La fotografía no es verdad. Es un malentendido que se extendió desde el día de su presentación para darle más importancia. Sin embargo, es la única manifestación artística que exige al autor estar en el sitio justo en el momento perfecto. Con el auge de la fotografía digital y la IA, cada vez nos entran más dudas sobre su autenticidad, así que vamos a ver cómo podemos descubrir si una imagen ha sido editada.
La fotografía solo nos muestra la realidad del fotógrafo, que nada tiene que ver con lo que realmente está pasando. Pero una vez hecho el disparo, todos esperamos ver lo que plasmó su autor. No podemos olvidar que estamos ante una interpretación, así que los límites de la edición pueden variar según el destino final de la fotografía.
Los límites de la edición y cómo detectarlo
No es lo mismo publicar en un periódico que presentar la imagen en una galería de arte. En el primer caso, esperamos ver el punto de vista del autor en el momento justo del disparo; pero en el segundo aceptamos la interpretación técnica de la escena. Nos importará si la imagen es buena y es aquí, si queremos, si tratamos de detectar si una imagen ha sido editada.
Es un tema tan antiguo como la fotografía digital, ¿dónde están los límites de la edición? En el fotoperiodismo no debería cambiarse nada más allá del contraste y la luz y debería ser sincera. En el mundo de la moda no deberían cambiarse las facciones o el cuerpo de los modelos para no crear falsos estereotipos. Pero en el resto de las especialidades la libertad es absoluta.
Muchos fotógrafos abogan por una fotografía pura, en la que no se toca el archivo una vez sale de la cámara, pero se les olvida decir que ajustan todo en el momento del disparo, eligiendo uno u otro perfil, echando vaho en el objetivo... Al final siempre tenemos que interpretar la información que llega al sensor.
Si quieres saber si una fotografía ha sido manipulada, si sospechas que lo que ves no pasó realmente ante el autor del disparo, aquí tienes varias formas de confirmarlo.
Lo primero que tienes que hacer es observar la imagen con detenimiento. Si algo ha llamado tu atención, tienes que tirar de ese hilo. Es más difícil si nos encontramos con un archivo de poca calidad, donde la compresión difumina los errores de edición.
Hay que estar atentos a los siguientes aspectos para saber si lo que estamos viendo es real:
La piel de un retrato es demasiado lisa
La piel tiene poros, arrugas, granos... No existe la piel perfecta. Algunas veces se esconde bajo el maquillaje, pero los programas de edición se encargan de recrear ese efecto liso de cera tan poco natural que estropea la expresión y naturalidad de un rostro.
Retocar bien la piel no es sencillo, hay que conocer bien Adobe Photoshop y pasar muchas horas delante del ordenador. Cuando terminas de hacerlo, te sientes grande si has conseguido la naturalidad.
El mal uso de la herramienta Licuar
Muchos intentan disimular la curva de la felicidad con la herramienta Licuar. Se olvidan siempre de que hay que utilizarla correctamente. Si no tienes cuidado, todo lo que rodea a tu figura se verá deformado.
Por eso tenemos que estar atentos a las líneas que rodean a la figura principal por si tienen algún abombamiento poco natural.
El mal uso de la herramienta Tampón de clonar
El gran problema de la fotografía actual. Más que la herramienta en sí, es el mal uso que se hace de ella. Con el Tampón de clonar se crean patrones inexistentes y efectos extraños como bordes difuminados.
Es una herramienta perfecta para quitar algún elemento aislado. Pero si queremos tapar una gran superficie, puede que no sea lo más recomendable si no tenemos experiencia.
Las luces no coinciden
Tan importante es la luz como la sombra. A algunos fotógrafos se les olvida que si un objeto está iluminado, la sombra tendrá que estar al otro lado. El problema es que es complicado hacerlo bien.
Si se hacen fotomontajes, no tiene sentido que la luz incida desde distintos ángulos a los objetos o personas que aparecen en la fotografía.
Fallar en las selecciones
Una de las mejores retocadoras del mundo siempre decía en sus clases que si dominas las selecciones dominas el mundo de la edición. Si los bordes de un objeto están muy recortados, o quizás demasiado difuminados, es señal inequívoca de una edición demasiado forzada.
Y no es necesario conocer herramientas complicadas para lograr un buen resultado a la hora de seleccionar, pues en algunos casos funciona hasta el Pincel. Solo hay que saber dar los pasos correctos para lograrlo, siempre según sea la fotografía.
Herramientas para detectar una fotografía demasiado editada
Afortunadamente, si tenemos dudas o no estamos seguros de lo que estamos viendo, existen páginas en internet donde podemos colgar la fotografía en cuestión para confirmar nuestras sospechas.
Incluso si nos atrevemos, podemos entrar en GitHub para instalar en nuestro ordenador una herramienta desarrollada en colaboración con Adobe que permite resaltar las zonas de la fotografía que han sido manipuladas.
Pero si no dominamos Adobe Photoshop, os presentamos tres páginas para analizar las fotografías que nos llena de dudas.
FotoForensics es uno de los clásicos. Permite analizar tanto una fotografía que tengamos en nuestro ordenador como una que esté en internet. Solo tenemos que subirla y de forma inmediata, siempre que pese menos de 10 MB, veremos una trama que nos permitirá albergar más sospechas.
Otra página que podemos consultar es Image edited?. Es mucho más sencilla que la anterior, puesto que se limita a leer los metadatos de un archivo que tengas en tu ordenador. Y detecta si la imagen ha pasado por Adobe Photoshop. Así descubres el contraste, la saturación y todas las herramientas usadas.
Como última opción siempre podemos acudir a Google Imágenes. Cuando abramos este buscador, pinchamos en la cámara y subimos la fotografía dudosa. Automáticamente, veremos todas las fotografías similares que nos podrán aclarar si estamos ante una imagen manipulada.
A la hora de retocar nuestras fotografías, tenemos que saber el camino que queremos seguir. No es fácil si no tenemos experiencia. Y con la IA cada vez será más fácil. La única solución es aprender a leer la imagen para tratar de descubrir si lo que miramos es lo que vio el fotógrafo.
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