Ayer el BCE hizo un anuncio histórico: después de 11 años sin subir los tipos de interés, estos volverán a elevarse en julio en 25 puntos básicos, es decir, del 0% al 0,25%. Es un anuncio anticipado, pues normalmente los Bancos Centrales simplemente suben o bajan los tipos pero no avisan con antelación.
El motivo de esta subida es, como no, contener la inflación. Subir los tipos tiene algunas desventajas para la economía y por tanto esta estrategia de anunciar anticipadamente lo que van a hacer pretende traer lo bueno de la subida de tipos por sorpresa pero sin tener que hacerlo ya mismo.
Lo que ha dicho el BCE
Básicamente el BCE ha dicho que la previsión de cierre de inflación para este año para la zona euro es del 6,8%, del 3,5% en 2023 y del 2,1% para 2024. Todo esto es superior al objetivo de inflación del 2% en el medio plazo. Por tanto el BCE tiene que actuar, como es su mandato.
Una de las medidas es que el 1 de julio finalizará su programa de compra de activos (APP), aunque cuando los bonos comprados vayan venciendo reinvertirá el principal. Lo mismo pasará con el programa de compra de activos de emergencia lanzado durante la pandemia (PEPP). Esto hará que la financiación de los países de la zona euro sea más cara, impulsará los tipos de interés que pagan por su deuda y por tanto retirará dinero de la circulación.
Por otro lado está el anuncio estrella: en julio los tipos subirán 25 puntos básicos, hasta el 0,25%. Y en septiembre habrá una nueva subida de tipos, seguramente de otros 25 puntos básicos pero todavía sin determinar. A partir de ahí solo queda incertidumbre.
El BCE podría haberlo hecho de golpe sin anticipar sus movimientos, como hizo la Fed americana en mayo, que subió de golpe los tipos en 50 puntos básicos. Pero subir los tipos tiene consecuencias negativas en la economía: contiene la inflación, sí, pero a costa del crecimiento.
En EEUU tienen problemas distintos a los de Europa. La economía se ha recuperado con fuerza, el desempleo está en mínimos y la inflación es más preocupante (pues está propagada por toda la economía y no solo en la energía como en Europa). Por tanto la decisión de allí tiene sentido, poner el parche rápido. En Europa, en cambio, subir los tipos podría lastrar el crecimiento, así que una subida más gradual, con preavisos, quizá sea mejor estrategia. Solo el tiempo lo dirá.
¿Cómo nos afectará al bolsillo?
La subida de tipos tiene unos efectos directos en la economía de las personas. El primero es que los tipos de interés se propagan a los productos financieros más comunes, como por ejemplo los depósitos o las hipotecas.
Por tanto las hipotecas de tipo variable, que están referenciadas en España casi con exclusividad al euribor, van a subir en los próximos meses. Hemos tenido años con euribor negativo y esto no se va a volver a ver en mucho tiempo. ¿Hasta dónde subirá? De momento este año tiene pinta de que únicamente medio punto pero si la inflación no se modera el BCE será más agresivo y las subidas podrían ser considerables.
No hay que olvidar que en una situación normal los tipos de interés están un poco por encima de la inflación y ahora mismo están muy por debajo. Es difícil pronosticar que los tipos vayan a estar en el medio plazo en el 6%, pero que hayamos tenido 10-15 años de tipos muy bajos e incluso cero no puede descartar la historia anterior.
Por otro lado esta medida favorece a los ahorradores más conservadores, pues se volverán a ver depósitos que aportan algo de rentabilidad. De hecho ya lo hemos visto en los últimos tiempos y después del verano seguramente se sumen más entidades.
Sin embargo este movimiento también puede retraer rentabilidad de las bolsas, así que a medio plazo quizá no veamos una progresión como la que ha tenido el S&P500 desde la Gran Recesión hasta la Pandemia, una racha histórica con una rentabilidad del 452% desde febrero de 2009 hasta febrero de 2020.
¿Cómo afectará a la economía?
El lado negativo de subir los tipos de interés es que tiende a frenar el crecimiento económico. Es mucho más fácil crecer con crédito barato que con crédito caro. Sin embargo el crédito sigue estando barato. Unos tipos del 0,5% con una inflación del 6,8% siguen siendo tipos negativos. Aún así cualquier subida de tipos retraerá algo de inversión de las empresas, pues los costes financieros suben.
Otro efecto es que los países tendrán que empezara pagar más intereses por su deuda. En el caso de España esto implica una partida importante, ya que tenemos una deuda pública de 1.427.235 millones de euros (datos de 2021). España gastará en 2022 (según las previsiones del año pasado, podría cambiar) unos 30.000 millones de euros en pagos de intereses. De los gastos del Estado, es la segunda partida, después del pago en pensiones (existe una partida que es transferencia a otras administraciones que es superior, pero esa a su vez luego se desglosa en gastos como educación y sanidad).
