En los últimos días estamos asistiendo al estallido de un caso bastante peculiar: Zetta, un "fabricante" de smartphones extremeño ha sido pillado (concretamente por usuarios de Forocoches) poniendo sus logos y software a terminales realmente fabricados por Xiaomi. Habían aparecido en varias ocasiones en la televisión regional de Extremadura, pero muchos no supimos de ellos hasta un reportaje en El Español y el posterior desenmascaramiento.
El caso Zetta o el "Bellotagate", en alusión a su logo de un bellota mordida que emula al de Apple, ha servido a muchos como excusa para recurrir a frases tan manidas como que esto es la Marca España o que todos los empresarios del país son iguales. Pero dentro del ecosistema de marcas españolas de smartphones hay muchas empresas que nada tienen que ver con Zetta. Por eso nos hemos puesto en contacto con BQ, Wolder y Energy Sistem, para que nos cuenten cuál es su trabajo en el proceso que termina con un smartphone en los lineales de las tiendas.
BQ, nueve meses desde el dibujo hasta la primera unidad
Según los datos de ventas de teléfonos en España que nos proporciona Kantar, bq es la marca patria de más éxito. Solo tras Samsung y Huawei en la mayoría de los últimos 12 meses, la marca con sede en Las Rozas (Madrid) ha pasado por distintas etapas. Laura Desviat, Responsable de Marketing y Comunicación de BQ nos cuenta que inicialmente confiaron en un ODM, una empresa asiática que diseñaba y producía al completo sus teléfonos.
A pesar de confiar dicho proceso a una tercera empresa, BQ ya contaba entonces con 200 empleados que se dedicaban entre otras cosas a certificar la calidad y el proceso de producción de los teléfonos, el diseño exterior, la elección de componentes, además de labores logísticas, servicio de atención al cliente, etc. con el fin de poder comercializarlos en España. Ahora, de confiar en un ODM para su primera gama de smartphones, saltaron a requerir solo del ensamblaje y los componentes con su gama Aquaris E. En su segunda BQ decidió que era hora de dar el salto de verdad, tomando el control desde el diseño.
Ya solo por el hecho de querer llevar un diseño propio a la realidad, el precio a pagar es de medio millón de euros, nos cuentan desde la marca. Pero para ello cuentan también con 140 ingenieros dedicados en su sede en Madrid, expertos en cada una de las áreas de sus dispositivos, además de otros 40 empleados propios (expatriados y autóctonos) en una oficina en China. Para que nos hagamos a la idea, desde BQ nos aseguran que pasan un mínimo de nueve meses desde que tienen el primer dibujo hasta que pueden tener la primera unidad funcional en las manos.
El primer paso es la captura de requisitos que hacen desde el departamento de estrategia, definiendo las características que quieren emplear, para luego pasarlo a diseño, que empieza por dibujos a mano que posteriormente se pasan a ordenador. Tras comprobar que todas las piezas encajan dentro del diseño, es turno para el ensamblador. Una vez se tiene la primera unidad, BQ la pasa por su laboratorio, donde pasa un examen a modo de tortura, comprobando que resista ante distintas situaciones.
Además de en el proceso de diseño, BQ también se implica en el apartado software. Nos remarcan que uno de los apartados más importantes es el de la cámara, que puede ser incluso más importante que el apartado hardware. También trabajan codo con codo con Qualcomm, su actual único proveedor de procesadores, para que sus clientes puedan tener actualizaciones al día. Tras todo ese proceso por ambos lados (hardware y software) es cuando BQ puede lanzar un smartphone al mercado.
Wolder, de Cantabria a China y viceversa
Una de las marcas con más solera en España es Wolder. Aunque su primer smartphone no llegase hasta bien entrado el año 2013, uno de los principales negocios de su rama de electrónica, las tablets, lleva más años en funcionamiento. Aun así, sus primeros productos electrónicos no fueron ni tablets ni smartphones, fueron DVDs portátiles y e-readers.
Wolder cuenta con unas instalaciones de más de 10.000 metros cuadrados en su sede en Cantabria, aunque también cuenta desde hace años con presencia en Guanzhou (China), sumando entre ambas más de 150 empleados. Desde la primera es desde donde se dirige el desarrollo y el diseño de su producto desde la fase inicial.
En la sede china donde se realizan el primer proceso de control de calidad y de inspección de los componentes, y tras ellos es cuando las primeras unidades llegan a España. Una vez están en nuestro país, los terminales pasan por un nuevo proceso de control de calidad, tras el que reciben el último visto bueno, antes de llegar a los Media Markt, Carrefour, Fnac o Worten donde se venden los smartphones de Wolder.
También hay que remarcar que tanto la atención al cliente (telefónica o por internet) como las reparaciones se llevan desde la misma sede cántabra de la empresa. Además, Wolder logró dar recientemente un paso importante para ellos, con la llegada de uno de sus smartphones al catálogo de Yoigo, con los nuevos test de calidad que implica entrar en un operador.
Energy Sistem, hasta cuatro controles de calidad
Energy Sistem es también todo un veterano del sector. La empresa comenzó su andadura por 1989, con la comercialización de material de oficina, dando el salto a la electrónica en 1996. Desde entonces han lanzado al mercado pendrives, MP3, DVDs, e-readers, altavoces, tablets y por supuesto, smartphones.
El trabajo para llevar al mercado un smartphone bajo la marca Energy Sistem empieza con un análisis del mercado para determinar con qué características debería contar. De ese primer paso nacen los primeros bocetos en papel y el prototipado 3D, antes de pasar a la fase de diseño mecánico e industrial. En total hablamos de un trabajo que en su caso lleva entre seis y ocho meses, involucrando a los equipos de diseño, producto, ingeniería y desarrollo de software.
En todo ese tiempo, el único trabajo que se realiza directamente en Asia es el de la producción. Desde Energy Sistem nos remarcan que, además de ser algo común a toda la industria, optar por fabricar allí no solo es una cuestión de costes, también es donde se encuentra todo el ecosistema de electrónica, tecnología y cadena de suministro, y replicar todo ello en Europa sería una tarea muy complicada.
Igualmente, parte de los más de 200 empleados de Energy Sistem no están en su sede alicantina, ya que la marca también cuenta con una oficina en Shenzen (China). En territorio asiático es donde llevan el control sobre el proceso de producción y sobre todo la vigilancia de que se da el estándar calidad, algo muy importante sobre todo porque la marca ofrece tres años de garantía en sus productos.
En total, todo dispositivo con la marca Energy Sistem pasa al menos por cuatro controles de calidad, entre los que se realizan a los componentes antes de ser ensamblados, los primeros realizados en China y el final que se realiza en España. Finalmente, Energy Sistem en el aspecto software también tiene un equipo especializado en Android, aunque su filosofía es dejar una versión de stock de Google, introduciendo ligeras mejoras cuidando no introducir ninguna funcionalidad que pueda ralentizar la fluidez del smartphone.
Por tanto, con todo lo que nos han contado desde BQ, Wolder y Energy Sistem, queda claro que las prácticas que supuestamente cometieron en Zetta no tienen nada que ver con los verdaderos representantes de la Marca España en los smartphones. No es tan fácil ni tan rápido como coger un logotipo y ponerlo sobre una carcasa, el proceso es mucho más complicado y costoso.
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