Alphabet parece dispuesta a hacer todo lo posible para no perder posiciones en la carrera de la inteligencia artificial frente a competidores de peso como Microsoft y OpenAI. El gigante estadounidense ha anunciado una importantísima medida estratégica para dar un salto sustancial en la mencionada disciplina: acaba de fusionar Google Brain con DeepMind.
Estamos hablando de dos de los más destacados equipos de investigación del campo de la IA. Producto de su esfuerzo colectivo (pero operativamente separado) hemos presenciado la llegada de AlphaGo, AlphaFold e incluso la arquitectura Transformer que se ha convertido en un elemento clave de los grandes modelos de lenguaje como GPT-3 y GPT-4.
Todo bajo el paraguas de Google DeepMind
Producto de la fusión, estos dos equipos se convertirán en Google DeepMind, una única división que centrará recursos y talento humano. Demis Hassabis, el CEO de DeepMind, ahora liderará el desarrollo de la IA del nuevo equipo conjunto. Jeff Dean, el referente de Google Brain, se convertirá en el científico jefe de Google y responderá a Sundar Pichai.
El máximo responsable de Alphabet ha remarcado en una publicación de blog tras el anuncio que han sido “una empresa pionera en la IA desde 2016”. En ese sentido ha señalado que la combinación de talentos se traducirá en un progreso significativo en el campo de la IA que estará respaldado por los recursos computacionales de Google.
Cabe señalar que Google compró DeepMind en 2014 por 400 millones de dólares. Sin embargo, la compañía había continuado trabajando de manera independiente en Reino Unido. En Estados Unidos, el equipo de Brain perteneciente a Google Research llevaba a cabo sus propias investigaciones de inteligencia artificial.
Tras la llegada de ChatGPT en noviembre del año pasado, Google ha visto peligrar su liderazgo en el mercado de las búsquedas (y por consecuencia en el mercado publicitario). Microsoft, uno de sus principales rivales, ha inyectado más de 10.000 millones de dólares en OpenAI para posicionarse como líder en soluciones relacionadas a la IA generativa.
En la carrera de la IA, Microsoft no tardó en renovar su buscador con un chatbot de IA incorporado, movimiento que se tradujo en una aumento de la popularidad de Bing (que parecía una alternativa insignificante). Entre códigos rojos y prisas, Google hizo una tímida apuesta con su chatbot de búsqueda Bard, aunque quedó lejos de convencer a lo más escépticos.
Imágenes: Google
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