Hace un tiempo un grupo de economistas de la Universidad de Tennessee se hizo una pregunta peculiar, por los conceptos e ideas que combina y también sus implicaciones: ¿influye la jornada escolar de los hijos en la tasa de divorcio de los padres? Si el tiempo que los niños pasan en la escuela afecta claramente a la dinámicas de las familias, condicionando aspectos tan básicos como las horas de las que disponen los adultos para otras tareas, ¿interfiere ese factor en las rupturas de pareja? Y si es así, ¿cómo? ¿Y por qué?
Tras cruzar datos escolares y de separaciones registrados durante varios años en México, las expertas llegaron a una conclusión curiosa: la ampliación de las jornadas escolares o tener un mayor acceso a escuelas con horarios extendidos sí parece afectar a las tasas de divorcio. Las aumenta.
Jornadas escolares (y algo más). A lo largo de los años se han publicado artículos (muchos) sobre cómo los diferentes modelos de jornada escolar afectan a los alumnos, su rendimiento, el abandono escolar o el "bienestar infantil". El debate es viejo y enraíza en un dilema sobre el que han corrido ríos de tinta: ¿jornada escolar continua o partida? Hay quien asegura que esa respuesta tiene implicaciones que van mucho más allá de las aulas, como la brecha de género, las diferencias de oportunidades o la pobreza familiar.
Un nuevo factor: los divorcios. María Padilla-Romo, Cecilia Peluffo y Mariana Viollaz, de la Universidad de Tennessee, han sumado otra variable a la compleja ecuación de la jornada escolar y sus derivadas: las separaciones. Y lo han hecho partiendo de una pregunta muy específica: ¿Cómo afecta la ampliación de la jornada lectiva a las tasas de divorcio?
Para averiguarlo echaron mano básicamente de dos fuentes, los registros estadísticos de rupturas matrimoniales y datos escolares sobre la ampliación de la jornada escolar en las escuelas primarias públicas. En México encontraron bases de datos para ambos frentes, así que el país acabó convirtiéndose en su particular (y enorme) laboratorio. Los datos que obtuvieron e interpretación acaban de plasmarlos en un ensayo publicado en Journal of Public Economics.
¿Pero qué analizaron? Las investigadoras aprovecharon un fenómeno que jugó en su favor: la "expansión a gran escala" del modelo de Escuela a Tiempo Completo (full-time schools, o ETC, con una "jornada extendida" de entre seis y ocho horas) en los municipios mexicanos de 2007 a 2016. Para ser más precisos, las economistas recurrieron a datos censales del seguimiento del programa ETC de la Secretaria de Educación Pública que se correspondían con el curso 2007/2008, en el que empezó a aplicarse, y el 2015/2016.
Luego compararon el grado de implantación de ese programa de jornada escolar expandida por municipios y se fijaron en las mujeres en trámites de divorcio que había en cada una de esas localidades. En resumen, cruzaron datos. La información sobre rupturas matrimoniales la obtuvieron del Instituto Nacional de Estadística y Geografía mexicano (INEGI), donde consultaron los casos tramitados entre 2000 y 2016.
Y llegó la sorpresa. Tras trabajar con los diferentes registros, las investigadores descubrieron que parece haber una relación marcada entre la prolongación de la jornada escolar en los centros de primaria y las rupturas. Al menos en México. "Encontramos que la ampliación de la jornada lectiva en 3,5 horas provoca un aumento significativo de las tasas de divorcio", explican las economistas en su artículo. "Además, el efecto se incrementa con cada año de exposición de los municipios a la escolarización a tiempo completo".
Un tendencia bien calibrado. Las expertas van más allá y comparten sus cálculos sobre la relación entre ambos factores, jornadas lectivas amplias y rupturas. "Encontramos que, como resultado de un aumento medio de la disponibilidad de ETC de 24 puntos porcentuales, la tasa de divorcios aumentó en 0,041 divorcios por cada 1.000 individuos (un incremento del 12,6 en relación con los divorcios en los municipios tratados el año anterior a la apertura del primer ETC)".
Es más, las investigadores incluso aprecian que "el efecto aumenta con el tiempo" y el incremento en la tasa de divorcios es más elevado cuando las familias disfrutan de las jornadas lectivas más largas durante siete años.
"Nuestras principales estimaciones sugieren que la disponibilidad de ETC dio lugar a 23.119 divorcios adicionales entre 2009 y 2016, o aproximadamente el 4,7% del número total de divorcios presentados durante ese período de tiempo", abunda el estudio. Sus autoras detectaron además otra tendencia clave: las jornadas escolares más largas dieron pie a tasas de divorcio mayores en zonas en las que imperaban sobre todo normas sociales menos tradicionales sobre el matrimonio, los divorcios y el trabajo femenino.
La pregunta: ¿Por qué? Alargar unas horas el tiempo que los niños de primaria pasan en sus escuelas puede parecer un tema menor, una decisión de alcance limitado y con efectos limitados al ámbito educativo, pero el artículo de Padilla-Romo y sus compañeras sugiere que no es así. Quizás sean unas horas, pero influyen más allá de las aulas. Y el motivo es que esa ampliación de las jornadas escolares es a su modo "una subvención implícita para el cuidado de los hijos".
Al tener a sus hijos durante un período amplio en las escuelas —en su web el Gobierno mexicano señala que en las ETC se trabaja con los niños de 8.00 a 16.00 h— los padres disponen de más tiempo. Sobre todo las mujeres, en las que recae habitualmente el cuidado de los retoños. Y esas horas pueden emplearlas en trabajar fuera de sus hogares, a cambio de un salario que refuerza su independencia económica.
Aunque las investigadoras reconocen que el mayor empleo entre las mujeres pueden tener otras consecuencias, como generar "conflictos", que las madres con una "pareja abusiva" permanezcan menos tiempo expuestas a ella o sencillamente aumentar al flujo de dinero que entra en casa, lo que facilita afrontar los gastos que conlleva un divorcio y separación, las investigadoras sugieren que el factor económico es fundamental para entender el fenómeno.
"Una fracción desproporcionada". "Las madres y otras integrantes femeninas de la familia dedican una fracción desproporcionada de su tiempo al cuidado de los niños. Las jornadas escolares más largas les proporcionan un aumento de su dotación de tiempo efectivo, lo que se traduce en mejores oportunidades de adquirir ingresos individuales", zanjan las tres autoras del estudio. "Como resultado, es probable que se alteren las posiciones de negociación en el hogar".
"Nuestros resultados muestran que la extensión de la jornada escolar dio pie a tasas de divorcio más altas en áreas con normas sociales menos tradicionales sobre el matrimonio, divorcio y la prioridad de las mujeres en los puestos de trabajo, donde la falta de acceso a guarderías era más probable que impusiera restricciones a la disolución de matrimonios. Documentamos que el resultado se debe en gran medida a mujeres de hogares con hijos en edad escolar".
No tan sorprendente. La conclusión de las investigadores de Tennessee es interesante, pero entronca con otros estudios previos que ya apuntaban la relación entre la jornada escolar, la economía doméstica y la situación de las mujeres.
En 2022 un informe elaborado por expertos del Centro de Políticas Económicas de Esade llegó a la conclusión de que la jornada escolar continua, concentrado en las mañanas, tiene dos efectos en los hogares: una pérdida de ingresos para las familias que estimaban en 8.048 millones al año y un aumento de la brecha de género derivado de que el 66,4% del tiempo de cuidado de los menores lo asumen las mujeres.
Imágenes | Alberto Casetta (Unsplash)
Ver 1 comentarios