Entre las cosas más raras que nos ha traído el mundo moderno está, sin lugar a dudas, eso de ver parques enteros lleno de gente corriendo con zapas carísimas y ropa de colores chillones. Habitaciones llenas de señoras levantando pesas, decenas de tipos haciendo ejercicios de estiramiento con enormes balones suizos, decenas de personas moviéndose en línea recta en piscinas cubiertas.
Eso de hacer ejercicio de forma intensa y sostenía no solo es algo que sorprendería a la mayoría de las personas que vivieron en el mundo antes del siglo XIX, sino que (tras un leve shock) preguntarían: ¿para qué?
No solo ellos se harían esa pregunta. De hecho, hoy en día, hay gente que también se la hace. El más (re)conocido es Daniel E. Lieberman, un paleoantropólogo de la Universidad de Harvard. Y es que, para Lieberman, parece obvio que el ser humano no está hecho para hacer deporte. Es más, no hay evidencia científica que apoye lo contrario.
"Desde un punto de vista científico, [hacer ejercicio] es una actividad extraña", nos dice en su libro "Ejercicio", un interesante ensayo en el que repasa las pruebas evolutivas, biológicas y antropológicas que le llevan a concluir "que nunca evolucionamos para hacer ejercicio".
Perdone que no me levante. Para el antropólogo de Harvard, todo indica que las fuerzas evolutivas que conformaron a la especie humana no la hicieron evolucionar para correr. Según su punto de vista, estaríamos hechos para otras cosas (más calmadas).
En el fondo, continúa Lieberman, los indicios de la paleoantropología parecen indicar que, históricamente, los hábitos de vida de las primeras comunidades humanas no necesitaban estar mucho tiempo de pie. Casi al contrario, salvo cortos periodos de tiempo, la humanidad ha pasado su historia sentada esperando que funcionaran sus trampas, realizando alguna tarea manual o, sencillamente, pasando el rato.
Cuestión de metabolismo. Lieberman va más allá y llega a decir que "en comparación con otros mamíferos, es posible que los seres humanos hayan evolucionado para ser especialmente reacios a hacer ejercicio". ¿Por qué dice esto? Porque nuestra biología está llena de pistas.
Por ejemplo, el metabolismo el ser humano es más rápido que el de otros primates. Es decir, en condiciones de reposo, gasta más. Según los últimos estudios, gastamos unas 400 calorías más que los chimpancés y los bonobos, unas 635 más que los gorilas y 820 más que los orangutanes.
Esto nos permite desarrollar un cerebro más avanzado y probablemente esté relacionado con nuestra mayor longevidad, pero también es un argumento evolutivo enorme a favor de tomarnos las cosas con calma, estar tranquilos y no gastar energía en exceso.
No obstante, esto no quiere decir nada. hablar de evolución nos permite entender el presente, pero no nos dice nada del futuro. Y, sobre todo, no nos dice nada sobre cómo debemos vivir para que el "éxito evolutivo" siga de nuestro lado. Por eso, el trabajo de Lieberman no es una oda a la pereza... es más bien, una llamada a la moderación y a la calma.
Claro que hacer ejercicio es saludable. En un contexto como el actual en el que la obesidad ha crecido un 600% en los últimos 40 años y, por primera vez en la historia, las personas con obesidad han superado a las personas con bajo peso, tiene sentido poner en valor el ejercicio y tratar de ponerle coto al sedentarismo.
¿Y cómo hacerlo? Lieberman habla de no estar más de 45 minutos sentados, andar una cantidad considerable de pasos al día (aunque no sean 10.000) y mantener una dieta equilibrada. Pero también critica los mitos que desvirtúan (e impiden) la forma en la que los seres humanos nos acercamos a tener una vida más saludable.
"Por lo que podemos extraer de las investigaciones actuales, hay tres consejos que se le pueden dar a cualquier persona: come sano, haz ejercicio y acepta tu cuerpo. Hoy en día, todo se reduce a baja de peso", nos decía Juan ramón Barrada. Por eso, "hay que tener claro que estigmatizar a las personas con sobrepeso u obesidad como 'vagos' o 'faltos de voluntad' es promocionar sufrimiento" de forma injustificada.
