Durante décadas, los pediatras han utilizado las tablas de crecimiento como herramientas de referencia para trazar y medir la altura y el peso de un niño desde el nacimiento hasta la edad adulta. Los resultados a menudo ayudan a los médicos a detectar afecciones como la obesidad o el crecimiento inadecuado. Desde el inicio de la medicina no ha existido un estándar de referencia para medir el cerebro, que ha sido la piedra angular de la atención médica durante más de 200 años. Hasta ahora.
Los científicos ya estudian la estructura cerebral irregular. Y los gráficos confirman que el tamaño disminuye naturalmente con la edad.
La investigación. El estudio Brain Chart, dirigido por la Universidad de Cambridge y publicado en la revista Nature es el primero en identificar hitos que potencialmente pueden usarse para evaluar si los cerebros están "envejeciendo de manera saludable". Los investigadores recopilaron datos de 123.984 resonancias magnéticas cerebrales de 101.457 personas, desde un feto de tres meses hasta una persona de 100 años.
El estudio muestra cómo el cerebro se expande rápidamente en los primeros años de vida, en un 70% desde un tercio del embarazo hasta los tres años, y se encoge lentamente a medida que envejecemos.
La trayectoria estándar. El volumen de materia gris (o células cerebrales) aumenta rápidamente en el útero y alcanza su punto máximo antes de los seis años. La cantidad de materia blanca, o "conexiones cerebrales" que afectan el aprendizaje y las funciones cerebrales, también aumenta rápidamente desde la mitad del embarazo, pero alcanza su punto máximo antes de los 29.
La materia gris en la subcorteza, que controla las funciones corporales y el comportamiento básico, alcanza su punto máximo en la adolescencia a la edad de 14 años y medio, mientras que la disminución del volumen general de la materia blanca comienza a acelerarse después de los 50 años. Esto ayuda a determinar si las personas están tenemos trayectoria estándar.
Cambios en el volumen de materia gris y blanca del cerebro.
Los datos sobre el volumen ventricular (la cantidad de líquido cefalorraquídeo en el cerebro), en particular, sorprendieron a los autores. Los científicos sabían que este volumen aumenta con la edad, porque generalmente se asocia con la atrofia cerebral, pero se sorprendieron por la rapidez con que tiende a crecer en la edad adulta tardía.
Diferencias entre individuos. Los datos también contienen una multitud de personas con diferentes diagnósticos clínicos. Debido a que ahora podemos ver cómo un individuo se compara con otros de la misma edad y sexo, esta variabilidad permite explorar las diferencias entre grupos de personas. Como era de esperar, por ejemplo, las personas con enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer tendían a tener puntuaciones bajas en el volumen de materia gris y blanca, los tipos de tejido cerebral más abundantes.
Problemas a la hora de recopilar datos. A pesar del tamaño del conjunto de datos, los investigadores reconocen que su estudio adolece de un problema endémico de los estudios de neuroimagen: una notable falta de diversidad. Los escáneres cerebrales que recolectaron provienen principalmente de América del Norte y Europa, y reflejan de manera desproporcionada poblaciones que son blancas, en edad universitaria, urbanas y acomodadas. Esto limita la generalización de los hallazgos.
Miles de millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a máquinas de resonancia magnética, lo que dificulta la obtención de diversos datos de imágenes cerebrales. Pero los autores no han dejado de intentarlo. Han lanzado un sitio web en el que tienen la intención de actualizar sus tablas de crecimiento en tiempo real a medida que reciben más escáneres cerebrales.
