La industria se ha lanzado a los brazos del cambio automático. Los millonarios están dispuestos a impedirlo

  • Las gamas bajas también ofrecen cambios automáticos a precios asequibles

  • El Salón de Monterrey se ha llenado de coches de millones de euros y cambios manuales

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El mercado del automóvil se ha lanzado a los brazos del cambio automático. Los motivos son variados pero han conducido a que buena parte de las marcas prioricen este tipo de transmisión sobre las manuales.

Bien por una cuestión pura de preferencias del cliente, por la creciente electrificación de los modelos a la venta o por un simple hecho práctico de poder gestionar la potencia de motores cada vez más extremos, el cambio automático ha ido creciendo en todo tipo de automóviles.

Un buen ejemplo es el Dacia Sandero. Uno de los coches más baratos del mercado es posible encontrarlo con cambio automático por poco más de 16.000 euros. Por 20.000 euros o menos, Kia, Suzuki, MG, Toyota o la mencionada Dacia venden automóviles con cambio automático.

Si echamos un vistazo a firmas premium, la ausencia de cambios manuales es casi total. Una rápida búsqueda en Km77 nos recuerda que Mercedes carece de ellos por completo, salvo en sus furgonetas. Audi sólo ofrece esta transmisión entre sus vehículos de menor tamaño. Como mucho, encontraremos compactos porque la transmisión manual sólo se ofrece para los Audi A1, Q2, Q3 y A3.

Pero especialmente llamativo y esclarecedor es el caso de BMW. Si buscamos qué coches tienen cambio manual en toda su gama, los de Baviera sólo lo ofrecen en el descapotable Z4 y en un mismo modelo pero en dos versiones completamente distintas. Uno es el BMW 218i Gran Coupé, un modelo de entrada a la gama, de 136 CV y 36.000 euros. El segundo es el BMW M2, un coche por y para puristas, con 480 CV y un precio de partida que supera los 95.000 euros.

A contracorriente

Entre los millonarios hace ya décadas que afloraron los cambios automáticos y se fueron imponiendo poco a poco. Tiene sentido en un mercado dominado por los superdeportivos, los coches de cientos de caballos de potencia y un público ávido de conseguir lo máximo de su coche pero, también, que sea lo suficientemente práctico como para enseñarlo en el día a día.

Pero cuando el cambio automático ya es la norma, lo verdaderamente exclusivo es el cambio manual. Un buen ejemplo es el caso del Porsche 911 y las informaciones que hacen referencia a una posible eliminación de su cambio manual por completo son constantes. Con cada rediseño, lavado de cara o lanzamiento de una nueva generación es un temor que sobrevuela a los más fieles.

El 911, con todo, sigue siendo un coche "asequible". Al menos para quienes pueden o están dispuestos a gastarse cientos de miles de euros en un deportivo. Con los lanzamientos de los vehículos más caros y exclusivos del mundo llegan nuevos anuncios de superdeportivos montados con cajas de cambios manuales.

La supervivencia del cambio manual surge como una rebelión ante un mercado que camina, desde hace tiempo, hacia el automático

En Bloomberg recogen que la tendencia hace tiempo que se está extendiendo. Ponen como ejemplo el Gordon Murray T.50, un superdeportivo creado por el diseñador del explosivo McLaren F1. Un coche del que apenas se fabricarán 100 unidades a razón de tres millones de dólares cada una y que, efectivamente, cuenta con cambio manual.

El proyecto nació como respuesta a un mercado inundado por el formato SUV, más torpe y pesado, o de superdeportivos demasiados sosos. Según Murray, es necesario llevar la extremo para conseguir disfrutar al volante: "el placer de conducir se ha perdido ya que muchos superdeportivos solo cobran vida en la zona superior extrema de sus capacidades de rendimiento", señalaba durante una de las presentaciones.

Ligereza y cambio manual es lo que parecen pedir los nuevos clientes. Y es lo que siguen aportando marcas como Toyota con su GR Yaris y el Supra o BMW Z4 (estos dos últimos son modelos hermanos). Pero, sobre todo, es lo que pretenden conseguir empresas que crean coches por y para millonarios.

Koenigsegg anunció el año pasado que tenía una nueva transmisión que simulaba ser manual pero que, en realidad, escondía una mentira piadosa entre sus seis relaciones y siete embragues. Y la tendencia ha ido creciendo con los últimos años. Monterrey, donde cada año se presentan los coches más lujosos y las versiones más prohibitivas del mundo, se posicionó como un paraíso para los puristas.

Pagani presentó allí la versión descapotable de su Utopia, un coche del que solo se fabricarán 130 unidades, que partirán por encima de los tres millones de euros y cuyo motor V12 de 830 Cv se controla con una transmisión manual. Dario Franchitti, expiloto, explicaba a Bloomberg que el motivo de esta corriente para salvar al cambio manual sólo se entiende desde el corazón: "Me atraen más los coches analógicos gracias a la experiencia de conducción que aportan. Simplemente me encanta".

En la misma línea se posicionaba Ian Scott Dorey, estilista de peluquería y moda con sede en Los Ángeles, durante el evento de Monterrey: "hay algo en pisar el pedal y despegar en una ráfaga de velocidad", señalaba al diario económico. Y Stephan Winkelmann, CEO de Lamborghini, confirmaba que "siempre hay un pequeño grupo que pide transmisiones manuales", aunque en su caso preferían mantenerse abiertos a la mayor cantidad posible de potenciales clientes.

También Aston Martin, que tiene en algunos one off su propia opción manual, tienen claro que quienes prefiere el cambio manual son "entusiastas de la conducción". El mismo público a los que van dirigidos los Porsche GT1 del preparador Tuthill Porsche, de los que solo se fabricarán 22 unidades y cuyo precio no ha sido desvelado.

El movimiento destaca por su rechazo a lo establecido. Algo parecido a lo que asegura Rimac que está sucediendo con sus coches eléctricos. La compañía dedicada a la producción de superdeportivos eléctricos apunta a que las presiones para saltar a esta tecnología están causando un rechazo entre los millonarios y, por tanto, lastrando sus ventas.

Todo lo anterior también juega el papel de la exclusividad. El cambio manual, muy popular en Estados Unidos, sólo se reservaba a los modelos más caros en Europa. Con su popularización, mantenerse en un cambio manual (que requiere mayor trabajo y consciencia de cómo estamos conduciendo) en un deportivo es gritar a los demás que te gustan las sensaciones por encima de la rapidez de las actuales transmisiones automáticas.

Y eso, entre los multimillonarios, está calando.

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