Mucho se ha hecho esperar el sustituto de aquel Lumia 520 que dio un impulso notable a la plataforma Windows Phone. Todos quedamos sorprendidos cuando en febrero de 2013 Nokia demostraba que cualquier usuario podía acceder a un terminal de prestaciones muy decentes por un precio realmente competitivo. Aquel terminal se convertiría en ariete para una renovada gama baja que actualmente está en la cresta de la ola.
Diecisiete meses después tenemos con nosotros el Nokia Lumia 530, un terminal que de nuevo apuesta por este segmento y que por menos de 100 euros ofrece una propuesta claramente destinada a convencer a los usuarios finales de que no necesitan más. Y puede que así sea.
Mientras que el mercado de los terminales de gama alta parece algo saturado, los mercados emergentes se confirman como el terreno por conquistar por parte de los fabricantes. Desde que el Lumia 520 triunfara durante los pasados meses en todo tipo de países -tanto desarrollados como emergentes- muchos se han dado cuenta del potencial que tiene atraer a los próximos 3, 4 o 5 mil millones de personas a este segmento de la movilidad que parece tener mucho margen de crecimiento.
La barrera psicológica de los 100 euros
Y para ello se han lanzado a una carrera en la que la barrera de los 100 euros parece clave. Puede que hace un par de años no fuera posible ofrecer una experiencia decente por esa gama de precios, pero hoy en día tenemos todos los ingredientes para demostrar lo contrario. Lo hizo el Lumia 520, y ahora lo hacen no solo otros terminales del mercado -el Motorola Moto E es probablemente el más destacado en el segmento Android- sino también las plataformas móviles.
Google, por ejemplo, ya realizó un primer esfuerzo notable con Project Svelte en Android 4.4 KitKat, y ese esfuerzo ha sido ahora refrendado con la llegada de Android One, la "experiencia software" que Google ha preparado específicamente para mercados emergentes en los que las especificaciones hardware son especialmente modestas.
Varios partners se apresuraron a hablar ya de los terminales basados en Android One que llegarán al mercado el próximo otoño. Micromax, el que muchos vemos como el Xiaomi Mi indio, ya prepara sus propuestas para ese gigantesco mercado asiático, y a buen seguro veremos más y más terminales modestos pero suficientemente capaces como para ofrecer una experiencia de usuario destacable. El "con esto me vale" de los mercados desarrollados es casi un "telefonazo" en mercados en los que hasta ahora el acceso a ciertas opciones y servicios era mucho más complicado.
El precio medio del smartphone sigue cayendo
Puede que a menudo los dispositivos que más pitan son aquellos con las mejores especificaciones y también los mayores precios, pero lo cierto es que todos los datos confirman que salvo excepciones (Apple, por supuesto), el precio medio de los dispositivos no para de bajar.
Un estudio reciente de IDC indicaba que por ejemplo en 2012 un smartphone costaba 387 dólares de media, y en 2013 esa cifra era de 337 dólares. Si nos centramos en países emergentes como India, ese precio medio por smartphone está por debajo de los 200 dólares, y lo cierto es que tanto en el mercado global como en esos países emergentes ese coste debe bajar aún más en los próximos años.
Aunque hay algunos fabricantes como Apple que parecen claramente decididos a mantener su mantra y su orientación total a las gamas altas -que es donde está el jugoso margen de beneficio hardware-, el resto de competidores se ha lanzado a una carrera en la que lo que importa ya no es tanto el hardware como los servicios que acompañan al dispositivo.
La propia Microsoft lo ha confirmado con su orientación Cloud-First, Mobile-First en los recientes anuncios de un Nadella que ha entrado con verdadera fuerza en Redmond, pero es un paradigma que Google defiende desde el principio con su plataforma Android en la que los servicios son absolutamente claves. Y eso contribuye a que los fabricantes ofrezcan propuestas que cumplen con los requisitos mínimos para poder acceder a esos servicios.
El complicado futuro de Firefox OS y el resto de minoritarias
En 2013 vimos despegar un buen puñado de plataformas alternativas a las grandes del mercado. De todas ellas Firefox OS fue absoluta destacada: el apoyo de fabricantes y operadoras parecía fantástico sobre el papel, pero año y medio después tenemos con nosotros un sistema operativo que no está ni de lejos al nivel de sus competidores, pero que sobre todo adolece de un catálogo software que le permita codearse con los grandes del mercado.
