Ventilar la casa en invierno es difícil pero muy necesario. Mantener el equilibrio entre confort térmico, atmósfera saneada y ahorro energético exige prestar atención a un delicado equilibrio entre factores. Estos son algunos de los que debemos tener en cuenta.
Bueno y breve. No existe una respuesta genérica a la pregunta de cuánto tiempo debemos ventilar nuestro hogar en invierno. El motivo es que cada casa es distinta. Sí podemos decir, de forma genérica, que con 10 minutos o menos, nuestro hogar puede quedar ventilado de forma apropiada.
Existen algunos estudios científicos que pueden respaldar esta noción. Por ejemplo, un análisis publicado en la revista Procedia Engineering en 2017 y realizado en apartamentos con cocinas abiertas estimó que una ventilación de entre dos y seis minutos podía ser suficiente para limpiar el aire tras cocinar.
Para maximizar la reposición del aire y minimizar el tiempo de ventilación (y con ello la pérdida de calor) podemos seguir algunas recomendaciones básicas. Por ejemplo, resulta conveniente abrir las ventanas de habitaciones opuestas, dos en cada momento. Así lograremos por un lado un mayor diferencial de presiones y con ello más corriente, y por otro lograr que esta corriente recorra más espacio en nuestra casa.
La hora influye. La hora a la que ventilemos puede influir en el resultado de la ventilación. Normalmente pasamos las horas de la tarde y sobre todo de la noche cerrados en nuestros hogares. Es por eso que por las mañanas sea cuando más se note la acumulación de humedad y olores en nuestras casas y cuando más importante es ventilar.
Eso sí, si vivimos en ciudades debemos evitar las “horas punta” de la mañana ya que suele ser a estas horas cuando la contaminación ambiental alcanza su pico. Si somos alérgicos al polen, también debemos atender a las horas de mayor concentración de este en el aire, que puede variar en función del tipo de polen que cause nuestra reacción alérgica.
La importancia de ventilar. La ventilación del hogar es importante a lo largo del año. Nos sirve, por ejemplo, para mantener bajo control los niveles de humedad, reduciendo así la potencial proliferación de esporas de moho, lo que protege nuestro hogar y nuestra salud. Si cocinamos con gas o si utilizamos otros aparatos de combustión en el hogar como estufas también debemos ventilar apropiadamente la casa para evitar la acumulación de compuestos volátiles y gases asociados a la combustión.
En invierno también suele aumentar la circulación de virus respiratorios. Es por eso que la ventilación también es clave en los meses fríos del año. Ventilar permitirá reducir la concentración de posibles patógenos en el ambiente doméstico, lo que reduce la probabilidad de que se den contagios en nuestro entorno.
Mantenernos al resguardo. Ventilar sin perder parte del calor acumulado en nuestro hogar es imposible. Evidentemente, si queremos evitar que esto afecte a nuestro confort térmico lo primero que debemos hacer es abrigarnos, pero también podemos prestar atención a otro aspecto importante: el aislamiento térmico.
Así como la ventilación es importante, no tener más corrientes que aquellas que queramos generar nosotros mismos también es clave a la hora de garantizar el confort térmico, el ahorro y la salubridad de nuestro hogar. Existen diversos trucos y técnicas a las que podemos recurrir, sin necesidad de entrar en reformas de nuestro hogar (que, eso sí, a veces sí son necesarias).
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Imagen | Umberto
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