En 1997 el tamaño medio de las teles con panel LCD en EEUU era de 22 pulgadas. Los monitores de PC apenas llegaban a las 19 pulgadas con suerte, y mejor no hablemos de los teléfonos de aquella época, que tenían pantallas de dos pulgadas. No necesitábamos más.
¿O sí? Parece que sí, porque desde entonces el crecimiento en las diagonales de todas nuestras pantallas ha sido brutal. Si la historia ha demostrado algo en estas dos décadas en cuanto a tamaño de pantallas, es que se hace realidad aquello de 'caballo grande, ande o no ande'. No parece, eso sí, que haya tanto margen de crecimiento como lo había hasta ahora.
Mi tele es más grande que la tuya. La evolución del tamaño de nuestros televisores ha sido espectacular: un informe de Statista revela que el tamaño medio para pantallas LCD era de esas 22 pulgadas en 1997, mientras que en 2022 esa media es de 50 pulgadas. La fabricación de paneles más grandes y de mejor calidad ha hecho explotar una industria que ahora nos ofrece Smart TVs de 65 o 75 pulgadas a precios de risa. Y hay quien apuesta por paneles de 100 pulgadas, aunque ahí tenemos otro problema: meterlos en el ascensor para subirlos a casa.
Ir al cine con la excusa de verlo todo "en pantalla grande" ya no tiene tanto sentido, y eso, unido a los precios —y lo de las palomitas— o la pandemia y los servicios de streaming, ha hecho que los cines estén en crisis mientras lo de tener un cine en casa se ha vuelto no la excepción, sino la norma. Ya sabes: si te vas a comprar una tele, compra la más grande que te quepa en casa. Te aseguro que en una semana ya la verás normalita.
La era del zapatófono. Con los móviles ha ocurrido tres cuartos de lo mismo. La llegada de los smartphones ha hecho que aquellas panallas diminutas de nuestros teléfonos "tontos" sean un anacronismo, y desde que el iPhone se plantó con aquellas espectaculares 3,5 pulgadas, la cosa no ha parado de crecer. Lo hizo al principio con algunas dudas, pero Samsung y sus Galaxy Note le demostraron al mundo que todos querríamos zapatófonos. Lo dijo un estudio de Kantar ya en 2013, y solo rascaban la superficie.
Hasta Apple, que se resistía a la tendencia, acabó dando la razón al fabricante surcoreano y ahora lo difícil es encontrar móviles "compactos". La reducción de marcos ha hecho el resto, y hoy es raro ver móviles de menos de seis pulgadas de diagonal, algo que hace unos años nos parecía ridículo. ¿Quién es el ridículo ahora, eh? ¿¡EH!?
Espera, que no hemos hablado de monitores de PC. Los paneles para monitores de PC también han crecido de forma notable. A principios de los 2000 era raro ver monitores de más de 20 pulgadas, pero la adopción del formato 16:9 hizo que todo cambiase. Los monitores —que ofrecen mejor calidad de imagen, mejor resolución y prestaciones especialmente avanzadas para gamers— empezaron a crecer por todos lados, y ahora es fácil encontrar espectaculares modelos ultrapanorámicos de 49 pulgadas. Las ventajas son evidentes tanto para jugar o disfrutar de contenidos como para trabajar: cuantas más celdas de Excel quepan, ya se sabe, mejor.
No lo digo yo. Lo dice Apple, que hace más de 15 años encargó un estudio para evaluar aquella prodigiosa Apple Cinema Display de 30 pulgadas de la época. Según el estudio, "las pantallas de mayor tamaño pueden ofrecer ganancias de productividad de entre el 50 y el 65% en varias tareas ofimáticas específicas y pueden amortizar su coste extra en ahorros de tiempo a lo largo de varios años".
La cosa va más allá, porque hay también quienes usan televisores como monitores, y varios fabricantes se apuntaron al formato BFGD (Big Format Gaming Displays) con modelos de 55 y 65 pulgadas, que parecen exagerados teniendo en cuenta la distancia a la que trabajamos en ellos. Para algunos eso no importa. Caben más celdas.
¿Pueden crecer mucho más nuestras pantallas? Lo cierto es que esa enorme evolución del tamaño de nuestras pantallas está ahora alcanzando quizás sus límites. No porque no puedan hacerlo, sino porque realmente existen límites prácticos. Nuestras casas no están preparadas para televisores de 100 pulgadas y parece que será difícil ver móviles por encima de las siete pulgadas por la simple razón de que ya no nos cabrán en el bolsillo. Los monitores de PC sí tienen más margen aquí, pero de nuevo esa distancia a la que los manejamos puede que frene o al menos desacelere el tamaño de estos periféricos.
Pero claro, lo mismo podríamos haber dicho hace años. Las casas pueden acabar haciendo sitio —que vivan las reformas— para pantallas gigantes, y en móviles está claro que los plegables plantean solución a quienes quieren llevar un móvil que se convierte en una tableta cuando lo necesitan. Ya sabéis: la pantalla de 3,5 pulgadas de aquel iPhone nos parecía gloriosa en 2007, y ahora nos parece de juguete. Quién sabe si las pantallas de 6,5 pulgadas que solemos manejar hoy en día nos parecerán también de juguete dentro de 15 años. Habrá que revisitar este tema para entonces.
Imagen | DailyInfographic
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