Ni siquiera su clara apuesta inicial por los mercados emergentes parece haber sido suficiente. Mozilla, Telefónica (principal apoyo del proyecto) y algunos fabricantes como ZTE lograron poner a la venta varios dispositivos de gama baja con Firefox OS como protagonista, pero ni la experiencia de usuario ni las prestaciones eran especialmente buenas.
De hecho, aquellos terminales de 80 o 100 euros han quedado totalmente ensombrecidos por estos Lumia 520, Lumia 530 o Moto E que marcan la pauta para todo el que quiera entrar a partir de ahora en la gama baja. Son dispositivos en los que la fluidez de la experiencia no se ve comprometida por el hardware: a no ser que queramos algo muy específico (jugar a juegos móviles potentes, o quizás sacar fotos de gran calidad) estos terminales se comportan de forma idéntica a como lo hace un gama media e incluso un gama alta actual.
Tenemos acceso al mismo catálogo de aplicaciones, a las últimas ediciones del sistema operativo -el Lumia 530 integra un mucho más maduro Windows Phone 8.1- y a un ecosistema que parecía muy dependiente del hardware. Pero ya no lo es, la experiencia es fluida y cada vez más usuarios se dan cuenta de que los gamas alta lo son por ciertos apartados Premium de los que no todo el mundo -ni mucho menos- sacará partido.
Los dispositivos basados en Firefox OS nunca lograron dar esa sensación. El valiente esfuerzo de Mozilla y su apuesta total por HTML5 -nada de APIs y aplicaciones nativas- no ha convencido mucho a unos desarrolladores que necesitan llevar el pan a casa y que desarrollan para plataformas para las que pueden sacar rendimiento económico. Es la pescadilla que se muerde la cola.
Más complicado aún lo tienen otras propuestas minoritarias como Tizen. El smartphone que Samsung nos prometió sigue retrasándose, y no sabemos si tiene sentido ahora que se vuelve a llevar de perlas con Google. Los responsables del proyecto Jolla no dan muchas señales de vida y ahora ofrecerán un lanzador con su experiencia software en lugar de seguir apostando por terminales como primer objetivo. Y la esperanza que muchos teníamos en Ubuntu -una plataforma por la que yo siento especial debilidad- no hace más que tambalearse cuando uno comprueba lo lejos que está esa propuesta de poder convertirse en una alternativa real.
Todas ellas parecían especialmente adecuadas para tratar de conquistar mercados emergentes, pero parece que los gama baja serán un coto privado de caza para fabricantes basados en Android y, atención, de Microsoft, que está haciendo muy bien las cosas y que precisamente aquí tiene una oportunidad de conquistar un segmento que se le escapó con los gamas alta.
Que vienen los chinos
Habrá que prestar especial atención en esta lucha por la gama baja a todos esos actores que hasta ahora parecían relegados a ciertas regiones del mapa. Y en especial a los fabricantes chinos, que tienen una infraestructura que favorece el éxito en esta batalla. Cientos de millones de usuarios en ese país ya han confirmado que los terminales baratos funcionan, y los fabricantes han comprendido esa tendencia.
ZTE, Huawei -que ha presentado unos resultados espectaculares- o nuestra bq así lo demuestran, pero mucho más interesante es el papel que el futuro puede depararle a empresas como Mi (antes Xiaomi) o la citada Micromax en la vecina India.
Sobre todo cuando tenemos en cuenta que los gama baja que nos están vendiendo actualmente lo son también en prestaciones hardware. Los Lumia 530 o Motorola Moto E no esconden su realidad: son gama baja a precios de gama baja. El problema es que los Xiaomi Redmi -por citar un ejemplo- son gama media a precio de gama baja. Es probable que no tardemos en ver phablets que ronden los 100 euros, y eso hará que esa llamativa característica de la gran pantalla también acabe conquistando unos mercados emergentes que por ahora se diferencian claramente del resto en el tamaño de la diagonal.
Así pues, preparaos: el Lumia 530 es solo la confirmación de una tendencia que no irá sino a más. Este otoño promete ser movidito en cuanto a lanzamientos de terminales de gama baja "potentes", y puede que el año que viene nos encontremos con una oferta que nos haga olvidar (o casi) que en cierta época los phablet parecían dispositivos solo destinados a las economías desarrolladas.
En Xataka Móvil | La revolución de los smartphones "baratos"
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