Visto el panorama, podría uno pensar que el cine de superhéroes empezó con el MCU, con 'Vengadores' (y ese pequeño preámbulo que es 'Iron Man') arrasando en taquilla y fijando las bases acerca de cómo hacer una película de supergente en mallas. Y que antes de eso, otro trío de taquillazos, las películas de Batman de Christopher Nolan, han condicionado el tono y la estética de todo el cine basado en el Universo DC, hasta la llegada del agradecido giro de 'Aquaman' y '¡Shazam!' y antes de ese paréntesis extraño que ha supuesto 'Liga de la Justicia' y su versión Snyder. Y pareciera que fuera de todo lo que orbita en torno a ambas galaxias han sido parodias, experimentos y cine superheroico de baja intensidad.
Y eso no es del todo cierto. De hecho, el MCU ha impuesto una forma de visualizar los superhéroes que hacen que cuando aparece alguna joya tipo 'Spider-Man: Un nuevo universo', que desbarata todos los conceptos que teníamos sobre el género y los reconstruye de forma radicalmente nueva, recordemos fugazmente que llevamos toda la vida viendo películas de superhéroes. La mayoría, fuera del Universo Cinemático Marvel. Y muchas ellas, tan o más meritorias. Quizás menos espectaculares, desde luego menos taquilleras, a lo mejor con menos avalancha de merchandising... pero dignas de ser recordadas** igualmente.
Nos hemos puesto manos a la obra para demostrar que no todas las superheroicidades en pantalla las ha inventado el MCU. Estas son algunas de las mejores películas de superhéroes que nos ha dado el cine antes de la avalancha Marvel.
'Batman' (1966)
Parece mentira que un héroe con la fama de oscuro y dramático de Batman tenga en su haber tres de las mejores comedias basadas en un superhéroe de cómic de todos los tiempos: la magnífica y siempre reivindicable 'Batman y Robin', la muy meta 'Batman: La LEGO película' y esta versión en largometraje de la encarnación camp televisiva del Hombre Murciélago. Muy consciente de su ridiculez y rebosante de momentos de gloria, todos los tics de la serie están aquí, más unos cuantos que han pasado merecidamente al Olimpo del humor de enmascarados, como el repelente anti-tiburones o el soberbio gag de la bomba.
'Superman' (1978)
Aunque hoy es fácil hacer de menos sus méritos, 'Superman' rebosa hitos: es la primera superproducción que adapta de forma oficial un cómic del género, con actores de primera fila y efectos y medios apabullantes. Se convirtió en un fenómeno de masas que no ha vuelto a ser igualado, ni siquiera por Marvel. Y convirtió su estructura argumental de historia de orígenes en un canon del que aún hoy las producciones modernas temen apartarse. Con un equilibrio único y muy apropiado entre humor camp, tragedia para todos los públicos y acción suave, 'Superman' sigue siendo hoy un auténtico festival de colorido y fantasía.
'The Toxic Avenger' (1984)
Una de las parodias más tremebundas y grotescas del fenómeno superheroico llegó con este mutante de Nueva Jersey que cae en un barril de residuos radioactivos y, vestido con un tutú y armado con una fregona, recorre la ciudad desfaciendo entuertos. Lo que es mitad versión lisérgica de 'Carrie' y mitad historia de origen de un supervillano de Batman se convirtió en la película más icónica de la indescriptible productora Troma Films. Curiosamente, el héroe acabó protagonizando algo tan propio de un tebeo Marvel -pero tan poco apropiado para un personaje de la Troma- como es una serie de dibujos animados para niños con mensaje ecologista. Contó con varias secuelas (más una extra en cartera) y crossovers con otros héroes de la casa como el Sargento Kabukiman, al más puro estilo cómic.
'Darkman' (1990)
Una de las películas de superhéroes más memorables de la entonces naciente década de los noventa, dotada de un sentido de la maravilla absolutamente incomparable con cualquier otra muestra del género. Incomparable incluso con la propia obra de Sam Raimi, que volvería a los superhéroes con la trilogía de Spider-Man, más espectacular, exitosa y fría. En 'Darkman', Raimi combinó los superhéroes urbanos y vengativos con los monstruos trágicos de la Universal, y el resultado fue una ópera superheroica febril y con un trío protagonista (Liam Neeson, Frances McDormand y Larry Drake como villano) antológico.
'Batman: la máscara del fantasma' (1993)
La mejor película de Batman de todos los tiempos tenía que estar basada, obviamente, en la inolvidable serie de animación de los noventa, que con su estética refinada y su asimilación de las constantes del Hombre Murciélago se convirtió en la adaptación perfecta del icono de DC. Aquí tenemos a un villano creado para la ocasión, pero también a un Joker que acarrea unos dilemas morales más directos y con menos aspavientos que los de Heath Ledger. Visualmente arrebatadora y temáticamente compleja, pero también muy divertida y atenta a la esencia de las ficciones de superhéroes.
'El Cuervo' (1994)
Con el Batman cinematográfico en plena cresta de popularidad, este pseudo-superhéroe basado en un cómic underground tomaba prestados elementos tanto de las convenciones del género (poderes sobrehumanos, capacidad para el combate, voluntad de solucionarlo todo a golpes, la gabardina como capa para chulear) como del cine de venganzas, de donde agarraba su punto de partida argumental. Quién sabe si la película habría tenido la misma repercusión si el prometedor Brandon Lee no hubiera fallecido en circunstancias poco habituales, pero lo cierto es que el resultado es muy simpático, una exhibición de gótico pop con una estupenda y muy endogámica banda sonora, en una resultona mezcla de superheroismo, terror post-Burton y estética videoclipera para malotes a los que no les dejan jugar en la calle hasta tarde.
