The Young Pope es sin duda una de las grandes sorpresas en las series de esta temporada, sobre todo por su temática. La serie narra la vida de un papa ficticio y muy especial: el primer papa norteamericano que, alejándose de lo que nos tiene acostumbrados el Vaticano, rezuma modernidad por los cuatro costados.
Es esa lucha entre el clasicismo de la curia vaticana y la modernidad del nuevo papa precisamente lo que vemos reflejado en la espectacular intro de la serie. Unos títulos de crédito aparentemente sencillos (Jude Law, que encarna al nuevo papa Pío XIII, camina delante de una hilera de cuadros) pero tremendamente simbólicos y significativos, que ya nos ponen sobre aviso: lo que vamos a ver en la serie no tiene nada que ver con cualquier recreación de la vida papal que hayamos visto anteriormente.
Estas son las diez obras que acompañan a Pío XIII en su presentación, y esta es toda la modernidad que reflejan.
La adoración de los pastores, de Gerard van Honthorst (1622)
Comenzamos con uno de los pintores caravaggistas que, siguiendo la estela de su maestro (Caravaggio, del que hablaremos más adelante), decidieron dejar atrás las tinieblas de la pintura barroca para jugar con la luz y convertirla en la absoluta protagonista de sus composiciones.
En La adoración de los pastores, la luz no proviene de ningún foco externo, sino que irradia directamente desde el pesebre donde ha nacido Jesús. El nacimiento de la figura central de la Iglesia: una clara referencia al nombramiento de un nuevo papa.
La entrega de las llaves a San Pedro, de Pietro Perugino (hacia 1482)
No hay nada más moderno en la pintura del Quattrocento italiano que el perfecto uso de la perspectiva que realizaron artistas como Perugino. Las líneas del pavimento, perfectamente trazadas, llevan a nuestro ojos directamente hasta el punto de fuga de la obra, creando así la sensación de profundidad y de tres dimensiones. Las figuras humanas, enmarcadas por la arquitectura, aparecen ahora colocadas dentro del espacio: nada que ver con las pinturas anteriores, en las que todas las figuras aparecían apelotonadas en el primer plano.
El tema también es muy significativo: representa el momento en el que Cristo entrega las llaves de la Iglesia a san Pedro, haciéndole jefe de la misma. San Pedro es considerado el primer papa, y todos los demás son sus sucesores en el tiempo.
La conversión de San Pablo en el camino a Damasco, de Caravaggio (1601)
Quizás la obra más moderna de todas las que podemos observar en la intro de The Young Pope. Lo tiene todo: un tema poco habitual, un gran cambio en la composición y perspectiva tradicional usada en este episodio bíblico y un uso nuevo del color y la luz. Caravaggio, el más irreverente de los pintores de la época, se atrevió a colocar en primer plano los cuartos traseros de un caballo para tratar la conversión de un santo. No solo eso, sino que relega al que debería ser el protagonista de la escena a un estrecho espacio en la parte inferior del cuadro, con un magnífico escorzo, al mismo tiempo que juega con la luz, que es la encargada de descubrirnos las formas dentro de la obra.
El episodio que nos narra esta obra es la conversión de San Pablo al cristianismo en su camino a la ciudad siria de Damasco. San Pablo, antes conocido como Pablo de Tarso o Saulo, perseguía a los cristianos siguiendo el mandato de las autoridades judías. En un momento del camino, una luz cegadora (literalmente le deja ciego hasta que el anciano Ananías le impone las manos) hace que se caiga de su montura, y escucha una voz que le dice "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?". Esta conversión de perseguidor a perseguido, de descreído a creyente, puede tener también su paralelismo en la serie.
El concilio de Nicea
Una obra moderna en cierto modo debido a su composición: este icono, que representa el Concilio de Nicea celebrado en el año 325, nos presenta a los obispos cristianos participantes en el mismo sentados en una construcción semicircular, con el emperador Constantino en el centro (sabemos que formó parte activa en el mismo) y con Arrio, defensor de la doctrina arrianista que afirmaba que el dios cristiano no era trinitario, sino que la figura del Hijo estaba subordinada a la del Padre, olvidado en un rincón.
El I Concilio de Nicea fue el primer gran concilio ecuménico en el que se decidió que la figura de dios es trinitaria (es uno y tres a la vez: Padre, Hijo y Espíritu Santo) y además se acuñó el credo de Nicea, que es el que actualmente se recita dentro de la misa. La representación de este concilio en la intro de The Young Pope sin duda es una referencia a que, dentro de la iglesia, lo que dice el papa "va a misa", nunca mejor dicho. No se necesitaron pruebas sobre la trinidad de dios: simplemente la Iglesia así lo dictó.
Pedro el Ermitaño predica la cruzada, Francesco Hayez (1827-29)
Desde el románico viajamos hasta el siglo XIX con esta obra del pintor italiano representante del romanticismo. El paisaje romántico típico de Friedrich se ve invadido por un mar de figuras humanas en distintas actitudes y vestidas de una forma anacrónica (en teoría el episodio que narra la obra sucede en la Italia de principios del siglo XI).
