Una de las sorpresas de este año ha sido POCO, la nueva marca de Xiaomi que entra así tal cual, en mayúsculas y haciendo ruido. El primer producto va dirigido a ser un flagship killer, y por ahora podemos ver si cuenta con los ingredientes necesarios para serlo en las primeras impresiones del POCOPHONE F1.
La cita la hemos tenido en París, en un evento con el que la marca aprovechaba para hacer su entrada oficial en Europa tras presentar el teléfono en la India (y para este país). Con precios de salida muy por debajo de la competencia (y de lo de casa), el chico nuevo en la cuidad busca dar la mejor experiencia por el menor coste. Veamos qué tal las primeras horas con él.
El cambio por fuera es volver al (cómodo) pasado
Algo que ya nos llamó la atención bastante al hablar de su construcción era el que dentro de la corriente actual del cristal para la parte trasera los de POCO optasen por el plástico. Los motivos que ya suponíamos en ese momento se han confirmado en este segunda presentación, cuando el propio Jai Mani (jefe de producto de POCO) nos ha explicado que querían algo resistente, cómodo y con bajo coste de producción.
La reducción de costes no implica baja calidad en este caso, ya que el policarbonato del POCOPHONE F1 transmite muy buenas sensaciones en cuanto a resistencia, no resbala y no se llena de huellas. A falta de probarlo durante más días, no parece que se arañe con facilidad y en cierto modo se agradece poder apoyar o guardar el móvil sin "miedo".
El aspecto es sobrio tratándose del color azul, que según cómo le dé la luz puede parecer que sea incluso un gris plomo. Hay un fino bisel cromado que deja clara la separación con el marco de cristal que embebe la pantalla, pero perder la continuidad no le sienta mal y está hecho con bastante gusto.
Las cámaras traseras sobresalen muy poco y se sitúan al centro, integrando el lector de huellas y estando todo impregnado de cierto minimalismo, con un acabado liso, el logo en la parte inferior (relativamente discrero) y nada de serigrafías extra o acabados llamativos. En lo que es diseño y estética es bastante distinto al Xiaomi Mi 8, aunque veremos que hay similitudes en otros aspectos.
Otra ventaja del plástico es lo ligero que llega a ser el terminal. La curvatura de la parte trasera contribuye a la comodidad, pero el verdadero puntazo es que no pesa lo que cabría esperar de un móvil con un volumen considerable bajo una pantalla de 6,18 pulgadas.
Aunque no se caracteriza por lo fino que es, tampoco es grueso. De hecho, mantiene bastante la forma incluyendo el minijack de audio, que está situado en el borde superior, en el lado opuesto al USB tipo-C. De momento resulta cómodo en los distintos tipos de agarre, tanto vertical como horizontal o a la hora de hacer fotos.
Eso sí, aunque se han diferenciado por recurrir la material rey del pasado, hablamos de un terminal del club del notch: una muesca que podemos activar o desactivar, pero que no será funcional a nivel de software. Lo será a nivel de hardware cuando llegue vía OTA la actualización que incluya el reconocimiento facial, pero de momento está función no está activa, así que esperamos hablaros de ella más adelante.
Esto lo comparte con su primo, el Xiaomi Mi 8, que también integra un sistema de identificación facial bajo este marco. Y otro aspecto que tienen en común son los gestos de navegación por el sistema, pudiendo movernos sin recurrir a los botones táctiles (haciéndolos desaparecer de la pantalla).
Los gestos van bastante bien, probablemente sea una experiencia similar a la del Mi 8. La sensibilidad táctil del panel parece adecuada al tap y también en cuanto al deslizamiento para cerrar app (swipe desde abajo), la multitarea (swipe desde abajo manteniendo) o atrás (swipe corto hacia la izquierda desde el borde derecho).
La pantalla no tiene una resolución de récord, pero el FullHD+ es una buena solución para dar buen nivel de detalle sin exigir tanto como otras a nivel energético o de recursos (y probablemente a nivel de costes). Por el momento nos parece que además está bastante bien a nivel de contraste y brillo (por la calle a pleno sol lo hemos llevado poco, pero ha respondido bien y no nos costaba visualizar nada).
Viene bastante bien ajustada de fábrica en cuanto a temperatura de los blancos y saturación, quizás puede parecer que tiene algo de sobresaturación pero no es algo exagerado o molesto. Hay además bastantes ajustes propios del software de la casa para regular la temperatura, el contraste ligeramente y activar o desactivar funciones como el doble toque para activar pantalla (que va bien), levantar para activar (que podría mejorar en cuanto a sensibilidad) o lo que hemos comentado de la muesca.
Sin escatimar en potencia
Cuanto más potente es el hardware de un móvil, más solemos exigir a nivel de rapidez y fluidez. Con el POCO hablamos de un Snapdragon 845 y 6 GB de RAM (la configuración que hemos probado), pero además de un launcher y capa de software propios que llevan la promesa de batir en rendimiento y fluidez por bandera.
