Mientras Japón se abarrota de turistas, los japoneses apenas viajan a otros países. El motivo: solo el 17% tiene pasaporte

Japón ha consolidado su posición como uno de los destinos turísticos más atractivos del mundo. En cambio, los japoneses no viajan

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Que Japón vive un boom turístico sin precedentes quedó reflejado el pasado mes de diciembre, cuando la nación registró un récord absoluto de visitantes internacionales llegando hasta los 3,49 millones de turistas en un solo mes, cerrando un año que alcanzó los 36,87 millones de visitantes. Curiosamente, esta llegada masiva de personas al país no tiene su contraparte en los nipones. De hecho, la tasa de ciudadanos que tienen pasaporte para viajar es ínfima.

El 17%. A pesar de que el pasaporte japonés es considerado uno de los más poderosos del mundo, con acceso sin visa a más de 190 países, la cifra no deja dudas: solo el 17% de la población japonesa posee uno, una cifra sorprendentemente baja en comparación con otras naciones desarrolladas. En países como Estados Unidos y el Reino Unido, por ejemplo, el porcentaje de ciudadanos con pasaporte es del 50% y 85% respectivamente, lo que evidencia una diferencia notable en la disposición de los japoneses a viajar al extranjero.

Según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón, en 2024 se emitieron 3.7 millones de pasaportes, lo que representa un incremento del 8.8% respecto al año anterior, pero sigue siendo un 15.2% menor que en 2019, antes de la pandemia.

Factores detrás del dato. Históricamente, la tasa de pasaportes en Japón ha sido baja en comparación con otras economías avanzadas, manteniéndose entre 22% y 24% en la década de 2010. Sin embargo, este número se desplomó durante la pandemia y no ha mostrado signos de recuperación significativa desde entonces.

Se apuntan varias causas, además de las economías familiares. Uno de los factores clave es paradójico: la devaluación del yen, que no para de atraer turismo, ha encarecido los viajes internacionales y reducido la disposición de los japoneses a salir del país. Además, las prolongadas restricciones de viaje impuestas durante la pandemia desacostumbraron a la población a viajar, especialmente a los jóvenes.

Pérdida de competitividad. Según la Asociación Japonesa de Agentes de Viajes (JATA), el interés de los jóvenes por viajar al extranjero se ha debilitado demasiado, tanto, que piensan que podría tener consecuencias a largo plazo para la competitividad global de Japón. Su presidente, Hiroyuki Takahashi, ha expresado su preocupación por la brecha entre el turismo de entrada y salida, advirtiendo que el país debe corregir este desequilibrio severo para mantener su influencia internacional.

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Impacto en la educación. El declive en la disposición de los japoneses a viajar no solo afecta al turismo, sino también a la movilidad estudiantil. En el año fiscal 2023, solo 58.162 estudiantes universitarios participaron en programas de intercambio de corto y medio plazo, la mitad de los niveles previos a la pandemia en 2018 y 2019.

Pero hay más. El número de estudiantes japoneses que realizan estudios de largo plazo en el extranjero también ha caído drásticamente. En 2022, solo 41.612 estudiantes viajaron al extranjero, una cifra muy inferior al máximo histórico de 82.945 en 2004. Un fenómeno que contrasta con la creciente cantidad de estudiantes extranjeros que eligen Japón como destino educativo, lo que refuerza la idea de que Japón está perdiendo presencia en los circuitos de intercambio académico y profesional.

Soluciones para detener la tendencia. Ante esta situación, los expertos han sugerido que el gobierno adopte medidas proactivas para fomentar los viajes internacionales entre los jóvenes. Entre las propuestas más destacadas está la de ofrecer pasaportes gratuitos a quienes viajen al extranjero por primera vez, lo que podría incentivar a más personas (sobre todo jóvenes) a explorar el mundo y fortalecer el papel de Japón en el escenario global.

Y mientras tanto: turismo. Lo decíamos al inicio, mientras que el número de japoneses que parecen dispuestos a viajar fuera de sus fronteras es ridículo en comparación con su población, a la nación no para de llegar gente.

De hecho, el auge del turismo ha proporcionado un impulso vital a la economía del país, convirtiendo el gasto de los visitantes en la segunda mayor exportación de la nación, solo por detrás del sector automotriz y por encima de la industria de componentes electrónicos. En 2024, el gasto de los viajeros alcanzó un récord de 8.1 billones de yenes (51.57 mil millones de dólares), un aumento del 53% respecto al año anterior.

Un país que mira hacia adentro. Al final, los datos muestran un claro reflejo de la sociedad nipona. Japón enfrenta un declive preocupante en la disposición de su población a viajar al extranjero, con factores económicos, generacionales y sociales que han reducido la movilidad internacional de los nipones.

Aunque el país sigue recibiendo a un número desproporcionado de turistas y estudiantes extranjeros, su proyección internacional se ve debilitada por la falta de intercambio en la dirección opuesta. De ahí que el dato del pasaporte no sea ni mucho menos baladí, y que el gobierno busque medidas para incentivar los viajes y el aprendizaje fuera de sus fronteras. En juego está la competitividad de la nación.

Imagen | Sathish J, mydearboy

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