A pesar de la que deuda pública se ha disparado en España desde el 2007 (pasando del 35% del PIB al 117% del PIB), los gastos en deuda apenas se han incrementado (de 20.000 millones a 30.000 millones), bajando en términos reales ligeramente los últimos años. El motivo es los bajos tipos de interés. Pero si esto llega a su fin el Estado va a tener que dedicar cada vez más recursos a pagar los intereses de la deuda. Y esto implica menos dinero disponible para sanidad, educación y pensiones, por ejemplo.
Por tanto, vamos a tener menos crecimiento y las cuentas públicas se van a estresar más aún. Esto, desde luego, son efectos que notaremos los ciudadanos y es que la guerra contra la inflación tiene víctimas colaterales.
¿Cómo afectará a las empresas tech?
Otro gran afectado por esta subida de tipos (no solo del BCE sino también de la Fed) son las empresas tech. Estas empresas se han visto favorecidas de dos formas por la políticas de tipos cero de la última década y media. La primera es que como los tipos estaban en cero y las inversiones más conservadoras no aportaban rentabilidad y por tanto se han ido moviendo a las zonas de mayor riesgo. Y por tanto ha habido mucho dinero para lanzar proyectos empresariales que en una situación normal no habrían logrado suficiente financiación.
Un ejemplo claro son esas empresas que han estado quemando dinero sin problemas durante muchos años, sin tener un plan solvente de lograr rentabilidad: Uber, WeWork o muchos de las empresas de la economía rider son un buen ejemplo. Este tipo de empresas que únicamente crecen y crecen sin llevar los números a negro van a tener complicado lograr nueva financiación. Es una vuelta al realismo que hubo después del crash punto com de 2000: los proyectos tienen que ser rentables.
Por otro lado es cierto que existen proyectos tech muy rentables: Apple, Google, Facebook y un largo etcétera. Incluso Amazon lo es, a pesar de que reinvierte con fuerza en crecer, pero en cualquier momento puede convertirse en una empresas con muchos beneficios ya que no tiene problemas de flujos de caja. Sin embargo, estos proyectos, por muy rentables que sean, han tenido unas cotizaciones de bolsa hinchadas para una situación normal. El P/E (la relación de precio a beneficios) histórico del S&P500 es de entorno a 15.
En la última década ha subido hasta 30, aunque en lo que llevamos de año ha bajado a 23.
Las empresas tech más conocidas tienen un P/E superior a 20, incluso rondando 30 en estos momentos, después de las correcciones que ha habido. Antes incluso tenían este indicador aún más alto. Y el P/E que estiman los analistas para el futuro está entorno a 20. Es decir, se está pronosticando que el beneficio va a crecer más rápido que su cotización. No se esperan grandes rentabilidades después de las correcciones que hemos visto.
Las empresas tech tenían la década pasada viento de cola para sus cotización: la huida de dinero de los inversores más conservadores desde inversiones que no daban apenas rentabilidad a inversiones con mayor riesgo. Quizá los inversores de bonos se decidieran por inversiones en negocios estables, pero los inversores que tradicionalmente invertían en negocios estables se iban a otro tipo de empresas más innovadoras. Al final había mucho dinero en el mercado buscando rentabilidades que acabó en las empresas tech, hinchando sus cotizaciones. Esto con tipos más altos no va a pasar.
Es decir, aunque Apple y compañía sigan siendo empresas muy rentables, sus cotizaciones van a tardar en llegar de nuevo a los valores que hemos visto a finales del año pasado, y si lo hacen será porque van a lograr aumentar sus beneficios de una forma clara y sólida (cosa que, por cierto, llevan haciendo mucho tiempo).
¿Existe un riesgo de que estas empresas no logren seguir aumentado sus beneficios? No parece que vaya a pasar pero siempre hay riesgos. Si viene una crisis profunda propiciada por la subida de tipos habrá menos gasto y esto afecta a todas las empresas de consumo (como Apple o Amazon). Si hay menos startups bien financiadas seguramente habrá menos gasto en publicidad y esto también podría afectar a empresas en este sector (como Google y Facebook). Etcétera. A nadie le viene bien que no haya un fuerte crecimiento económico.
Por tanto esta subida de tipos, tímida en un principio, pero que podría expandirse en los próximos meses, va a cambiar el mundo de tipos bajos en el que llevamos metidos desde la Gran Recesión y nos va a afectar de forma directa e indirecta. Lo mejor que podemos hacer es estar preparados.
Imagen: Pexels
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