Europa camina a imponer aranceles definitivos a los coches eléctricos chinos. En el largo camino de la burocracia europea, los Estados miembros han dado el visto bueno a la Comisión Europea para que siga con sus planes.
Aunque la última decisión no se espera hasta dentro de unas semanas, la aprobación de hoy (con 10 votos a favor, 5 en contra y 12 abstenciones), sirve para mantener la hoja de ruta diseñada hasta ahora. Esto es: gravar a los coches eléctricos chinos con medidas económicas que equilibren la balanza frente a los subsidios aportados por el Estado a los fabricantes que allí producen.
Esta votación no cambia los porcentajes que se están aplicando desde el pasado verano en forma de derechos compensatorios pero sí libera las manos a la Comisión Europea para “seguir trabajando duro para buscar una salida alternativa compatible con las normas de la OMC”, en palabras recogidas por El País.
De momento, lo que está encima de la mesa es aplicar aranceles de hasta un 35% a los coches eléctricos llegados desde China. Por el camino, se podrá seguir negociando con China una salida pactada a este entuerto en el que Europa se ha dividido. Pese a que la línea a seguir parecía unitaria en los primeros compases del proceso, algunos países como España o Alemania han terminado por descolgarse del mismo.
Un paso más cerca
Esta aprobación se esperaba porque para parar el proceso sería necesaria la negativa de 15 países miembros que representen, al menos, el 65% de la población Europea. Algo imposible de conseguir si las posturas de Francia, Italia, Grecia y Polonia se mantienen. Éstos han sido los países en los que se han puesto todos los focos porque representan el 39% de la población europea, impidiendo el veto.
En el caso de España, nuestro país se ha abstenido en la votación. En un primer momento, el Gobierno apoyó esta medida proteccionista pero su posición se ha ido diluyendo con el paso del tiempo. Conforme los trámites se han sucedido, Pekin ha abierto una investigación a los subsidios del cerdo español, lo que amenaza con encarecer un producto que tiene en las exportaciones chinas uno de sus pilares económicos.
Hace unas semanas, el Presidente del Gobierno acudía a China en viaje oficial y allí suavizó su discurso para tratar de acercar posturas con el Gobierno chino. Finalmente, España ha decidido abstenerse en la votación.
Alemania, que representa junto a España la mayor producción europea de automóviles, ha votado en contra. Desde hace tiempo, sus propios fabricantes han presionado a sus políticos para que votaran en contra de esta medida, ya que buena parte de las ventas de sus productos se realizan en el país asiático y allí producen coches eléctricos que también estarán gravados al importarse a suelo europeo.
Además, la dependencia alemana de la industria china es muy acusada y se calcula que entre ambos países se vendieron y compraron productos por valor de 300.000 millones de euros si se suman todas sus industrias.
Esta última votación es, por tanto, necesaria para continuar con la implementación de los nuevos aranceles aunque quedará un último trámite para aprobar la propuesta de la Comisión Europea. La duda es si China tomará nuevas medidas contra las compañías europeas que venden o fabrican allí sus productos y hasta qué punto podrán negociar una rebaja en estos aranceles si finalmente, como parece, llegan a aprobarse definitivamente.
Si no se llega a un acuerdo y se vota con anterioridad, la hoja de ruta marca que la Comisión Europea tendrá que publicar en el Diario Oficial de la UE la nueva regulación como muy tarde el 30 de octubre.
Foto | Parlamento Europeo
Ver 24 comentarios