La historia comenzó en la mañana del 17 de noviembre, cuando se produjo un corte en uno de los cables submarinos de comunicaciones entre Lituania y Suecia. Horas después, se detectaba otro cable, ahora entre Finlandia y Alemania, también cortado. El accidente había adquirido otro cariz, y el sabotaje apuntaba, según varios dirigentes europeos, a Rusia. Los acontecimientos han dado un giro en los últimos días, y hay una más que tensa situación en el Mar Báltico.
El buque chino. En estos momentos, y como si se tratara del inicio de una película de espionaje, hay un buque comercial chino, el carguero Yi Peng 3, que permanece anclado en el Mar Báltico, rodeado por varias embarcaciones navales y de guardacostas europeos. Mientras, autoridades de Suecia, Finlandia y Lituania investigan el corte de los dos cables submarinos de fibra óptica.
Sí, se sospecha que el ancla del buque podría haber arrastrado intencionalmente los cables hasta 160 km, lo que conllevaría a un escenario inédito en la geopolítica. Ahora mismo es solo una teoría, pero el barco chino no se mueve mientras las autoridades no descartan ni confirman el acto de sabotaje. Además, no se ha descartado a Rusia del todo. Más bien, todo lo contrario.
Evidencias y patrones sospechosos. Contaba en una exclusiva hace unas horas The Wall Street Journal que varios investigadores han señalado que es improbable que el capitán no notara el anclaje arrastrado, especialmente considerando las condiciones climáticas favorables. Además, el barco apagó su transpondedor en lo que han denominado como un "incidente oscuro", cortó los cables entre Suecia, Lituania, Alemania y Finlandia, y posteriormente levantó el ancla tras zigzaguear.
No solo eso. Inspecciones del casco y el ancla han confirmado daños consistentes con los cortes, mientras que al parecer el historial operativo del buque, que cambió de operar exclusivamente en aguas chinas a rutas rusas en 2024, aumenta las sospechas de lo ocurrido.
Reacciones diplomáticas (y legales). Por su parte, China ha salido rápidamente y ha negado cualquier implicación estatal, reiterando su apoyo a la seguridad de infraestructuras internacionales, mientras que Rusia rechaza las acusaciones calificándolas de absurdas.
Con todo, el incidente se suma a una serie de ataques atribuidos al Kremlin en infraestructuras críticas europeas desde el inicio de la invasión a Ucrania. Incluso Putin amenazó con ello hace muy poco. Qué duda cabe, no deja de ser una situación delicada en un contexto complicado, ya que la intervención debe equilibrarse con la libertad de navegación garantizada por el derecho marítimo internacional.
Reacción “nórdica”. El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, ha advertido que el Mar Báltico es ahora una "zona de alto riesgo", y aunque evitó señalar responsables, subrayó la importancia de una investigación exhaustiva con lo ocurrido por los cables. En este contexto de crecientes tensiones, contaba esta mañana el Guardian que los líderes nórdicos y bálticos se reunieron en Suecia para discutir la seguridad marítima y el fortalecimiento de la defensa en la región. Polonia propuso una iniciativa de "patrullaje naval conjunto" para contrarrestar amenazas rusas, mientras que los países presentes reafirmaron su apoyo a Ucrania, comprometiéndose a incrementar el suministro de municiones y defensa.
Kristersson destacó que la membresía de Suecia en la OTAN ha incrementado su seguridad, aunque reconoció la expectativa de que los países europeos asuman mayor responsabilidad en su defensa. También negó que la reciente prohibición de proyectos eólicos marinos en el Báltico estuviera relacionada con conocimiento previo de los ataques a los cables.
Implicaciones geopolíticas. En una resolución conjunta, los líderes nórdicos y bálticos han señalado que “la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania y sus crecientes tácticos híbridas han dañado la paz en la región euroatlántica”. Kristersson también ha enfatizado que las decisiones tomadas en los próximos meses tendrán repercusiones a largo plazo, subrayando la necesidad de fortalecer la cooperación regional para contrarrestar amenazas futuras.
Volviendo al caso de los cables y de estar en lo cierto las pesquisas de los investigadores, el incidente reflejaría un posible esfuerzo ruso por desestabilizar Europa a través de una guerra en la sombra. Mientras, las autoridades europeas investigan con cautela, desplegando drones submarinos y negociando el acceso al buque y su tripulación. Un escenario donde el Yi Peng 3 permanece bajo vigilancia de esa flotilla de la OTAN, subrayando la importancia estratégica del Báltico en el actual panorama de tensiones globales.
Imagen | NATO, Gary Lerude
En Xataka | Así es el mapa de todos los cables submarinos que le dan forma a Internet
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