El año pasado ocurrió algo insólito, aunque por un motivo de base bastante notorio: las emisiones de gases invernadero descendieron, incluyendo las de óxidos de nitrógeno, en gran parte por efecto colateral de la pandemia, del cese de actividades y los confinamientos. Y puede que por todo ello en España hayamos vuelto a un nivel de emisiones de dióxido de carbono por debajo de 1990.
Una buena noticia para nuestra atmósfera que, aunque haya sido motivada por este hecho que comentamos, es el último punto en un descenso progresivo en los últimos años, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). Un buen dato que desafortunadamente tampoco hemos visto a nivel global, dado que hace pocas semanas la noticia era que el planeta alcanzaba su récord histórico de CO₂ desde que hay registros.
Una buena cifra que habrá que vigilar tras el confinamiento
Según el Avance del Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) correspondiente al año 2020, las emisiones brutas de CO₂ equivalente quedan en 271,5 millones de toneladas. Esto ha reflejado no sólo un descenso del 13,7% con respecto a los niveles de 2019, sino que supone una cantidad de emisiones un 6,4 por debajo de los de 1990.
El dato, como decíamos, pone la guinda a una tendencia a la baja que en España se está viendo en las emisiones de los llamados gases de efecto invernadero desde 2007. Atendiendo a 2005, por ejemplo, en 2020 se emitieron un 38,6% menos de gases.
En la introducción aludíamos al innegable efecto de la pandemia global que el propio Ministerio cita en el informe, aunque dada esa tendencia a la baja que se dibuja desde hace más de diez años hay algunos motivos más que tener en cuenta. En concreto, se cita el incremento de la generación de electricidad con fuentes renovables y la caída del uso de carbón.
Se detalla que la emisión de gases de efecto invernadero asociada al transporte cayeron en un 17,6%, una bajada considerable que quizás se haya visto especialmente influenciada por los confinamientos y que habrá que vigilar el año que viene para ver en qué medida las desescaladas frenan este descenso. De hecho, España no es un país que se caracterice por encabezar las listas de compra y uso de coches eléctricos, así que habrá que ver qué ocurre con esta variable.
El transporte es, de hecho, el sector que encabeza la lista de emisiones por áreas según el informe con el 27,7% del total. La industria va a continuación, con el 21,4%, seguido de la agricultura y la ganadería (14,1%) y la producción de electricidad (10,3%).
Hablando de los distintos gases, es el CO₂ el mayoritario con un 77,6% del total de las emisiones del periodo, siendo el "exasperante" metano el segundo con un 14,3%. Los compuestos nitrogenados quedan en un 7%, mientras que los gases fluorados quedan en un 2% aproximadamente.
Teniendo en cuenta las absorciones de los gases de efecto invernadero por el sector forestal, las emisiones netas en el año 2020 se calculan en 234,9 millones de toneladas de CO₂ equivalente. Teniendo en cuenta esto, ha habido una reducción de 15,2% respecto a 2019, según los datos registrados.
Aunque sea un buen dato y quede bastante por debajo de la propia previsión calculada por este Ministerio (281,5 millones de toneladas para 2020), hay que tener en cuenta que aunque las emisiones de dióxido de carbono se hundiesen por el parón del cononavirus, las temperaturas han seguido subiendo, tanto que cuesta incluso llevar la cuenta de los récords de altas temperaturas.
Así que veremos si España sigue con buenos datos y si más países también van obteniéndolos, sobre todo de cara a 2050 y la meta europea de abandonar completamente los combustibles fósiles. En abril de 2021 se aprobó en España su primera Ley de Cambio Climático y uno de sus objetivos es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en, al menos, un 23% respecto a las de 1990 en 2030, por lo que según los datos sabidos con este avance tendríamos que descender un 8% aproximadamente en nueve años para llegar.
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