Como decía Antonio Ortiz, va siendo hora de entender que "el metabolismo y el apetito son hechos biológicos, no decisiones morales". para ello, ejercicios de análisis como el de Lieberman son muy necesarios.
Imagen | Alexander Redl
Ver 22 comentarios
22 comentarios
Usuario desactivado
Como en la siguiente entrada de contenedores amarillos no se puede comentar (no entiendo el motivo porque considero que es una noticia muy interesante) lo hago aquí.
1. Ecoembes será a empresa sin ánimo de lucro, pero sus directivos si que se lucran, y mucho del monopolio que ostentan. https://www.merca2.es/2020/09/24/ecoembes-oscar-martin-reciclaje-hacienda-envases-monopolio-462840/
2. Si quisieran tener un sistema mucho más efectivo de reciclaje copiarían los mecanismos que tienen en otros países donde se recupera más del 90%. Simplemente con el clásico método de retorno de envase, que ya se utilizaba en tiempos de Franco en España, aunque evidentemente automatizado. Pagas el envase cuando compras y te devuelven el dinero (al que lo retorna)
3. Me parece alucinante que un tercio de lo que entra en los contenedores sea contenido no apropiado.
imf017
Y lo dice un profesor de cierto país donde la mayoría de la población está obesa ... 😆
Usuario desactivado
Pues yo creo que en realidad el hombre sí que está preparado para hacer esfuerzos prolongados y además de naturaleza diversa. No somos los mejores corriendo cortas distancias, ni largas, ni los más fuertes, ni los más ágiles, no somos los más rapidos ni más resistentes nadando. Pero el hombre ha utilizado desde siempre técnicas de agotar a animales cazando, dede antílopes a ballenas. Realiza nomadismo desde siempre, teniendose que adaptar al ritmo más lento de los rebaños. Podemos trabajar en condiciones sofocantes o heladoras. Y además tenemos la capacidad de mental que nos empuja a límites que los animales no tienen. Pero vamos es una opinión.
rober7064
Esto lo leí en una Encarta del 98 o por ahí: somos un asco para correr, pero pocos mamíferos nos ganan en resistencia para caminar/trotar . Daban el ejemplo de los tarahumaras del norte de México, que tenían como rito de paso para hacerse hombres el cazar un caballo o un venado sin armas, persiguiéndolo día y noche hasta que cayera muerto de cansancio.
Sporty
Mis rodillas dicen que no están echas para correr...quizas en la adolescencia si
ultraverse
"En el fondo, continúa Lieberman, los indicios de la paleoantropología parecen indicar que, históricamente, los hábitos de vida de las primeras comunidades humanas no necesitaban estar mucho tiempo de pie. Casi al contrario, salvo cortos periodos de tiempo, la humanidad ha pasado su historia sentada esperando que funcionaran sus trampas, realizando alguna tarea manual o, sencillamente, pasando el rato."
¿Y que fue entonces sobre los 15-20km diarios que nuestros antepasados caminaban a diario para conseguir comida cuando eran nómadas cazadores/recolectores? Es lo que aprendíamos en la escuela..
yunguel
Sí, evolucionamos para esperar a que nos llegue la comida a la boca automáticamente, recomendaría probar el método planta carnívora, si tienes la paciencia suficiente a veces se cuela alguna mosca, aunque para eso sería eficiente tener varias bocas a la espera, cuantas más tengas más probabilidades de supervivencia, seguramente la evolución y el ADN están trabajando conjuntamente en ello para las próximas generaciones de humanos con varias bocas, ya de paso irían bien unas raíces y pelo que haga la fotosíntesis...
octaviomartinezalmazan
Lo sabía, este dolor que siento al correr o abandonar todas las suscripciones al gimnasio a los pocos días tiene su lógica jaja.
