Oficiosamente, el panorama del streaming está sumido en el caos absoluto. Hace unos pocos meses no habríamos sido capaces de prever el desbarajuste de decisiones, de promesas incumplidas, de objetivos a los que no se ha llegado que se han desatado entre las plataformas. Y eso que tuvimos un aviso muy claro hace ahora un año: Warner confirmaba que estaba en problemas financieros y que había que reducir gastos co-mo fue-se.
Warner: pistoletazo de salida. Warner fue la que dejó claro con la cancelación de una 'Batgirl' prácticamente acabada y la retirada de cantidades ingentes de material de su plataforma HBO Max que había que reducir gastos. Era una política consecuencia de una serie de malas decisiones en los tiempos de pandemia, y la cosa sigue: hace unos meses aniquiló en Estadpos Unidos su marca HBO para aglutinar todas sus plataformas en una sola, Max.
Cada una con sus crisis. Después de este abrupto arranque, y que en el caso de Warner no tiene visos de acabar (sobre todo teniendo en cuenta que en ciertas cuestiones estratégicas, como montar un universo de superhéroes propio, la cosa no pinta tampoco demasiado bien), hemos ido sabiendo que el resto de las plataformas tenía problemas propios de los que ocuparse. Por ejemplo, Disney: hace poco supimos que la compañía habría llegado incluso a ser demandada por sus propios inversores por ocultar los verdaderos costes de explotación de la plataforma para alcanzar las elevadas cifras de crecimiento previsto.
Arriba los precios. Mientras tanto, todas las plataformas suben los precios, que nunca es señal de que las cosas vayan bien, porque son conscientes de que decisiones de este tipo generan rechazo y, en muchos casos, obligan a los espectadores a escoger entre varios servicios. Disney+ subirá los precios (no mucho tiempo después de la última subida) y Netflix no solo hace lo propio, sino que -también como Disney+- pone en marcha medidas para que los usuarios no compartan cuentas.
Conclusión: todas mal. Más allá de problemas puntuales de cada plataforma (por ejemplo, Prime Video: no hay cifras de audiencia, pero distintos estudios apuntan a que 'El Señor de los Anillos: Anillos de Poder' y 'Citadel' no han tenido audiencias a la altura de sus monstruosos presupuestos), lo cierto es que hay una crisis generalizada. Cuando todas las grandes productoras (encabezadas por Disney) detectaron que Netflix era una competidora temible, se aliaron para dejar de proporcionarle material para su catálogo y abrir sus propias plataformas. Buena idea sobre el papel, no tan fácil de ejecutar, como se ha podido comprobar.
A Netflix para ver HBO. Un paso inaudito y simbólico lo ha dado HBO, que continúa recortando gastos de donde puede: licenciando algunas de sus series a Netflix. Lo ha hecho con 'Band of Brothers', 'A dos metros bajo tierra', 'Ballers', 'The Pacific' o 'Insecure'. Y es cierto: no hablamos de 'Succession', 'Juego de Tronos' o 'Los Soprano', pero el paso no tiene marcha atrás. Las series siguen estando en HBO, pero están disponibles también en Netflix, su competencia más directa (donde además pasan a estar entre las más vistas porque, claro, son en muchos casos mejores que las de la propia plataforma).
La guinda: 'Dune'. De nuevo, un paso que tiene un simbolismo muy potente en esta guerra de las plataformas: en Estados Unidos, 'Dune' de Denis Villeneuve se está viendo en Netflix. Ya no hablamos de una serie prestigiosa, pero de fondo de catálogo y con unos cuantos años a sus espaldas. Hablamos de uno de los estrenos más potentes de Warner en los últimos años, un éxito de taquilla que además se convirtió en abanderada de HBO Max en los complicados años de la pandemia. Pero la plataforma de Warner la ha rentabilizado ya y además, como apunta Vox, este paso por Netflix puede generar interés en el público por 'Dune 2'.
La guerra ha terminado (más o menos). Lo que nos deja esto es una curiosa situación en esta guerra del streaming: Netflix es el común denominador del sector, es el sinónimo mismo del negocio, por encima de cualquier otra marca. Su éxito disparó la competencia, obligó al resto de plataformas a tomar posturas ciertamente agresivas y ahora... les ofrece un salvavidas para sanear sus cuentas. No es exactamente una victoria, pero quizás apunte a un futuro menos diverso. Y aún más complicado.
Cabecera: Warner
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shacktar
El movimiento de HBO tiene mucho sentido.
Ellos ya han rentabilizado la película (que además tuvo que lidiar con bajas taquillas postpandemia) y ahora que tienen a la vuelta de la esquina dune2, abren el abanico a muchos mas usuarios.
Me parece muy inteligente y una decisión tomada desde la estrategia empresarial, dejando de lado fanboyismos de si esta peli es mía y solo mia.
Algo parecido pasará con Microsoft y ya pasa con sony en los videojuegos. Con el tiempo sacan sus “exclusivos” y los abren a más plataformas para seguir rentabilizando.
Víctor Demóstenes
El woke Dune me ha gustado sólo a medias:
Que Liet-Kynes sea una mujer es infumable y va completamente en contra de la obra del autor, primero del propio Frank Herbert y después de las precuelas escritas por su hijo. Lo peor es que esa decisión no mejora la película. En todo caso, si la comparamos con la interpretación de Max von Sydow el Dune de Lynch, existe un empeoramiento muy notable.
Es decir, si se decide que Samuel L. Jackson interprete a Nick Fury, poco importa si el Fury original de los comics era blanco, porque Jackson hace un papel soberbio, difícilmente mejorable. Además, cambiar de "raza" al personaje no altera la historia, mientras que el cambio de sexo (¿operación u hormonas de por medio?) sí que modifica la historia (de las precuelas de Brian Herbert).
Los efectos especiales y la fotografía de la peli... por supuesto que son buenas. Pero llamadme raro o nostálgico: a mí me gustó mucho la voz en "off" de la versión de Lynch. Ese tono reflexivo, aunque Lynch renegase de su obra, se adapta muy bien a la novela de Herbert.
Leto y Paul Atreidis están muy bien interpretados. A Zendaya se le ve menos, como es lógico, en esa primera parte, pero confío en ella, aunque lo tiene muy difícil competir con Sean Young.
La versión del Barón Harkonnen me ha parecido intrigante. Es muy diferente a la de Lynch, pero muy interesante. Quizá la versión de Lynch sea un tanto infantilona, pero se ajustaba bastante a la descripción del barón en los libros. En esta versión de Villeneuve vemos a un Barón mucho más oscuro, menos colérico, pero, con ello, quizás más peligroso.
Donde se vuelven a perder muchos puntos -después de lo de Liet Kynes- es con la interpretación de Lady Jessica. La actriz elegida por Villeneuve actúa muy bien -nada que objetar a sus dotes interpretativas-, pero no convence. Simplemente, le falta carisma y no está a la altura de este importantísimo personaje. Recordemos que Jessica iba a ser la abuela del ser supremo y acaba siendo su madre. Se trata por lo tanto de una mujer suprema en sí. Recordemos que Leto Atreidis se enamora de ella. Pero Rebecca Ferguson no está a la altura. La interpretación es buena, pero el carisma no lo es. ¡Nada que ver con la magnífica Francesca Annis de Lynch, de la que emana un auro muy acertado en la versión de 1984!
Hay actores muy buenos y hay actores con carisma (como, por ejemplo, Sean Connery). Y luego hay actores muy buenos y con carisma. Lamentablemente, Rebecca Ferguson no pertenece a esta última categoría y eso era lo que yo esperaba de la extraordinaria Lady Jessica.