Hay veces en las que una cifra dice más que mil palabras, y en el caso del turismo malagueño parece cumplirse a rajatabla: el pasado verano los hoteles de la ciudad acogieron a unos 418.000 viajeros, muy por encima de los 132.700 anotados durante los mismos meses de 2005. Y eso es solo lo que registra el INE en su encuesta hotelera. ¿Qué supone ese boom para el municipio? Hace poco (en un informe no pensado para trascender a los medios) el Ayuntamiento lo valoró con palabras de una rotundidad poco habitual.
Incluso deja entrever su preocupación.
Negro sobre blanco. Así, de forma franca y sin pelos en la lengua, es cómo se ha pronunciado el Ayuntamiento de Málaga sobre el boom turístico de la ciudad en un informe publicado hace unas semanas. No es frecuente que esa clase de documentos, técnicos, habitualmente áridos y que forman parte de la 'cocina interna' de la burocracia local, se conviertan en noticia. Si este lo ha hecho es por su tono.
Málaga, "saturada". Que el turismo ha alcanzado tal nivel de masificación en Málaga que empieza a generar tensiones no es ninguna novedad. En verano miles de vecinos salieron a la calle para protestar por la saturación de la ciudad, un problema que ha despertado el interés de la prensa extranjera y caldeado el debate político. Lo que no es tan habitual es que el Consistorio exponga un escenario tan descarnado como el del informe técnico que elaboró a finales de 2024.
En él la administración local admite que Málaga "está experimentando niveles de saturación turística sin precedentes", sobre todo en el centro histórico, y advierte: "Este fenómeno provoca que ciertas áreas superen su capacidad de carga, afectando negativamente tanto a residentes como a visitantes". Por si eso fuera poco, el documento recuerda que la masificación de ciertas zonas concretas "congestiona", reduce la calidad de vida de los residentes y los propios visitantes y afecta a la economía local.
La otra factura del turismo. "La presión turística puede causar la expulsión de negocios autóctonos y de valor añadido, siendo reemplazados por tiendas de souvenirs y otros comercios orientados exclusivamente a turistas", añade el texto. "El aumento de turistas impulsa la aparición de alojamientos ilegales o de baja calidad, afectando tanto a la seguridad de los visitantes como la imagen de la ciudad".
El documento se incluye en la documentación de un concurso público con el que el Ayuntamiento busca precisamente "desestacionalizar" el turismo de Málaga. Y desde que se firmó, a finales de noviembre de 2024, ha llamado la atención tanto de medios andaluces como del resto de España. Tal ha sido su alcance que el propio alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre (PP), ha tenido que matizar su contenido.
Saturada, pero solo a veces. Hace unos días el regidor quiso quitar hierro al documento de su propio Ayuntamiento aclarando que, en su opinión, la saturación turística es solo un problema puntual, de "ciertos momentos y días".
"Quizás hay que precisar en ciertos momentos porque no es un tema permanente", reivindica de la Torre antes de recordar que el Consistorio ya trabaja para crear "nuevas centralidades" en Málaga. De hecho uno de los objetivos de la licitación que ha desatado la polémica busca precisamente eso: activar rutas alternativas turísticas que ayuden a distribuir la carga de visitantes, desahogando el centro.
¿Por qué es importante? Por varias razones. La primera es que hay una idea alarmante que sobrevuela el informe: la posibilidad de que Málaga muera de éxito turístico. Y España ya ha comprobado que eso no es tan difícil.
Hace poco una de las guías de viaje más populares entre los angloparlantes desaconsejó a sus usuarios visitar Mallorca, Barcelona y Canarias en 2025 precisamente por su masificación. En el documento malagueño se advierte de que la saturación perjudica a los lugareños, pero también a los visitantes, y puede degradar "la experiencia" que tienen en la ciudad.
Novedoso sí, nuevo no. Otro motivo es que el informe municipal no hace otra cosa que confirmar un problema, el de la turistificación, que en Málaga ha generado ya varias protestas vecinales, encarecido la vivienda y obligado al alcalde a mover ficha mientras la oposición le reclama una respuesta más dura.
De hecho el informe que acaba de publicar el Consistorio no es el primero que advierte de los riesgos de la masificación. En 2005 el observatorio OMAU ya prevenía de las "tensiones" que podrían derivarse de las "numerosas visitas turísticas". Desde entonces el flujo de viajeros se ha disparado.
Imágenes | Jorge Franganillo (Flickr) y Robert Lender (Flickr)
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