Por el momento, tras unas horas con él e instalando lo justo para poder ponerlo mínimamente a prueba (y escribir gran parte de este mismo artículo con él), nos ha parecido que cumple a nivel de fluidez en lo que son aperturas de apps y transiciones. Quizás algo menos en apertura de multitarea y habrá que ver la carga y ejecución de apps exigentes como videojuegos, pero no parece que vaya a quedar atrás con respecto a otros terminales de configuración similar, gracias o a pesar de este combo de software propio.
Habrá que ver también qué tal se porta ese sistema de refrigeración líquida del que la nueva marca presume. De momento no hemos podido jugar con él, pero sí se nos ha calentado ligeramente durante las instalaciones y subidas de archivos (nada alarmante, pero lo suficiente como para percibirlo sin dudas).
Una app que nos suena y un resultado que nos deja algo fríos
Los apartados de los que menos podemos hablar en las tomas de contacto son quizás autonomía, audio y fotografía. Del primero nada (salvo que 4.000 mAh suelen dar autonomías satisfactorias) y del segundo poco podemos decir, lo poco multimedia que hemos podido probar suena bastante fuerte sin subir al máximo y con una calidad aceptable (por altavoz).
Pero en este caso nos vamos a poder explayar algo más en lo tercero al haber tenido un rato más el móvil (y con la inusual ventaja de poder salir a la calle con él). No profundizaremos tanto como en el análisis completo, pero al menos podremos incluir algunas muestras.
La app de cámara es una vieja conocida porque es la que ya hemos visto en MIUI 9 en smartphones anteriores. Navegación por swipes para pasar de pestaña a pestaña y una organización de éstas y de los ajustes igual a lo previo.
Se abre y ejecuta sin retrasos ni parones y tiene un funcionamiento correcto, aunque siguen sin haber limpiado el ADN a nivel de la previsualización al variar la velocidad de obturación en el modo manual y esto sigue fallando (siendo más difícil acertar en el primer disparo).
En cuanto a la calidad de las imágenes, parece que la pérdida de detalle aparece bastante pronto en escenas con luz abundante pero con ligero contraluz, recuperándose un poco si la luz está a favor. El HDR parece subexponer ligeramente, aunque en automático el rango dinámico parece conservarse bastante bien y puede que valga la pena evitarlo si vemos que hay algo de contraluz.
El modo manual puede ser un buen aliado para las macros y las nocturnas al permitir enfocar a gusto del usuario y ajustar la ISO. No hay opción de elegir lente como sí vimos en el Mi 8, pero lo demás es parejo en cuanto a opciones. De noche habrá que probar algo más, pero ya vemos que el disparo es más lento y hay que tener un plus de paciencia si disparamos en HDR.
En cuanto al modo de inteligencia artificial, no hemos visto de momento que tenga un efecto llamativo o determinante (o notar una mejora clara con respecto al automático o al manual). Hemos comprobado que reconoce la escena al instante (mostrando un icono cuando lo hace, por ejemplo una luna para la noche) pero habrá que profundizar en este aspecto para ver si se logra apreciar la diferencia.
Con el modo retrato no hemos conseguido buenos disparos en las pocas pruebas que hemos hecho. Es bastante exigente en cuanto a distancia mínima, aunque puede que lo acabe aplicando aunque nos siga indicando que nos alejemos del objeto, pero vemos bastantes inconsistencias en lo que respecta a los bordes sobre todo.
El frontal, que no goza del análisis de profundidad de una segunda lente, por el contrario parece bastante resultón, aunque no le hemos podido buscar mucho las cosquillas. La cámara frontal, de hecho, salva muy bien los detalles y es bastante fiel a la realidad en cuanto a colores.
POCOPHONE F1: un soplo de aire fresco al que tenemos más ganas
La expectación con el teléfono era (y es) considerable cuando nos prometen la máxima fluidez por el que puede ser el mínimo precio para la combinación de lo último de Qualcomm y 6 GB de RAM. El POCOPHONE F1 nos ha dejado muy buenas sensaciones tras la toma de contacto, aunque habrá que ver qué tal se porta esa cámara y si el software cumple lo prometido en cuanto a rendimiento neto, fluidez y actualizaciones.
Es muy cómodo, ligero, algo grande pero no queda sensación de teléfono voluminoso, recordando a otros de diagonal similar. El plástico se agradece, aunque habrá quien prefiera cristal (y carga inalámbrica), y aunque el notch se pueda ocultar cuando no se hace los bordes superior e inferior son algo más gruesos que los laterales, rompiéndose un poco la harmonía (lo sentimos, amigos del TOC).
Quedamos pues con muchas ganas de probarlo más a fondo y tener una idea más cercana de lo que puede significar a nivel de impacto para la competencia (de casa y de fuera) y para la industria, ahora que desde hace un tiempo el pódium está más reñido con China pisando fuerte. Desde luego, de "poco" tiene bien poco este POCOPHONE, veremos qué tal tras pasar por nuestra (exigente) mesa de examen.
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