Bueno bromas a parte músculo que no se ejercita se atrofia. y en la medida esta en veneno resumen es que todo en exceso provoca cambios algunos serán buenos otros no tanto, una cosa es que se diga no estamos hechos para correr pero se entiende como un coche y otro vemos la diferencia uno está hecho para correr el otro no, los animales unos vez que están hechos para nadar otros para correr, nosotros justo correr no, al correr estamos forzando todo nuestro organismo y ligamentos, trae beneficios y consecuencias según el exceso. lo cierto es que después de un tiempo de entrenamiento hiit tu cuerpo pide más por qué se adapta a lo que le expongas esa versatilidad es una ventaja que tenemos y hay que saber usarla, todos queremos un cuerpo atlético pero a mis 45 años he aprendido que es como pagar una letra enorme para un coche deportivo con tu salario de obrero y lucirlo un tiempo, te compensa? cada uno lo dirá, pero no se puede sostener en el tiempo y es mucha máquina para tan poco desplazamiento. en fin la ciencia va dando luces por aquí y por allá como si estuviéramos en periodo de aprendizaje continuo.
pacobell
Como poco y cena menos.No estes mucho en el sillon que de la pereza se pasa a la tristeza.No aceptes lo monotono ,intenta ser creativo y quiere mucho ,aunque sea a tu perro.
jesusterribasperez
Me pregunto si el autor de este artículo se ha leído el libro del profesor Lieberman o no. Si se lo ha leído, teniendo en cuenta el principio de caridad interpretativa y el principio de Hanlon, le ruego que lo vuelva a releer, esta vez, con tranquilidad y detenidamente porque parece que no ha entendido, para nada, el punto de partida y el planteamiento que realiza su autor.
El profesor Lieberman no dice para nada que el ser humano no esté hecho para correr, todo lo contrario, en su libro ofrece una explicación de todas las adaptaciones evolutivas del ser humano para la carrera, común en todos los animales cursores o cursoriales (adaptados para correr) y alguna única para hecho (la transpiración), corriendo de forma tan eficaz (por unidad de peso) como los caballos, los antílopes y otras especies bien adaptadas para correr a las que superamos en largas distancias y a las que hemos cazado corriendo (caza por persistencia) como hacen los “sans” en el desierto del Kalahari, loas “pecarís” en la Amazonia y como hacían hace poco los “tarahumaras” en el norte de México. La caza por persistencia estaba muy extendida.
Lo que dice Lieberman es que el ser humano nunca evolucionó para hacer ejercicio, entendido este como toda actividad física realizada de forma voluntaria en beneficio de la salud y la condición física, es decir, de forma deliberada y sin otra finalidad distinta. Sin embargo, deja bien claro que el ser humano sí ha evolucionado para realizar actividad física constante, no por motivos de salud, sino para procurarse alimentación y poder sobrevivir. Definido así el ejercicio está claro que a lo largo de la historia de la humanidad nunca se ha hecho ejercicio hasta muy recientemente, pues toda la actividad física que realizaba el ser humano tenía como objetivo la supervivencia. Y, desde luego, el ser humano ha estado siempre muchísimo más activo que en la actualidad. Por eso afirma que el ser humano, como todos los animales, se ha adaptado para consumir el menor número de calorías posible en un mundo donde la comida no estaba asegurada y que nuestro comportamiento perezoso, siguiendo la ley del mínimo esfuerzo es adaptativa, puesto que para sobrevivir sólo había que realizar la actividad física que resultara imprescindible y un gasto excesivo de calorías podía ser letal. Hacer ejercicio (entendido como lo define al principio del libro) en ese contexto no habría sido una actividad favorecida por la selección natural. Por el contrario, hoy en día disponemos de toda la comida que queramos a nuestro alcance y no necesitamos hacer ninguna actividad física para proveérnosla y mantenemos nuestra adaptación al medio de cuando éramos cazadores recolectores, de ahí la epidemia que sufrimos de obesidad y demás enfermedades asociadas como las cardiovasculares, la diabetes tipo 2, como otros males de la modernidad y del estado de bienestar.
