Playboy atraviesa años de vaivenes identitarios. Si hace un par de ellos la dirección de la revista decidió despojarse de los desnudos para siempre, ahora el hijo de su creador, Cooper Hefner, ha decidido que el problema no eran los desnudos, sino el modo en que Playboy los continuaba representando en pleno siglo XXI, una era donde cualquier persona tiene a golpe de Google toda la pornografía que desee.
De ahí que la revista se haya lanzado a proyectos más o menos llamativos y en una línea ligeramente distinta a su clásica durante los últimos tiempos. La última de estas ideas nos lleva precisamente a sus años de esplendor: las décadas de los setenta, los ochenta y los noventa. Allí la desnudez y la figura de modelos despampanantes en sus portadas era la tónica común. De modo que Playboy ha decidido regresar... Con las mismas modelos que la hicieron grande.
Así, siete modelos (Candace Collins, Monique St. Pierre, Cathy St. George, Charlotte Kemp, Kimberley Conrad Hefner, Renee Tenison y Lisa Matthews) han vuelto al set de fotografía, se han vestido exactamente igual que lo hicieran en su día y han vuelto a posar frente a la cámara. Solo que, en algunos casos, como el de Collins, hasta 38 años después (el arco de portadas va desde 1979 hasta 1991: la de Matthews es la más reciente).
El resultado es bastante impactante, especialmente en casos como el de la propia Collins o Conrad Hefner, que casualidades de la vida terminaría casada con Hugh Hefner y alumbrando al director e ideólogo de las portadas renovadas, Cooper Hefner. La idea era retratar cómo el paso del tiempo no tenía nada que ver con la negación de la belleza, o lo que es lo mismo, cómo la belleza no entiende de envejecimiento y cómo es transversal a cualquier edad.
We re-created some of our most iconic covers and one our models happened to be @cooperhefner’s mom. pic.twitter.com/mjrT8izZ4S
— Playboy (@Playboy) 4 de junio de 2017
¿Lo consigue? Sí, claro, aunque en algunas ocasiones el retoque elimine los rasgos clásicos de la edad y los emparente con demasiado artificio a las portadas originales. La idea de fondo es posicionar a Playboy de un modo más amable o más contemporáneo, haciendo apología de una belleza no normativa (mujeres maduras: algo a lo que Hollywood continúa haciendo repetidos ascos si no lleva por delante el nombre de Meryl Streep) a través de modelos ya en retirada.
Y estas son las imágenes: