Estas son las bestiales especificaciones de las Xbox Series X: CPU octa-core, GPU de 12 TFLOPS y almacenamiento de 1 TB ampliable

Microsoft ha desvelado hoy más detalles de sus consolas de próxima generación, las Xbox Series X. En un detallado artículo en su blog oficial se ofrecen numerosos detalles sobre el hardware que formará parte de una consola muy potente y con opciones de lo más interesantes.

En Microsoft ya nos habían hablado de los 12 TFLOPS de potencia gráfica de la consola o de su (polémico) diseño, pero ahora sabemos que contará con una CPU octa-core y esa poderosa tarjeta gráfica que además tendrá 16 GB de memoria GDDR6. Atentos, por cierto, a las "tarjetas de expansión" de almacenamiento, que no son más que unidades SSD extraíbles de 1 TB.

Un diseño y formato que engaña: no es tan grande

Aunque el aspecto de las Xbox Series X sorprende por ese "formato PC" lo cierto es que el tamaño de estas consolas es bastante contenido para la potencia que encierran.

Como indican en Eurogamer, las consolas de próxima generación de Microsoft son desde luego más voluminosas que sus predecesoras, pero la diferencia en tamaño y volumen no es demasiado elevada.

Xbox Series X

Xbox One X

Xbox One S

Dimensiones

301 x 151 x 151 mm

300 x 240 x 60 mm

295 x 230 x 65 mm

Volumen total

6,86 l

4,32 l

4,41 l

Peso

4,45 kg

3,69 kg

2,9 kg

Puertos

Salida HDMI 2.1
3 x USB 3.2
Puerto de red
Puerto para tarjetas SSD
Entrada de corriente

Entrada HDMI 2.0b
Salida HDMI 1.4
3 x USB 3.2
Salida óptica de audio
Salida IR
Puerto de red
Entrada de corriente

Entrada HDMI 2.0b
Salida HDMI 1.4
3 x USB 3.2
Salida óptica de audio
Salida IR
Puerto de red
Entrada de corriente

Unidad óptica

Unidad Blu-ray 4K UHD

Unidad Blu-ray 4K UHD

Unidad Blu-ray 4K UHD

Estas consolas, no obstante, cuentan con una selección de puertos bastante distinta a la de las Xbox One. Perdemos la salida de audio óptica —el sonido se transmitirá con el vídeo a través del nuevo puerto HDMI 2.1— y el puerto de entrada HDMI de anteriores modelos. Termina así la era en la que la Xbox quería ser centro de la experiencia multimedia y lograr que también viéramos la tele a través de ella.

También es interesante comprobar como uno de los detalles de diseño que más llamaron la atención tiene más truco del que parecía. Ese trasfondo verde bajo la rejilla de ventilación superior no es un sistema de iluminación LED: es simplemente una pieza de plástico verde que se sitúa entre el ventilador y los componentes internos.

El mando de las Xbox Series X es una ligera evolución del mando que ya conocíamos en las Xbox One. El agarre es idéntico, pero la parte de los gatillos se ha modificado ligeramente para ser más cómodo para manos pequeñas.

Además en ese mando encontramos un pad digital mejorado, mientras que debajo del botón con el logo de la Xbox encontramos un nuevo botón físico destinado a compartir contenidos. Eso, unido a las mejoras de latencia, harán que la experiencia de juego sea aún mejor incluso en este apartado.

Una CPU y una GPU envidiables

La CPU personalizada de AMD cuenta con 8 núcleos a 3,8 GHz (sin multiproceso simétrico activado, con él van a 3,6 GHz) basados en la nueva arquitectura Zen 2. Como explicaba en un análisis preliminar Austin Evans, siete de esos núcleos estarán disponibles para los juegos, mientras que uno quedará reservado para el sistema operativo en segundo plano.

La potencia gráfica estará garantizada con la nueva tarjeta dedicada también basada en una GPU personalizada de AMD con arquitectura RDNA 2 que permite llegar a los 12 TFLOPS de potencia, duplicando así la que estaba disponible para la Xbox One X. Cuenta con 52 CUs y una frecuencia de trabajo de 1.825 MHz.

Llamativos también son los 16 GB de memoria GDDR6 que acompañan a la GPU de los cuales 10 GB serán "óptimos" y ofrecerán un ancho de banda de 560 GB/s, mientras que los 6 GB restantes serán de "memoria estandar" y funcionarán con un ancho de banda algo inferior de 336 GB/s. De esos 6, 2,5 estarán además reservados para el sistema operativo de forma que todo vaya muy fluido en todo momento.

Estos componentes estarán refrigerados con una nueva versión del "vapor chamber" que es más voluminoso que el que por ejemplo Microsoft ofreció por primera vez en las Xbox One X. El ventilador de 130 mm con diseño personalizado es especial también por ser el único en toda la consola y está situado en la parte superior de la cnsola.

