Blade Runner es una obra especial por muchas cosas, pero una de ellas fue haber logrado que, pese a construirse sobre un universo completamente fantasioso, nos trasmitía una sensación de familiaridad. Habitábamos, como Deckard, aquella urbe decadente con nuestra mirada imbuidos de sensaciones de crueldad y nostalgia. Era el futuro de 2019 según lo imaginaron las mentes de 1982, pero era un ecosistema que entendíamos como un producto humano. Esa ciudad era nuestra.
Y la culpa de todo la tiene Syd Mead. Aunque la mayoría conocemos a Ridley Scott e incluso a Vangelis, quien puso la ambientación sonora de la cinta, no tantos saben que las escenografías salieron de la mente de este ilustrador devorador de ciencia ficción, amante de las posibilidades estéticas y urbanas de los vehículos y defensor del racionalismo arquitectónico heredado del clasicismo.
Cuando dibujaba horizontes saturados de altísimos edificios y describía un mundo dividido en clases verticales (a ras del suelo los pobres, en las plantas aéreas los ricos) no sólo estaba haciendo una propuesta estética, sino organizativa: aunque este no le parecía el ordenamiento óptimo para el desarrollo social de la humanidad, sí le parecía el camino por el que podrían terminar optando orgánicamente las megaurbes contemporáneas.
Mead, dibujante de vehículos para Ford y diseñador industrial para algunas de las compañías más importantes de los 70 y 80, ha trabajado esporádicamente en años posteriores para los departamentos de arte de películas de tan alto presupuesto como expectativas visuales. Este artista de Minnesota imaginó el aspecto de la archiconocida adaptación de un relato de Philip K. Dick, pero también le puso color y forma al mundo de Star Trek, Tron, Tron Legacy, Misión Imposible III y Elysium.
Su último proyecto cinematográfico ha sido Tomorrowland, una obra de arrebatadora e imaginativa estética donde esta vez atisbaba un futuro dominado por el optimismo y la luz, en lugar de la oscuridad sucia de la obra de Scott.
Blade Runner cumple hoy 35 años desde que se estrenara en cines, desde que todo el mundo pudiera disfrutar de esa ansia de colonización del imaginario del futuro de la que hicieron gala los pinceles de Mead y los encargados de escenografía que llevaron sus ideas a las tres dimensiones. Por problemas con el sindicato del cine, Mead no pudo firmar en la película como director artístico, así que, oficialmente, su trabajo aquí se definió como “visionario del futuro”.
Porque esa ha sido la tarea del dibujante en todas estas incursiones. Suya ha sido la misión de imaginar ese proceso de evolución constante de la humanidad hasta llegar al momento de la ficción que cada director de cine nos entregaba. Blade Runner son sus neones, sus calles sucias, su vida en apartamentos asfixiantes y altamente tecnologizados y su constante halo de contaminación. Esa es la realidad que salía de la revista Heavy Metal o de las obras del arquitecto Antonio Sant'Elia, pero también algo con lo que nos podemos sentir profundamente reflejados los humanos de nuestra era. Sobre las incongruencias en la predicción futurista de Blade Runner, Mead decía recientemente lo siguiente:
Reconozcámoslo, nadie necesita un edificio de 2.500 pies de altura. Creo que vamos a empezar a construir ambientes rurales dentro de las ciudades, y eventualmente tendremos grandes edificios cerrados. Esto ya se puede ver en los centros comerciales, y China acaba de construir el edificio más grande del mundo, con máquina de olas y playa artificial incluida. Es un edificio enorme y genuinamente feo. Si a día de hoy diseñase una ciudad urbana del futuro, pondría algunos edificios altos como ese, como los que están de moda en este momento, pero también añadiría áreas rurales flotantes sobre la arquitectura existente.
Para conocer más sobre su trabajo, tanto el cinematográfico como el de diseño industrial, puedes entrar a su página web e informarte sobre su trayectoria. Hay publicados también un par de documentales sobre su vida y obra: Visual Futurist: The Art & Life of Syd Mead y el cortometraje 2019: A Future Imagined. Para lo demás, puedes quedarte en estos, que son algunos de sus diseños de concept art (aquí tienes algunos más), como recordatorio de esa conquista del futuro que supuso Blade Runner.