Sí, es fácil caer en la comparación con 'Black Mirror', pero es que lo pasa en China es increíble, la distopía en real. De acuerdo al Centro Nacional de Información de Crédito Público de China, durante el 2018 se impidió que 17,5 millones de billetes de avión fuesen comprados por personas cuyo "crédito social" era insuficiente, así como 5,5 millones de ciudadanos que no pudieron adquirir un billete de tren por la misma razón.
A finales de 2017 nos enteramos que China estaba por implementar un sistema de puntaje ciudadano basado en la confiabilidad, planteando así una sociedad basada en calificaciones personales derivadas de las acciones que se tienen frente al gobierno y la misma sociedad. Sí, algo extremadamente parecido al capitulo 'Nosedive' de la tercera temporada de 'Black Mirror'. Posteriormente nos enteramos que este sistema se llama 'Crédito Social' y ha estado en pruebas desde 2014 con la idea de una implementación en todo el país durante 2020.
La sociedad china ya se basa en calificaciones personales, a lo 'Black Mirror'
Desde que supimos de la existencia de este 'crédito social', poco a poco hemos ido conociendo algunas de las faltas que afectan el puntaje de las personas, así como las restricciones a las que se hacen acreedores debido a un "puntaje bajo o insuficiente". Por ejemplo, aquellos afectados no podrán viajar en avión o en tren, tanto para moverse dentro del país como para salir de él.
De hecho, hace unas semanas pudimos escuchar uno de los mensajes que se transmiten en los trenes donde el gobierno pide a sus ciudadanos que cumplan con las normas para evitar puntos negativos. Y es que según el gobierno del presidente Xi Jinping, estas medidas se están implementando para mejorar el comportamiento de las personas con el fin de tener una "mejor convivencia".
Mientras que gran parte de los chinos aprueban estas medidas, el resto del mundo lo suele ver como una forma de control basada en un puntaje totalmente abstracto, donde grupos por los derechos humanos advierten que el uso de este sistema puede llevar a que las personas sean inscritas en una lista negra sin su conocimiento.
De hecho el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, se refirió a esto como "un sistema 'orwelliano' basado en controlar prácticamente todas las facetas de la vida humana".
Y es que el mayor problema son las acciones que provocan la deducción de puntos a los ciudadanos, donde encontramos desde infracciones a la ley, como no pagar impuestos, aquellos que hayan cometido actos delictivos, quienes hayan difundido información falsa sobre terrorismo o hayan causado problemas ya sea en vías públicas o medios de transporte. Hasta acciones que podrían parecer más triviales, como pasear un perro sin correa, aparcar una bici sobre un paso peatonal, fumar en lugares prohibidos, quienes hayan hablado mal del gobierno y hasta aquellos que hayan emitido disculpas que se consideren "poco sinceras".
Por otro lado, las sanciones, o castigos, están poco a poco aumentando:
- No ser considerado para un cargo público.
- Perder acceso a la seguridad social.
- Ser revisado a fondo a su paso por la aduana china.
- Ser excluido de puestos de alto nivel en diversas compañías públicas o privadas.
- No tener acceso a una cama en trenes nocturnos.
- Ser excluido de hoteles y restaurantes con estrellas más altas y ser rechazado por las agencias de viajes.
- Sus hijos no podrán ingresar a escuelas privadas más caras.
- No poder usar trenes ni aviones.
- No poder salir del país.
Según el Centro Nacional de Información de Crédito Público de China, tan sólo el año pasado, 3,5 millones de ciudadanos chinos cumplieron "voluntariamente" con sus obligaciones legales, de los cuales sólo 37 personas pagaron un total de 150 millones de yuanes (aproximadamente 22 millones de dólares) en multas o sanciones.
También se añadieron nuevas ofensas relacionadas con publicidad engañosa, noticias falsas (fake news) e infringir "leyes antidrogas", pero no se dieron cifras concretas de cuántas personas han sido sancionadas como parte del 'crédito social', vamos, ni siquiera se sabe en qué regiones del país está operando.
Como se sabe, aunque no hay confirmación oficial por parte del gobierno chino, las autoridades de aquel país han invertido fuertes cantidades de dinero en instalar una gran red tecnológica para mantener monitorizados a sus ciudadanos. Aquí tenemos desde policías con gafas con reconocimiento facial, chips RFID en todos los coches, más de 20 millones de cámaras con inteligencia artificial, una aplicación de vigilancia para los smartphones de los ciudadanos, entre otras cosas.
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