Los responsables de Intel han realizado diversas pruebas con varios de sus procesadores y diversas cargas de trabajo para poder ofrecer unas cifras oficiales del impacto que tiene corregir los problemas de seguridad Meltdown y Spectre descubiertos hace unos días.
En esas pruebas han evaluado el comportamiento de equipos basados en procesadores de la 6ª, 7ª y 8ª generación de procesadores Intel Core con Windows 10, y como indican, "no anticipábamos un impacto significativo sobre el rendimiento para el usuario medio, y los datos que compartimos hoy apoyan estas previsiones sobre estas plataformas".
En la mayoría de los casos el impacto es reducido según Intel
En Intel han querido ofrecer unos resultados iniciales —importante calificarlos así para no afirmar nada demasiado categórico— con pruebas realizadas con suites de pruebas como SysMark2014SE, PCMark 10 o 3DMark.
En Intel han utilizado sobre todo equipos con unidades SSD salvo por un equipo algo más antiguo con un Skylake, Windows 7 y un disco duro convencional —en ningún caso se especifican configuraciones exactas—. Los resultados, en cualquier caso, confirman según Intel esas estimaciones preliminares, y si hacemos caso a esos datos podemos esperar estos impactos:
- 8ª Generación (Kaby Lake con el Core i7-8650U, Coffe Lake con el Core i7-8700K): impacto inferior al 6% en tareas ofimáticas y de creación de contenidos, y solo en casos específicos de "aplicaciones web con operaciones complejas de JavaScript" puede haber un impacto de hasta el 10%. En juegos el impacto es mínimo.
- 7ª Generación (Kaby Lake-H con el COre i7-7920HQ): resultados muy similares, y por ejemplo el impacto era inferior al 7% en tareas ofimáticas y de creación de contenidos.
- 6ª Generación (Skylake-S con el Core i7-6700K): sin grandes variaciones, impacto inferior al 8% en tareas ofimáticas y de creación de contenidos.
Resultados esperanzadores, pero no todo está dicho
En la tabla ofrecida por Intel se pueden ver todos los resultados, y allí se confirma que efectivamente en la mayoría de las pruebas los parches no afectan demasiado al rendimiento de los equipos con estas cargas de trabajo.
Solo en una prueba específica, la llamada "Capacidad de respuesta" (Responsiveness) de SYSMark 2014 SE se aprecian caídas más acusadas, y en un caso concreto, el del Core i7-6700K con Windows 10 y un SSD el resultado era algo más preocupante y el rendimiento bajaba al 79% con respecto a esa máquina sin parchear.
Resulta curioso comprobar cómo la presencia de un disco duro parece ayudar a que el impacto no se note tanto y el rendimiento apenas empeore (en algunos casos, de hecho, mejora ligeramente). Aquí parece que esos tiempos de acceso y anchos de banda algo más elevados ayudan a que los procesadores puedan trabajar con algo más de margen de maniobra.
Los responsables de Intel han indicado que a estos resultados pronto les podrán sumar los de otras pruebas que están realizando en "plataformas móviles y sobremesa lanzadas en los últimos cinco años".
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