Los chatbots son a menudo sorprendentes, pero pronto se quedarán cortos. Eso es al menos lo que afirma Sam Altman, que en una entrevista reciente con Y Combinator habló de su pasado, pero también del presente y futuro de la IA. Su optimismo es extraordinario, y afirmó que en 2025 se producirá la singularidad tecnológica. La pregunta, claro, es qué significa eso.
Qué es la "singularidad tecnológica". Este concepto define un momento de la historia de la humanidad en el que el desarrollo tecnológico llegará a un punto sin precedentes. Como explicaba nuestro compañero Santiago Sánchez-Migallón hace unos años:
"Las máquinas igualarán y superarán la inteligencia humana. Según el filósofo de Oxford Nick Bostrom se producirá la llamada "explosión de la inteligencia", y las máquinas se mejorarán a sí mismas de modo que cada generación, al ser más inteligente, será capaz de mejorar su propia inteligencia, dando lugar a otra nueva generación aún más inteligente, y así sucesivamente ad infinitum".
La AGI tiene mucho que ver (o no). La inteligencia artificial general (AGI) describe un tipo de IA que igualará o superará la inteligencia humana, pero aunque suele indicarse que la AGI podría ser un desencadenante de la singularidad, esta también podría ser causada por otros avances tecnológicos. Por ejemplo, ingeniería genética, computación cuántica, bioingenería o una red de IAs "estrechas" que combinadas puedan lograr ese mismo resultado.
Altman cree que una AGI es posible en 2025. El CEO de OpenAI indicó en la entrevista con Y Combinator que podríamos llegar a ver una AGI en 2025. Destacó que hoy por hoy este es simplemente un problema de ingeniería y que el camino para conseguir una inteligencia artificial general "está básicamente claro". En septiembre ya afirmó que la AGI llegaría "en unos pocos miles de días", lo que desde luego alarga el plazo de los que hablaba en la entrevista.
Optimista desde hace años. En diciembre de 2017 un aún desconocido Sam Altman publicó un artículo en su blog personal titulado 'The Merge' ('la fusión'). En él indicaba cómo los humanos y las máquinas se fusionarán y de cómmo esa fusión será un proceso gradual "que es difícil notar". Para él esa fusión ya había comenzado entonces: "nuestros móviles nos controlan y nos dicen qué hacer y cuándo; las redes sociales determinan cóo nos sentimos; los motores de búsqueda deciden lo que pensamos".
¿Pero la AGI no será para tanto? Lo curioso es que Altman cree que la teórica revolución de esta inteligencia artificial general "cambiará el mundo mucho menos de lo que pensamos e impactará en el trabajo mucho menos de lo que pensamos". Es lo que dijo en enero en el World Economic Forum de Davos, destacando que en esencia sería "una herramienta increíble para la productividad".
Cambios, sí, pero no revoluciones. En la entrevista con Y Combinator Altman incidió en ese punto añadiendo que "creo que en cinco años parecerá que tendremos un ritmo increíblemente rápido de mejoras tecnológicas", pero la gente tendrá la sensación de que la AGI "llegó y se fue" y que la sociedad en sí misma cambiará "sorprendentemente poco". Otros expertos como Ray Kurzweil opinan de forma muy distinta y apuntan a cambios extraordinarios.
Contradicción. Los comentarios de Altman parecen extraños: si la AGI es desencadenante de la singularidad tecnológica, ¿cómo es posible que ese ritmo frenético de mejoras no cambie la sociedad? Altman parece aquí estar planteando que ya estamos viviendo esa transformación —es justamente lo que apuntaba en 2017—, pero desde luego su optimismo contrasta con el hecho de que llegar a ese punto no signifique una gran revolución.
Imagen | TechCrunch
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