Lo más interesante de esta obra es la historia que nos cuenta: Pedro el Ermitaño, según la leyenda, fue el promotor de la primera cruzada, conocida también como "la cruzada de los campesinos". Pedro arengó a las clases bajas de Francia e Italia para alzarse contra la invasión de Tierra Santa por la nobleza. Fue, en su época, una figura altamente venerada por las clases bajas, quienes le veían casi como un santo, al igual que los más pobres sienten admiración por el papa Pío XIII en The Young Pope.
Estigmas de San Francisco, de Gentile da Fabriano (hacia 1420)
Viajamos a la Italia del Quattrocento, cuando Italia comenzaba a jugar con la composición y la perspectiva. Podemos apreciar en la obra el concienzudo estudio de la naturaleza por parte del autor a través de las plantas y flores perfectamente identificables en primer plano. Fabriano intenta crear profundidad en la obra jugando con los tamaños, aunque todavía es muy pronto para eso: vemos mezclado un intento de modernidad junto con una iconografía clásica de este episodio.
San Francisco de Asís fue la primera persona que recibió los estigmas de Cristo en su propio cuerpo: las llagas que Cristo sufrió en la cruz (los clavos en las manos y el los pies y la lanza en el costado) aparecen en el cuerpo del santo como un símbolo de la unión con Cristo. El cristianismo identifica estos estigmas como una suerte de martirio y alegría al mismo tiempo: es considerado un milagro que representa un don para quien los sufre.
Santo Tomás de Villanueva repartiendo limosna, de Mateo Cerezo (1645)
Entre todas las obras de arte que se nos presentan en la intro de The Young Pope no podía faltar una aportación de arte español, burgalés en concreto: Mateo Cerezo fue uno de los grandes pintores del barroco madrileño, desarrollando gran parte de su obra en la capital. El uso de las diagonales en la composición, el juego de luces y la contraposición de las figuras de los pobres con la del arzobispo y santo, es típica de las obras de esta época. Esta composición crea una sensacional escenografía donde Santo Tomás es protagonista indiscutible de la escena.
De nuevo vemos a las clases bajas acercándose a una figura santa: santo Tomás de Villanueva fue un santo limosnero, conocido por acercarse a los más necesitados para brindarles su ayuda siempre que fuera posible. Esta es también una de las virtudes del personaje de Jude Law en la serie.
Miguel Ángel presentando el modelo de la basílica de San Pedro a Pío IV, de Domenico Cresti (hacia 1619)
Un compendio de pintura y arquitectura en una sola obra. Las figuras enormes, que representan la sociedad romana con sus estatutos eclesiásticos y civiles, no logran robar el protagonismo a la maqueta de Miguel Ángel, que se encuentra en el centro del cuadro (echad un vistazo a la mano del artista que señala la maqueta, muy similar a la de Adán en La creación del hombre en la Capilla Sixtina). La naturaleza se asoma a través de los arcos de esa arquitectura dibujada al fondo, que sirve como marco a la imagen y crea sensación de profundidad.
Miguel Ángel creó en su momento un diseño completo para la basílica de San Pedro: un modelo que no es el que podemos ver hoy en día, terminado por Maderno. Puede que los planes de Pío XIII en The Young Pope, como los de Miguel Ángel para la basílica, no puedan llevarse a cabo.
La matanza del día de San Bartolomé, de François Dubois (h. 1572-84)
Una escena al más puro estilo de la boda roja en la que los hugonotes (los protestantes franceses de tradición calvinista) son masacrados por los cristianos católicos tras la boda de Margarita, la hermana del rey Carlos IX de Francia, con el protestante Enrique III de Navarra. Destaca de esta obra el ingente número de figuras humanas (más de 150) en diferentes actitudes violentas que reflejan la ira y la crueldad de una guerra civil.
La Nona Ora, de Maurizio Cattelan (1999)
Llegamos por fin a una obra contemporánea, muy significativa dentro del contexto de presentación de la serie. Nada más y nada menos que el papa Juan Pablo II aplastado por un meteorito (que previamente y a lo largo de toda la presentación hemos visto pasar de uno a otro cuadro, desde que aparece en La adoración de los pastores como la estrella de Belén). El título de la obra La nona ora (la novena hora) hace referencia a ese momento en que Cristo, estando ya crucificado, descubre su humanidad gritando "dios mío, dios mío, ¿por qué me has abandonado?" justo antes de expirar.
Una obra muy controvertida, como controvertido parece que es el papado de Pio XIII. Nos queda por descubrir a los que no hemos visto la serie si finalmente terminará "aplastado" por su propio meteorito.
La música en The Young Pope: Watchtower, de Devlin
No podemos pasar por alto la música que acompaña a esta joya de intro: la versión instrumental de Watchtower, de Devlin, que además es una versión de 'All Along The Watchover' de Jimmy Hendrix. Sin duda, otra referencia a la modernidad que representa el nuevo papa Pío XIII (que fuma a todas horas, es adicto a la Cherry Coke Light) frente al clasicismo de la curia romana.
A lo largo de toda la intro podemos ver cómo modernidad y clasicismo se van contraponiendo pero también complementando. Los cuadros son clásicos, pero modernos en su composición; nos presentan temas de la historia de la cristiandad, pero representados de forma novedosa. La música, en lugar de un coro eclesiástico, como se podría esperar de un papa "al uso", es un solo de guitarra eléctrica que nos presenta al protagonista como puro rock and roll.
Todo en esta intro, terriblemente simbólica, nos prepara para una serie que nos hablará de la curia romana como nunca antes lo habían hecho.
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