El gasto en equipamiento avanzado para la fabricación de chips por parte de Corea del Sur superará al que realizará China en 2024. Así lo indican datos de la organización estadounidense SEMI citados recientemente por Bloomberg, según los cuales el año que viene la inversión de Seúl aumentará en un 41,5% hasta los 21.000 millones de dólares, mientras que la de Pekín lo hará en un 2%, hasta los 16.600 millones de dólares.
Impedir el desarrollo de China. Esta previsión de SEMI parece evidenciar el efecto de las restricciones establecidas por Estados Unidos en octubre de 2022 sobre la capacidad de China para adquirir elementos necesarios para la fabricación de chips que haya sido producidos por compañías estadounidenses o con material originario de ese país. Con ello, Washington persigue limitar el desarrollo chino en la industria de los microchips, impidiendo el acceso de Pekín a productos elaborados por compañías como NVIDIA, aunque no sin dificultades para la Casa Blanca.
Nuevas sanciones. Por otro lado, esta política de sanciones, que está previsto que provoque la pérdida de miles de millones de ventas en empresas estadounidenses como Applied Materials Inc, Lam Research Corp y KLA Corp, está siendo seguida a su vez por otros países. En este sentido, Países Bajos y Japón anunciaron recientemente la imposición de sanciones a la exportación hacia China de materiales necesarios para la fabricación de chips de última generación elaborados por compañías como la neerlandesa ASML y la japonesa Tokyo Electron Limtided.
Seúl mueve ficha. Por su parte, Corea del Sur ha decidido armonizar su desarrollo en la industria de los microchips con los intereses de Estados Unidos, que ya sugirió el pasado mes de febrero la posibilidad de limitar el número de semiconductores exportados a China y elaborados por las empresas surcoreanas Samsung y SK Hynix, según informó Reuters.
Un ambicioso y costoso plan. En este sentido, Corea del Sur busca ahora potenciar la creación de fábricas de microchips en territorio nacional: con esta idea el Presidente Yoon Suk Yeol anunció el pasado 16 de marzo la creación del mayor centro de elaboración de microchips del mundo. Estará localizado en Seúl y contará con la financiación de 230.000 millones de dólares por parte de Samsung, que serán utilizados a lo largo de las próximas dos décadas.
Samsung toma nota. En relación a esta cuestión, este proyecto se enmarca dentro de la estrategia de Samsung para incrementar su producción de semiconductores avanzados y ganarle terreno al gigante taiwanés TSMC. De hecho, la multinacional surcoreana anunció en octubre de 2022 un plan quinquenal para incrementar su producción y expandirse globalmente.
Futuro tejano. Uno de los países más atractivos para la firma es Estados Unidos: en Texas se está construyendo una planta de producción de microchips cuyo coste ya supera los 25.000 millones de dólares.
Seúl y Tokio se acercan. Por otro lado, en este contexto de dura competición tecnológica, recientemente se ha producido una novedad muy importante en el Noreste Asiático. Corea del Sur y Japón, aliados de Estados Unidos en la región, han acordado descongelar sus relaciones diplomáticas, tocadas desde hace años. En este sentido, Tokio decidió levantar las sanciones impuestas sobre Seúl para la compra de material para fabricar chips proveniente del país nipón.
Rivalidad tecnológica. Finalmente, SEMI prevé un aumento de la compra de material para la fabricación de chips de un 21% hasta los 92.000 millones de dólares en 2024. Como dijo Yan Xuetong, decano de Relaciones Internacionales en la Universidad Tsinghua, recientemente en conversaciones con La Vanguardia, en esta “posguerra fría” la nueva rivalidad entre Estados Unidos y China no es ideológica: es tecnológica.
Imagen: ASML
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