Contar es fácil, hasta que deja de serlo. Y en Europa hay países que parece que van por libre cuando de formar ciertas cifras se trata. Aunque hay dos grandes corrientes (la germánica y la romance), dentro de los diferentes idiomas se pueden encontrar distintos sistemas para componer los números. La mayor parte de Europa lo hace de un modo, pero hay rebeldes como los franceses, los daneses y… los vascos.
De hecho, la forma en la que contamos está muy relacionada con las bases culturales de cada zona y hasta puede dejar ver diferencias dentro de un mismo país o territorio. Esto es algo que se ha llevado hasta al cine, con películas como la francesa 'Bienvenidos al norte' que muestra los choques culturales (y hasta de idioma) entre personas del sur y el norte del país.
En esa película se muestra cómo los protagonistas tienen problema con el dialecto local, amén de otras particularidades culturales. No hay que irse a Francia, ya que en España tenemos muy claras esas desigualdades, con varios idiomas oficiales dentro del mismo país y unas costumbres muy diferentes dependiendo del área geográfica en la que estemos.
Dejando a un lado los idiomas, también hay una división clara entre las zonas europeas que se puede apreciar en los diferentes sistemas de numeración posicional. Y el blog Mapologies ha escenificado esto a la perfección con un mapa de Europa y un solo número: el 99.
Pero antes de llegar al 99, hay que pasar por otros 98 números y prácticamente todos los idiomas tienen unas bases comunes. Hasta el 10, los diferentes idiomas son muy similares y también vemos similitudes a la hora de construir los números hasta el 20, con particularidades como el 11 y 12 en inglés y en otras lenguas germánicas. En el caso del castellano y otras lenguas romances, lo vemos en el 11, 12, 13, 14 y 15.
A partir del 20 es donde empezamos a ver las diferencias, dependiendo de si el sistema que usan es el decimal o el vigesimal. El decimal es el más extendido a nivel mundial debido a que, posiblemente, se empezara contando con los dedos de las manos (hay más teorías al respecto), pero también encontramos sistemas en los que la base es el número 20.
Por eso, mientras que en territorios como España, Portugal, Italia, casi todo Reino Unido, países nórdicos, el este de Europa y algunas zonas francófonas utilizamos el sistema decimal, en la mitad superior de Francia, Dinamarca y zonas del Cáucaso se utiliza el sistema vigesimal.
Ahora sí, llegamos al número 99. Si en el sistema de numeración decimal tenemos algo como noventa más nueve, en el vigesimal es cuatro veintes más diecinueve. Aunque no en todos los vigesimales es igual.
Ese sistema vigesimal puede tener una vuelta si se combina con la estructura germánica. Por ejemplo, los alemanes no hacen la suma 90 + 9, sino 9 + 90. Si aplicamos esa lógica al sistema vigesimal, tenemos algo como lo que ocurre en Normandía: 99 es 9 + 10 + 4 x 20. Es similar a la forma de componer los números que tienen los daneses y a la de algunas zonas de Gales.
Si ponemos la lupa sobre España, podemos ver que casi todos los idiomas de la Península Ibérica conjugan el 99 de igual manera. Noventa y nueve, noventa e nove, novanta y nueu, noranta-nou… y laurogeita hemeretzi.
Esa nota discordante es el euskera, que lo compone como 'laurogei' más 'hemeretzi', o lo que es lo mismo: cuatro veintes más diecinueve. Se parece al sistema vigesimal francés, pero también es similar a la forma georgiana, lengua con la que se encontraron similitudes hace unas décadas.
Más allá del 99
Números como el 99 son curiosos por la variedad a la hora de formarlos. Como decimos, dependiendo de la cultura o el territorio, el orden o la complejidad serán distintos, pero lo curioso es que pueden darnos muchos datos acerca de las raíces lingüísticas de nuestro continente.
Otro ejemplo tiene que ver con la centena. En el mapa superior se puede observar cómo hay una influencia muy clara del latín 'centum' en territorios como la Península Ibérica, Francia, el sur de Bélgica, Italia y Albania, mientras que en Reino Unido, Alemania, Suecia, Noruega o Islandia se comparte una raíz germánica.
En Europa del Este podemos ver la influencia baltoeslava y, curiosamente, volvemos a encontrar a zonas del Cáucaso y al País Vasco como singularidades con raíces lingüísticas que no están relacionadas con los territorios a su alrededor.
Con el mapa que nos muestra la raíz de los millares, tenemos un caso extremadamente similar al de las centenas, con una fuerte diferencia entre la zona Mediterránea con protagonismo de la raíz latina, la influencia germana y la baltoeslava, el crisol del Cáucaso y un País Vasco que, esta vez sí, está dentro de la influencia latina.
¿Nadie se acuerda del latín?
Lo que parece claro es que, más o menos enrevesados, los diferentes sistemas europeos se han alejado mucho del latín. Prácticamente, todos componen sus números con una suma o multiplicación de otros más pequeños y, volviendo al 99, el latín hacía una resta.
Es algo que encontramos de forma similar en una zona del norte del Cáucaso, donde 99 es 4 x 20 + 20 - 1, o en checheno con un sistema que vendría a ser cuatro veintes más uno hasta veinte. Pero en latín se complicaban menos: 100 - 1, o undecentum, que sería uno hasta el cien.
En Xataka | Txori, oiseau, pták, vogel: el mapa que traduce cualquier palabra a todos los idiomas de Europa
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