Covarrubias es una villa de la comarca del Arlanza, en Burgos, que al igual que otros muchos, muchísimos municipios repartidos a lo largo y ancho de España, luchan contra una despoblación que ha ido agravándose con el paso de los años. Hoy tiene censados 529 vecinos, un centenar menos que hace dos décadas y lejos del millar que acogía en los años 60 y 70. Hasta ahí nada excepcional ni que suene extraño en otros pueblos sacudidos también por el invierno demográfico, el éxodo urbano y el fenómeno de la "España vaciada". Lo curioso es cómo quiere revertir esa tendencia Covarrubias. Su objetivo es repoblarse con ayuda nórdica.
Y tiene un aliado para lograrlo: una princesa escandinava medieval.
En un lugar del Arlanza… Quizás el paso del tiempo haya mermado su población, pero Covarrubias puede presumir de una historia y un patrimonio envidiables. En el siglo X se afincaron allí los sucesores del conde de Lara y con el tiempo se convirtió en uno de los puntos más influyentes del condado. De su rica historia le quedan hoy un casco histórico fascinante, protegido desde 1965, y joyas como sus murallas defensivas, datadas entre los siglos X y XIII, la iglesia de Santo Tomás o la ex Colegiata de San Cosme y San Damián, un templo medieval.
Una princesa nórdica. Si Covarrubias destaca en el mapa español es sin embargo por otra de sus peculiaridades, muy ligada también a su historia y su patrimonio: el vínculo con Kristina de Noruega, una aristócrata escandinava, hija del rey Haakon IV, que a mediados del siglo XIII viajó a la península para casarse con uno de los hermanos del rey Alfonso X, el infante Felipe de Castilla.
Su historia fue fugaz. Y en cierto modo trágica. Tras trasladarse a Sevilla, la princesa acabó falleciendo unos años después, en 1262, con menos de 30 años. Lo hizo sin dejar descendencia ni adaptarse del tomo al clima del país, tan distinto al de la península escandinava. Carambolas de la historia y el destino, Kristina acabó estableciendo sin embargo un vínculo fascinante entre Noruega y Covarrubias.
¿Qué vínculo? La princesa acabó enterrada en un sarcófago de piedra en la colegiata de Covarrubias, un templo en el que su marido, el infante Felipe de Castilla, había ejercido como abad antes de abandonar la vida clerical. La historia de la princesa Kristina podría haberse esfumado entonces, pero con el tiempo se ha convertido en uno de los grandes reclamos turísticos y parte de la identidad de Covarrubias. Y no solo por el sarcófago en el que descansan sus huesos.
En la localidad hay una estatua que recuerda a la aristócrata nórdica y hace unos años, en pleno siglo XXI, se levantó cerca del casco histórico de Covarrubias una ermita que le rinde homenaje gracias a la suma de esfuerzos de varias entidades, incluida la Fundación Princesa Kristina, el Ayuntamiento, las escuelas de arquitectura de Oslo y Valladolid y la Embajada de Noruega en España.
Una templo de San Olav... en Burgos. La ermita se inauguró en septiembre de 2011 y sirvió para afianzar aún más el vínculo entre Covarrubias y Escandinavia. Que se decidiese levantar precisamente un edificio religioso tiene su explicación: al hacerlo —recuerda la fundación que lleva el nombre de la princesa— se cumple el ruego que le hizo hace más de 740 años Kristina a su marido, el infante Felipe. El deseo de la noble noruega era que se levantase en España una capilla en honor a Olav el Santo, como se conoce al rey noruego del siglo I Olaf Haraldsson.
Aquel proyecto tardó en realizarse, pero en 2011, casi siete siglos y medio después de la muerte de Kristina, se abrió en Covarrubias una capilla que recuerda al santo escandinavo. El templo sirve también de tributo a Kristina y tiende un puente único entre la pequeña villa burgalesa y el país situada a más de 2.000 km.
De la historia… A la repoblación y la promoción turística, que es lo que quieren lograr ahora en Covarrubias, tras ver cómo su censo de vecinos se desinflaba poco a poco, arrastrando a algunos negocios locales. La idea es sencilla. Hace un tiempo la firma Adoshorasde, con sede precisamente en Covarrubias, vio la oportunidad que suponía ese vínculo entre la localidad burgalesa y Escandinavia e impulsó una iniciativa con un nombre bastante clarificador: 'La Conexión Noruega'. Su objetivo, explica la compañía, es "buscar repobladores noruegos" para el municipio.
Plantar cara a la despoblación. "El objetivo es aportar a la reactivación de Covarrubias y la comarca en su dimensión económica, social y medioambiental para la revalorización sostenible de los entornos rurales frente a la despoblación y ofrecer una experiencia de calidad, auténtica y memorable al turista y residente noruego", detalla en su web. En otras palabras, aprovechar el nexo que supone la antigua princesa Kristina para dar a conocer Covarrubias entre los noruegos.
Y lo hace centrando el foco en dos perfiles: el "turismo silver", pensado para gente de más de 55 años y cierta libertad a la hora de viajar; y los teletrabajadores, un nicho disputado por otras ciudades de fuera y dentro de España.
A la caza de noruegos. La iniciativa se presentó hace unas semanas en Covarrubias con la participación del embajador de Noruega, representantes de la Diputación de Burgos, el Ayuntamiento de Covarrubias, Agalsa, el Parque Natural de los Sabinares del Arlanza y la Cámara de Comercio Hispano Noruega, entre otros. Hubo foto de grupo. Y se dio el pistoletazo de salida para el proyecto.
Poco después de hecho 'La Conexión Noruega' se presentaba en un foro (y lugar) especial: las XXII Jornadas Hispano-Noruegas de L´Alfàs del Pi, en Alicante, un municipio de la Marina Baixa en el que hay censados casi 2.500 noruegos.
¿Cuál es el objetivo? En la web del proyecto se repiten dos palabras que lo resumen bien: "repoblación" y "turismo". De hecho, al hablar del potencial que Covarrubias puede tener en la economía silver, sus responsables recalcan: "[Es un] nicho clave por su potencial turístico y repoblador". En el caso de los freelances, desliza además que pueden asentarse para "períodos de media estancia".
En ese doble mensaje insistía hace poco Pedro Aizpún Alonso, fundador de Adoshorasde, en una charla con El Periódico (EPE). "La relación de Covarrubias con Noruega es algo diferencial y queríamos usarlo para reposicionar la localidad como destino turístico y buscar soluciones al problema de la despoblación".
"No queremos un pueblo de postal". Aizpún reconoce que la promoción turística es "parte fundamental" de la iniciativa, pero recalca que la empresa quiere ir más allá en un pueblo que lleva décadas viendo cómo su padrón merma y ya ha tenido que lidiar con el cierre de varios negocios locales. "No queremos que se convierta en un pueblo postal y que el lunes por la mañana no haya nadie".
La gran incógnita ahora es si el reclamo de Kristina resultarán lo suficientemente atractivos como para atraer a jubilados y nómadas digitales noruegos.
Imágenes | Manuel Zaera (Flickr) 1 y 2, Vidar Nordli-Mathisen (Unsplash), Luiyo (Flickr)
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