Tendrás 1 TB de SSD... y tarjetas con SSD de 1 TB extraíbles

Probablemente uno de los componentes fundamentales de las Xbox Series X es la unidad de almacenamiento. Como Evans confirmaba en el vídeo, se trata de una unidad SSD de 1 TB que aprovecha el estándar PCIe 4.0, algo que adelantábamos hace meses y que permite que las tasas de transferencia sean absolutamente brutales. Esas tasas confirman precisamente ese argumento de las cargas "instantáneas" de las que tanto ha hablado Microsoft.

Según los responsables de Microsoft, será posible lograr tasas de 2,4 GB/s de datos en bruto (raw), y hasta 4,8 GB/s de datos comprimidos, lo que hace que las viejas unidades de disco duro de las Xbox One queden en evidencia. Las unidades de las Xbox One X eran por ejemplo modelos SATA III de 5.400 RPM con tasas de transferencia de unos 140 MB/s.

Seguirá siendo posible conectar unidades externas a través del puerto USB, pero hay una limitación: no podremos usarlas para jugar a juegos de la Xbox Series X, solo para los de generaciones anteriores. Para poder hacerlo tendremos que usar la unidad SSD interna, ya que los juegos que quieran aprovechar la potencia de la consola tendrán que estar almacenados en este sistema, y no en unidades externas USB.

No obstante, si necesitamos más de 1 TB de espacio de SSD en las Xbox Series X, tendremos la opción de comprar tarjetas de almacenamiento de 1 TB, que no son más que unidades SSD extraíbles que sí pueden aprovechar todas las prestaciones del sistema de almacenamiento interno de las Xbox Series X.

Esas tarjetas se insertarán en el misterioso puerto horizontal que veíamos en filtraciones previas y que no es más que una ranura M.2 NVMe para unidades SSD PCIe 4.0 como estas. Esta conexión se beneficia, como la unidad interna, de la llamada Xbox Velocity Architecture, que permite sacar el máximo partido de estos componentes a la hora de ofrecer esos tiempos de carga casi instantáneos.

Entre esas prestaciones destaca el soporte de la tecnología Quick Resume con la que podremos cambiar de juego de forma casi instantánea en la consola cuando queramos. Los estados y partidas de cada videojuego son "persistentes" de forma que cuando volvemos a ese juego que habíamos abandonado lo hagamos exactamente en el momento y posición en que los dejamos.

Juegos a 4K y 60 y hasta 120 fps, ray tracing y más

Todo ese hardware va destinado a ofrecer las mejores experiencias de juego posibles, y el objetivo para Microsoft es claro: soportar títulos con resolución 4K a 60 fps "sin compromisos para los desarrolladores".

De hecho, aseguran en Microsoft, habrá juegos que soporten 120 fps que permitirán disfrutar de títulos con una orientación más competitiva y de eSports, por ejemplo. En Microsoft aseguran que dejan las decisiones creativas y técnicas a los desarrolladores, pero ofrecerán opciones tanto para unos como para otros.

Esa nueva arquitectura gráfica es un paso adelante importante para AMD y para esta consola, ya que entre otras cosas habilita por ejemplo el soporte de trazado de rayos (ray tracing) a través de aceleración hardware. El alcance de esta tecnología era perfilado en ese post de Microsoft indicando cómo podía influir por ejemplo a la hora de jugar a una versión especial de Minecraft de la que ya hablamos en el pasado.

No solo habrá mejoras gráficas en el citado soporte del trazado de rayos, sino también en juegos que se beneficiarán de un nivel de detalle espectacular. En Microsoft ponían el ejemplo de Gears 5 que en una edición especial para las Xbox Series X incluía "texturas de mayor resolución y niebla volumétrica de mayor resolución". El juego se podía jugar con esos parámetros en 4K a 60 FPS, cuando en la Xbox One X lo hacía con menor nivel de detalle a 4K a 30 FPS.

La latencia es otro de los apartados que han tenido muy en cuenta en el diseño de las Xbox Series X. El protocolo inalámbrico de Microsoft ayuda a capturar y transmitir las pulsaciones que hacemos sobre el nuevo mando, se reciben y decodifican en la consola con la tecnología Dynamic Latency Input (DLI) y se trasladan al monitor que como ya sabíamos también se beneficiará del soporte de las conexiones HDMI 2.1. En este estándar se integran el soporte para juegos a 120 Hz o sincronización vertical con la tecnología Variable Refresh Rate (VRR).

La compatibilidad hacia atrás o retrocompatibilidad con títulos de las Xbox One, las Xbox 360 e incluso las Xbox está garantizada y potenciada además: en Microsoft aseguran que las mejoras afectarán a los "tiempos mejorados de lanzamiento y carga, tasas de fotograma más estables, resoluciones más altas y calidad de imagen mejorada".

Estamos pues ante unas consolas que parecen estar muy avanzadas en su desarrollo y que ahora solo tendremos que esperar unos meses para verlas a la venta. La última gran cuestión, por supuesto, es cuál será su precio de venta. Ese dato sigue siendo una incógnita.

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