El propio Liberman, que es corredor de fondo, participó en 2015 en la carrera de hombres contra caballos “Man Against Horse Race” que se remonta a 1983 en Prescott (Arizona) y comprobó cómo en el kilómetro 32 pudo adelantar a su primer caballo, ganado a 40 de los 53 caballos participantes a pesar de una marca poco destacable de 4 horas y 20 minutos para 40 Km. Lieberman dice literalmente: “A pesar de que somos las tortugas y no las liebres del mundo animal, los seres humanos somos capaces de batir a algunos de los mejores corredores de la naturaleza”.
Lieberman escribió junto con Bramble un artículo que se publicó en 2004 en la revista Natura, al que hace referencia en el libro, titulado “Nacidos para correr” en el que proponían que hace dos millones de años, nuestros antepasado, homo erectus, había desarrollado las características anatómicas necesarias para correr largas distancias en un entorno caluroso, con el fin de buscar comida y cazar, mucho antes de la invención de arcos y flechas y otras armas arrojadizas y sostenían que estos antepasados a veces cazaban persiguiendo animales veloces y ligeros como el ñu y el kudú, tal y como él había vencido a algunos caballos esa calurosa mañana en Prescott (Arizona)
Las adaptaciones que la selección natural ha dotado al ser humano para correr que menciona en su libro son:
1.- El ligamento de la nuca que actúa como un resorte para mantener la cabeza quieta común sólo en los animales adaptados para la carrera, pero del cual carecen el resto de primates y primeros homínidos, pero que los fósiles del género Homo sí que tenían.
2.- Piernas largas y elásticas para un animal de nuestro tamaño, así como tendones largos y elásticos que nos permiten saltar que funcionan como resortes (correr no es más que saltar de un pie a otro). En los humanos estos tendones evolucionaron de forma independiente al resto de nuestros parientes cercanos, para ayudarnos a correr.
3.- En el intervalo de velocidad de resistencia los seres humanos saltan tan bien como los caballos.
4.- Nuestra capacidad de transpirar copiosamente: la mayoría de los animales deben refrescar la temperatura del cuerpo jadeando. Únicamente nosotros tenemos entre 5 y 10 millones de glándulas sudoríparas por toda la piel: somos los campeones del reino animal a la hora de sudar.
5.- Tenemos corazones grandes y elásticos, un complejo sistema circulatorio cerebral para enfriar a este órgano vital durante el ejercicio, un porcentaje de 50 a 70 % de fibras de contracción lenta, resistentes al cansancio en nuestros músculos de las piernas.
Todos estos rasgos son convergentes, evolucionaron de forma independiente en los seres humanos y otros animales adaptados para correr (cursoriales), salvo la gran capacidad de transpiración que es exclusivamente humana. Nuestros primos primates la tienen muy reducida.
El libro de Daniel E. Lieberman, Ejercicio, cómo es que nunca evolucionamos para hacer ejercicio, por qué es saludable y qué debemos hacer, es muy interesante tanto para aquello que realizan ejercicio habitualmente como para quienes no lo practican y, personalmente se lo recomiendo a todo el mundo, tanto si amas, odias o te resulta indiferente la práctica del ejercicio físico.
Está redactado de una forma comprensible, nada técnica (se trata de un libro divulgativo) y utilizando como excusa la aclaración de muchos mitos relacionados con el ejercicio, ofrece mucha información interesante y científicamente contrastada sobre la actividad y el ejercicio físicos.
Uno de dichos mitos es la noción que supone que queremos hacer ejercicio, pero realmente estamos adaptados para ahorrar al máximo nuestro consumo energético y correr, por el simple hecho de correr para mejorar la salud y la condición física es una actividad muy reciente en la historia de nuestra especie. Ni siquiera la practican los actuales pueblos cazadores-recolectores, como tampoco el pueblo tarahumara, agricultores de subsistencia, nunca entrenan aunque corran carreras de 128 km los hombres, mientras chutan una pelota de madera del tamaño de una naranja, y 40 km las mujeres, como parte de una tradición milenaria.