'Batman Forever' (1995)
Cualquiera de las tres primeras películas de Batman podría haber estado aquí, pero nos quedamos con esta porque 'Batman vuelve' es más una película de Tim Burton que del Hombre Murciélago, y la primera entrega, pese a sus hallazgos y su importancia histórica, es muy rígida como aventura superheroica. 'Batman Forever' es una estupenda suma de todo lo que debe ser una adaptacion colorista y para todos los públicos del héroe DC, con unos villanos entonadísimos encarnados por actores de primera, un Val Kilmer resultón como Bruce Wayne y un montón de acción, persecuciones y gadgets. Algo aparatosa, quizás, pero como blockbuster sin pretensiones y fantasía superheroica sin exceso de drama no tiene rival.
'Blade' (1998)
Disipándose el fiasco comercial de 'Batman y Robin', dos años antes de 'X-Men' (y uno antes de otra película de superhéroes camuflados, 'Matrix'), 'Blade' es la auténtica bisagra entre el caótico cine superheroico de los ochenta y los noventa y una nueva era de blockbusters y adaptaciones cada vez más fieles a los comics. Partía de un material de origen que podía haber dado pie a una parodia, siendo un producto tan de su época (Drácula hammeriano decadente + blaxploitation setentera), pero triunfó tomándose muy en serio a sí misma. Wesley Snipes es demoledoramente cool, las secuencias de gore y artes marciales son extraordinarias y los aires de tebeo tronado y ruidoso mantienen en lo más alto a una película divertidísima y que generaría una interesante secuela de Guillermo del Toro y una zumbada tercera entrega.
'X-Men 2' (2000)
Aunque la mejores producciones de mutantes de Fox ('X-Men: Primera Generación', 'Logan' y 'Deadpool') se estrenaron cuando el MCU estaba ya en marcha, hay en las entregas anteriores indiscutibles puntos de interés. Para empezar, ellas fueron las que allanaron el camino para la explosión superheroica que vivimos ahora. En 'X-Men 2', después de un titubeante arranque para la franquicia, vemos un grupo compenetrado y con abundantes momentos de lucimiento individual. Hay villanos con aristas y carismáticos (ese Magneto que sigue estando entre lo mejor de las entregas de Bryan Singer), momentos de lucimiento como la extraordinaria presentación de Rondador Nocturno, metáforas resultonas y guiños para fans, como la aparición de Coloso. Sin 'X-Men 2' el MCU sería muy distinto, pero lo cierto es que casi veinte años después, esta secuela sigue manteniendo el tipo perfectamente.
'El protegido' (2000)
Justo en la época en la que el cine de superhéroes tal y como lo entendemos hoy se desperezaba con unos cuantos blockbusters veraniegos, M. Night Shyamalan ya hacía una de las mejores reflexiones sobre el género que ha dado el cine. Adaptó con inteligencia los tópicos de los superhéroes a un estilo calmado y realista (el uniforme, la historia de origen, la identidad secreta, la conexión entre héroe y villano), con sofisticación pero sin necesidad de pasarse de listo, de modo que -a diferencia de 'Glass', también estupenda pero de otra manera- puede ser perfectamente disfrutada por fans y por quienes no lo son. Una maravilla que explica perfectamente, por encima de cualquier otra cosa, por qué nos gustan tanto las fantasías superheroicas.
'Spider-Man 2' (2004)
Como hemos visto, las segundas partes de franquicias superheroicas suelen ser las mejores (o estar entre las mejores). El caso de los Spider-Man es uno de los más claros: esta secuela es la más equilibrada entre los dramas cotidianos de Peter Parker (aquí con una excelente parte romántica con Mary Jane) y la acción bombástica, en este caso contra el mejor villano de la franquicia, el Doctor Octopus al que da vida un inquietante pero humano Alfred Molina. El combate en el tren es la mejor escena de acción de la serie y algunas secuencias casi propias de cine de terror retrotraen al propio Sam Raimi de 'Darkman'.
'Los Increíbles' (2004)
En un momento de febril creatividad superheroica, 'Los Increíbles' se rebeló como un experimento afortunadísimo que aunaba la parodia del género con una aplastante creatividad e inventiva que configuró esta película de una Pixar aún ingeniosa y vibrante (Brad Bird estaba recién salido nada menos que de 'El gigante de hierro') como una película de superhéroes muy notable. La inspiración en la filosofía Marvel en general y en los Cuatro Fantásticos en particular estaba muy clara, pero además, Bird lo trufó todo de secundarios magníficos (Edna es un hallazgo) y de una explotación soberbia de las posibilidades de los poderes desbocados. Perfecta para un programa doble con la estéticamente menos lograda, pero también muy potente en lo conceptual 'Megamind'.
'El Caballero Oscuro' (2008)
Aunque las películas de Christopher Nolan con Batman como protagonista no son perfectas, su influencia ha sido tan indicutible como involuntariamente maligna (por su culpa DC ha pasado una década atascada en los héroes enjutos y en callejones lluviosos -¡incluso Superman!-). De la trilogía rescatamos la más estimable, la segunda de ellas, alejada de la inútil aparatosidad de la primera o del delirio involuntariamente humorístico de la tercera. Gracias a la espléndida composición de Heath Ledger como Joker y a algunas atrevidas ideas de guión y puesta en escena, esta aventura de Batman pasa a los anales de las películas superheroicas pre-avalancha Marvel.
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