Galaxy que, a priori, menos ha evolucionado respecto a la generación anterior es, precisamente, el Samsung Galaxy que llevo años esperando. Un diseño que funciona, pantalla sobresaliente, el mejor procesador que se puede montar en un Android, buena batería, buen apartado auditivo y una cámara que, por fin, está a la altura (e incluso supera en varios aspectos) a los mejores móviles del mercado.
El Samsung Galaxy S23 Ultra es (casi) todo lo que se le puede pedir a un Android, y no es sencillo encontrarle puntos débiles. One UI sigue siendo una ROM pesada, aunque es el precio a pagar por las múltiples opciones que ofrece. La cámara ha dado un importante salto adelante, con un modo de 200 megapíxeles que tiene cierto sentido, aunque arrastra la losa de un procesado algo blando y bastante lavado. Salvando estos dos puntos, poco más puedo achacarle.
La mayor problemática con este teléfono está en casa: el Samsung Galaxy S22 Ultra. Estos saltos en potencia y cámara no serán demasiado apreciables para el usuario medio, y los 1.409 euros de factura final que tiene este S23 Ultra hacen que el modelo de generación anterior, que ya puede comprarse por unos cuantos cientos de euros menos, se antoje más goloso que nunca.
9.4
A favor
- Esta es la cámara que quería ver en un Galaxy S.
- Bienvenido seas, Qualcomm.
- El móvil, en su conjunto. Es el Android que cualquiera querría tener.
En contra
- La pantalla es sobresaliente, pero hemos de penalizar que repita las tecnologías del año pasado.
- One UI es una gran ROM, aunque un poco más de limpieza sería bienvenida.
- Los 1.400 euros parece que llegan para quedarse.
SAMSUNG Galaxy S23 Ultra, 256GB + Cargador de 45W - Smartphone Android, Batería de 5000 mAh, Smartphone Desbloqueado, Color Rosa (Versión Española)
El dispositivo ha sido cedido para la prueba por parte de Samsung. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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