Y ahora qué pasa con Seat y Martorell: de marca líder a suministrar piezas para otros coches eléctricos

Hace poco más que unas horas desde que Wayne Griffiths, CEO de Seat, y Thomas Schmall, nombrado presidente del Consejo de Administración de Seat el pasado mes de junio, anunciaran que la próxima Gigafactoría de Volkswagen para la producción de baterías se instalará en Sagunto, bajo el sello de Seat.

Es una gran noticia para España (la fábrica llevará aparejados 3.000 empleos directos) y para la propia Seat, que vive un momento delicado con la llegada del coche eléctrico. Su papel dentro del Grupo Volkswagen puede estar cambiando, adoptando un nuevo rol a medio plazo. en un futuro eléctrico y conectado.

La posición de Seat

En 2019, Seat matriculó 574.100 unidades para todo el mundo. Unas cifras récord para la compañía. Tres años después, el panorama automovilístico es completamente distinto. Más allá de los problemas de escasez de semiconductores, la electrificación se ha convertido en una pieza fundamental para la venta de nuevos modelos con las presiones de Europa encima de la mesa.

Y es aquí donde Seat tiene un problema. Ninguno de sus modelos consiguió colarse entre los 25 coches más vendidos en Europa en 2021. De hecho, el Arona, líder dentro de la marca, acumuló 106.900 unidades matriculadas, casi 10.000 menos que el BMW Serie 3, último en dicha serie. Su segundo modelo más vendido fue el Ibiza, con 95.800 unidades. En tercer lugar, el León alcanzó las 87.700 matriculaciones.

El Seat Arona tiene un precio de salida de 21.850 euros, según el configurador de la propia marca. El Seat Ibiza de acceso parte de los 13.420 euros. Son vehículos sencillos, de uso diario, con los que se puede hacer un viaje largo sin preocuparse por la autonomía y que no tienen ningún tipo de electrificación. Quien quiera uno de los dos modelos con etiqueta ECO debe decantarse de lleno por el GNC, pues sus depósitos de gasolina son de apenas 9 litros.

Este punto puede ser el menos atractivo para los potenciales clientes que busquen un vehículo "ecológico" y a un precio asequible. El Dacia Sandero obtiene etiqueta ECO con su versión de gas pero con un depósito de 50 litros de gasolina. El Renault Clio opta por su misma estrategia y por un precio similar al Arona tiene versión híbrida. El Ford Puma, ofrece etiqueta ECO en todas sus versiones, salvo en las más potentes de 200 CV.

Todos ellos son competidores directos de Seat, por arriba o por abajo y ofrecen vehículos a precios relativamente atractivos y más ecológicos. El Grupo Volkswagen tiene un agujero aquí en su oferta. No tiene vehículos pequeños, asequibles e hibridados (en mayor o menor medida) que puedan competir por precio. El primer modelo del conglomerado de filosofía parecida es el Volkswagen Polo, en la decimosegunda posición. El siguiente es el Volkswagen T-Cross, vigésimo segundo. Ninguno de los dos tiene etiqueta ECO, salvo la versión GNC del Polo.

Pero, además, Seat tiene otro problema. Es la firma generalista del Grupo Volkswagen que menos vende en Europa. En 2021 colocó 327.954 unidades, en decimosexta posición en el continente. Lejos de Skoda, octava con 585.361 unidades y, por supuesto, muy lejos del primer puesto de Volkswagen, con más de 1,2 millones de unidades matriculadas.

Un encaje complicado

Por volumen de ventas y tipo de vehículo, Seat tiene una posición complicada dentro del grupo. Sus modelos más fuertes son los vehículos pequeños y polivalentes que, sin embargo, serán los últimos en recibir mecánicas eléctricas. De hecho, Griffiths señaló en la conferencia de prensa que "Cupra no es el final de Seat. Cupra le da un futuro a Seat y el futuro es eléctrico. El futuro es Cupra".

Estas palabras son toda una declaración de intenciones del posicionamiento de Seat para los próximos años. A preguntas de los periodistas, Griffiths también señalo que no se esperan modelos completamente eléctricos de Seat o altamente electrificados para los próximos años. De hecho, el próximo gran vehículo de estas características será un nuevo SUV híbrido enchufable (con autonomía para 100 kilómetros en modo eléctrico) y versiones microhibridadas que llegará de la mano de Cupra. Es ahí a donde llegarán este tipo de vehículos electrificados primero, por delante de Seat.

El motivo es evidente. A la industria le interesa vender SUV eléctricos antes que vehículos más pequeños. Por tecnología, es más sencillo que un eléctrico de mediano o gran tamaño sea lo suficientemente polivalente en el día a día y pueda enfrentar un viaje largo. Y, además, también es más sencillo venderlo a un precio mayor. El mercado del eléctrico, lo que se considera el futuro, de momento no está pensado para el cliente tipo de un Seat Ibiza o un Arona.

Un nuevo rol

Con esta difícil situación, a Seat no le queda otra que reinventarse. La compañía ha dado duras pérdidas en 2020 y 2021 (194,2 y 256,3 millones, respectivamente) con motivo de la pandemia y de la crisis de los semiconductores y Griffiths ha apelado a los sindicatos ante la prensa. "Nuestro futuro se basa en la flexibilidad y la capacidad de anticiparnos buscando oportunidades juntos. La transformación es el único camino", ha expresado el CEO de Seat.

Es aquí donde tiene sentido el nuevo rol de la firma dentro del Grupo Volkswagen. La fábrica de baterías de Sagunto es el primer paso de la electrificación completa de la planta de Martorell, la cual se encargará de dar salida a los pequeños coches eléctricos de todo el grupo Volkswagen. Incluso, mantiene una vía de negocio externa, dotar de este componente a la fábrica de Ford en Almussafes.

Es un plan que llevará unos años. De hecho, esta electrificación completa se fija en 2025 y obligará a replantear qué se hace en Cataluña y para quién. Seat Componentes, la fábrica de El Prat dedicada a las cajas de cambios, tiene un difícil camino por delante, pues son sistemas que se eliminan con los coches eléctricos. Sin embargo, Griffiths asegura que encontrarán nuevos trabajos para sus empleados.

El nuevo posicionamiento de Seat dentro del Grupo Volkswagen es claro si atendemos a sus modelos eléctricos. De Volkswagen, Audi y Skoda, es la única marca que no tiene un vehículo de este tipo, pues se prefiere posicionar en Cupra, adoptando un carácter más deportivo y donde sus potenciales clientes pueden ver con mejores ojos pagar un precio mayor. "Seremos una pieza clave en este proceso y potenciales elegibles para futuros planes en Martorell", ha recalcado Griffiths.

El futuro de Seat pasa por el pequeño coche eléctrico, para ellos y para sí mismos. Y, para ello, es necesario que los precios de este tipo de coches baje y su autonomía crezca. Es uno de los retos más importantes para la expansión de los eléctricos y una parte pasa por una mayor penetración de los mismos en el mercado, algo que el CEO de Seat hace tiempo que viene recalcando.

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