General Motors ya ha intentado lanzar un vehículo sin volantes ni pedales pero los reguladores no lo han permitido
Elon Musk no ofreció datos demasiado concretos durante la presentación del Tesla Cybercab
En la madrugada del pasado viernes en Europa (tarde todavía en Estados Unidos), Tesla daba el pistoletazo de salida a We Robot, un evento que, para bien o para mal, ha dejado a muy poca gente indiferente.
En una presentación dirigida por Elon Musk, destacó la Cybervan, un autobús completamente autónomo (similar al presentado por Renault hace unos meses) sin conductor ni mandos de ningún tipo pero sobre la que no se ofrecieron grandes detalles. También se hizo hincapié en Optimus, el robot que la compañía quiere instalar en miles de hogares.
Pero, sobre todo, fue el evento del Tesla Cybercab, un robotaxi completamente autónomo, sin volante ni pedales que promete transformar por completo nuestra forma de movernos en las ciudades. Elon Musk anunció que entraría en producción en 2026 y que costará 30.000 dólares.
La idea es implantar un servicio de taxis autónomos exclusivo de Tesla donde el coche nos llevará allí donde deseemos y, cuando lo necesite, acuda a una base automatizada donde cargar el coche mediante inducción y ser limpiado por los propios robots de la compañía.
Un futuro tan distópico como poco concreto, ya que la compañía tampoco dejó demasiado claro cómo espera conseguir que sus coches puedan rodar por la calle en modo completamente autónomo cuando, terminando 2024, no tienen aprobados los sistemas de autonomía nivel 3 o 4 que sí tienen rivales como Mercedes.
Ni, por supuesto, están al nivel de Cruise y Waymo, compañías que han quemado miles de millones de dólares para empezar a operar en algunas áreas concretas de Estados Unidos. Pruebas que se han ido extendido pero que también se han encontrado con el rechazo de una parte nada desdeñable de vecinos y, sobre todo, con problemas de seguridad que han puesto en dudas los proyectos.
De estos últimos casos tiene mucho que aprender Elon Musk. Especialmente de Cruise y General Motors, quienes abandonaron su proyecto de vehículo sin volante ni pedales. Hablamos del Cruise Origin.
Un antecedente que no anticipa nada bueno
Probablemente, bueno, tiendo a ser poco optimista en los plazos, pero en 2026. Antes de 2027, permítanme decirlo así
Con estas palabras Elon Musk aseguró que podremos ver robotaxis de Tesla en las calles en menos de dos años. ¿Cómo lo conseguirá? No lo sabemos porque no se ofrecieron más detalles al respecto.
En The Verge definen como "un enorme salto de fe" creer las promesas del mandamás de Tesa.
Podría haber dado una mínima cantidad de detalles sobre la tecnología del Cybercab, incluidos sus sensores, sistema de visión y potencia de procesamiento a bordo. Y podría haber conmocionado a la industria y sorprendido a muchos de sus escépticos que piden un LiDAR, el sensor láser que sirve como un sistema redundante crucial para cualquier otro vehículo sin conductor en la Tierra. Pero no hizo ninguna de esas cosas
Es difícil resumir mejor lo que vimos el pasado viernes que Andrew J. Hawkins, editor del medio tecnológico. Entre los retos que señala Hawkins, hay uno que sobresale por encima de todos:
Tesla necesitará obtener un permiso del DMV de California para operar vehículos completamente sin conductor en la vía pública. Y para hacerlo, tendrá que demostrar que sus vehículos pueden operar de forma segura, lo que hasta ahora la empresa no ha hecho. Y para producir un Cybercab completamente sin volante requerirá exenciones del gobierno federal. Ese es un proceso de varios meses, y el éxito está lejos de estar garantizado.
Porque Elon Musk puede prometer lo que quiera. No es la primera vez que promete un coche completamente autónomo en dos años y, de hecho, llegó a lanzar un vídeo en 2016 presumiendo de que el conductor no llevaba las manos en el volante. Un vídeo que fomentaba un uso del vehículo no permitido por aquel entonces y que, con los años, hemos sabido que también era un montaje.
Pero una cosa es prometer y otra es contar con el visto bueno de los reguladores. Para empezar, porque hay un mundo entre poner en la calle un vehículo tradicional (con su volante y sus pedales) que puede actuar de forma completamente autónoma en situaciones concretas de tráfico (Mercedes) o en espacios limitados (Cruise y Waymo) y otra muy distinta es probar a ver qué pasa con una cabina y cuatro ruedas, sin mandos con los que poder tomar el control.
De esto último le pueden hablar largo y tendido en General Motors. En 2021, su división de vehículos completamente autónomos (Cruise) presumía de tener toda la tecnología necesaria para poner en la calle "decenas de miles de vehículos autónomos" que podían actuar sin mandos físicos. Esperaban echar a andar en 2022 y desplegarse por múltiples ciudades de Estados Unidos en los años siguientes. Tenían un crédito de 5.000 millones de dólares para ello.
Tres años más tarde, este mismo verano, Cruise confirmaba la cancelación del proyecto. Se ha hablado de escalar más rápidamente el servicio de sus robotaxis y tratar de minimizar pérdidas. Utilizar una plataforma de coche ya existente, la del Chevrolet Bolt, les permite ahorrar un dinero que se ha ido quemando conforme los resultados no han llegado en el tiempo previsto y las fricciones con los reguladores se han ido haciendo más y más evidentes, hasta el punto de retirarles temporalmente la licencia.
Explican en Reuters que la solicitud de General Motors para implementar su sistema de vehículos completamente autónomos sin volante ni pedales tiene fecha de 2022. Presentada a la NHTSA, los reguladores de Tráfico en Estados Unidos, decidieron cancelar el proyecto este verano después de no recibir ninguna respuesta desde entonces. Quedaba cancelado su proyecto para llevar 2.500 vehículos de este tipo a la calle.
En esos momentos, la NHTSA estaba investigando a la propia Cruise después de que uno de sus coches atropellara a una mujer y la arrastrara unos metros antes de detenerse por completo. Un hecho que motivó la retirada de su licencia pero que apenas le ha costado poco más de 100.000 dólares recuperarla.
El movimiento tiene sus repercusiones dentro de la propia dirección de Chevrolet. Las intenciones ahora es que el nuevo Chevrolet Bolt monte tecnología de conducción autónoma de nivel 4, en lugar de apostar por una cabina sin mandos físicos al estilo Origin... y al estilo Tesla Cybercab. Una decisión que llegaba después de que General Motors anunciara en septiembre de 2024 que estaban "a unos días" de conseguir el visto bueno regulatorio para operar con este tipo de artefacto de movilidad.
De momento, el reto de alcanzar una ciudad donde los robotaxis convivan con los vehículos humanos no parece estar cerca. General Motors ya presionaba en 2019 para allanar el camino a su cabina autónoma con ruedas. Renault aseguraba que en 2022 ya los tendríamos en las calles y grandes fabricantes como Volkswagen y Ford han dimitido en esta carrera.
El gran problema es que la conducción autónoma ha demostrado que ya es completamente viable en un entorno cerrado. Incluso en vías rápidas, como autopistas o autovías, los coches se manejan con soltura. Pero en una ciudad el número de variables se dispara a niveles que es complicado que un vehículo sepa, en estos momentos, cómo actuar. Servicios de emergencia, ciclistas o peatones son solo algunos ejemplos.
Foto | Tesla
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