En los últimos tiempos ya estamos viendo cierta oferta de soluciones para "desengancharnos" del móvil, a veces en forma de simples pautas y consejos y a veces con toda una industria detrás. Aunque no se pueda hablar de una "adicción" como tal, puesto que no cumple con los factores que la definen como patología psicológica.
Mientras tanto, hay una asociación cuya causa es redefinir el uso que hacemos de la tecnología y combatir ciertas prácticas. Se llama Center for Humane Technology y la componen miembros que hasta hace poco fueron miembros activos de la industria tecnológica. Miembros como Tristan Harris (ex de Apple y Alphabet), Roger McNamee (EA, Facebook o Yelp), Aza Raskin (uno de los creadores de Mozilla) o Lynn Fox (Apple, Alphabet, Twitter o Palm).
Desde su asociación advierten de los riesgos que, según ellos, tiene pasar el tiempo pendiente de likes, notificaciones y conversaciones del móvil. "Lo que empezó como una carrera para monetizar nuestra atención ahora está destruyendo los pilares de nuestra sociedad: la salud mental, la democracia, las relaciones sociales y la infancia". También apuntan a empresas y redes concretas:
Facebook, Twitter, Instagram y Google han creado productos maravillosos que han beneficiado al mundo. Pero estas compañías buscan nuestra atención constante y necesitan ganar dinero. Además, compiten entre ellas, por lo que usan técnicas de persuasión para mantenernos enganchados, como pueden ser los feeds que usan algoritmos, notificaciones, contenido... Saben cómo nos comportamos, nos conocen.
Sus propuestas para la sociedad y las empresas
¿Qué soluciones proponen? En el caso de las destinadas al conjunto de la sociedad y a las empresas tecnológicas, las separan en cuatro grupos:
Inspirar diseño humanizado. Señalan a Apple, Microsoft y Samsung, aunque curiosamente no a Google, pese a que proponen soluciones a nivel de sistema operativo y dispositivos. El objetivo, reducir el tiempo de atención que dedicamos a ellos. En la línea de algunas propuestas recientes.
Presionar a nivel político con el objetivo de que las administraciones desarrollen leyes que protejan a los consumidores, así como que a su vez presionen a las tecnológicas aplicando externalidades como la atención obtenida en sus balances fiscales.
Crear una cultura preventiva. El desarrollo de cierta conciencia social que considere los supuestos riesgos a los que se enfrenta el usuario de smartphone.
Fidelizar a los empleados. Creen que los empleados de las grandes tecnológicas son su mayor activo, y que "nadie quiere participar en en sistema de "extracción" que está arruinando la sociedad, siempre según ellos. A cambio, sí querrán participar en proyectes que mejoren a la sociedad.
Sus propuestas para el usuario
Nueve propuestas que podemos hacer desde nuestro propio teléfono.
- Desactivar las notificaciones excepto las de las aplicaciones que realmente queramos, las que nos "conectan con las personas". Básicamente, las de mensajería.
- Poner el móvil en escala de grises, ya que se cree que para el cerebro es más adictiva una pantalla en color que una en blanco y negro.
- Limpiar la pantalla de inicio y dejar en ella únicamente aplicaciones que de verdad queramos usar con frecuencias. Las que no queramos usar tanto, a una carpeta o a la segunda página.
- Abrir aplicaciones escribiendo su nombre en el buscador del teléfono, una forma de hacer un poco más complejo el lanzamiento que derivará en menos consultas.
- Dormir con el móvil en otra habitación en lugar de cargarlo junto a la cama.
- Eliminar apps de redes sociales y usarlas desde nuestro ordenador únicamente.
- Enviar mensajes de voz en lugar de texto, ya que así no necesitamos poner toda nuestra atención en la pantalla a la hora de enviarlos.
- Usar reacciones en lugar de respuestas, una opción que no está presente en WhatsApp, pero sí en iMessage (unas pocas), Instagram (solo un corazón) o Slack (solo usada a nivel corporativo y con cualquier emoji susceptible de ser usado para ello).
- Usar aplicaciones y extensiones que ayuden a reducir las distracciones. En iOS, Android e incluso apps como las de Facebook e Instagram ya podemos encontrar estas soluciones de forma nativa, aunque proponen una larga lista de opciones.
Apps para ser feliz, apps para amargarse
Gracias a una alianza con la app Moment y los datos recolectados de más de 200.000 usuarios -solo de iPhone-, han elaborado un ranking que determina qué apps nos dejan un mayor nivel de felicidad y cuáles consiguen lo opuesto, así como el tiempo promedio de uso de cada una de ellas.
Un vistazo rápido al ranking permite hacernos una idea de cierto patrón entre ambas columnas. Mientras que en la primera vemos aplicaciones de organización, productividad y consumo cultural, en la segunda vemos redes sociales, juegos y apps para encontrar relaciones. Además, la mayoría de apps de la primera columna son usadas unos pocos minutos al día, mientras que las de la segunda multiplican ese consumo. Las medias son de 9,5 y 54,2 minutos respectivamente.
También han desarrollado, con esa misma aplicación, otro método para ver qué tiempos de uso conducen a un mayor sentimiento de felicidad en cada app, y qué topes llevan a mayor frustración.
Si todo este planteamiento realmente tiene sentido y existe un problema palpable que requiere de una solución es algo que no sabemos, aunque sí es cierto que Facebook, Google y Apple ya llevan un tiempo anticipándose y ofreciéndonos soluciones para al menos ser conscientes del uso real que hacemos de nuestro teléfono o algunas aplicaciones y permitiéndonos poner límites, quizás antes de que acabemos viendo sus productos como un peligro más que como una herramienta.
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