Héctor Bometón es uno de los ídolos del posthumor de Internet: más de 33.000 seguidores en Twitter y casi 27.000 en Facebook siguen con devoción sus ideas y chistes. Viñetas de humor absurdo y surrealista, combinadas con su faceta de creador de gifs en píxel-art (faceta que hasta le hizo ser "el primer creador de gifs animados de la televisión en España")
Con motivo de la publicación de Mierdecitas 2, su nuevo libro (descrito como "más de lo mismo. 200 páginas de más de lo mismo"), Bometón nos cuenta cómo se convierte uno en parte de la nueva moda de regalar humor en Navidad.
Los inicios de Mierdecitas
"Mierdecitas" es el nombre genérico que recibe cada publicación de Bometón. Pequeños post gráficos donde se cuentan historias absurdas y que Libros del Autoengaño edita por segundo año consecutivo en forma de libro.
¿Cómo empezaste con el blog?
Me cuesta recordarlo con claridad, pero sí recuerdo que un día me encontré viendo blogs de gente que hacía este humor un poco más alternativo. Gente como Hombre Pustular, Querido Antonio… Fui enlazando y al final llegué hasta el blog de Noguera, que era un formato muy distinto a lo que hace ahora.
Y un día vi a Noguera en la tele y dije “¡hostia, este es el tío del blog!”. Noguera fue como el boom del posthumor, pero en ese momento me dije “aquí hay algo”. Algo en el sentido de un grupito de gente que publica, comparte, colabora entre ellos con cosas parecidas a las ideas que yo tenía. Así que se me ocurrió la idea de montar un blog para darles salida. Sobre todo lo hice porque hasta entonces no sabía que eso se podía publicar así.
A mí no se me había ocurrido que podía darle salida a mis ideas, con un blog o algún otro formato. Nunca había tenido un blog, nunca había tenido un fanzine. Pero me resultó muy natural empezar con ese formato de viñeta, con el texto lo más breve posible. Y lo hice sin ningún tipo de pretensión, no sabía que a nadie le iba gustar.
De hecho pasó un año o así hasta que vi que a la gente le gustaba, yo iba a ciegas, sólo para dar rienda suelta a mis ideas.
¿Esto cuándo fue?
-La primera publicación del blog fue en agosto de 2011. Pasó tiempo hasta que empecé a subir contenido a las redes. Me hice un Twitter en el que anunciaba que había hecho algo en el blog, pero pasaron meses hasta que me di cuenta de que Twitter servía para subir otras cosas y encontrarle el rollo. Supongo que como todo el mundo en Twitter al principio: tardas en darte cuenta de cómo usarlo.
¿Prefieres Twitter o Facebook?
Twitter me gusta más a nivel personal, pero lo cierto es que siempre hay repercusión en ambas redes, funcionan las dos. Pero prefiero Twitter no sólo por la relación con los seguidores, sino porque en Facebook la gente ya tiene demasiadas publicaciones en su muro. Twitter es más de seguir a la gente que de verdad quieres seguir… Paso mucho tiempo en Facebook también, claro. Pero tengo amigos personales que ni siquiera me siguen allí porque ya han entrado en esa saturación de “no quiero seguir más páginas”.
-¿Sientes más presión ahora que te sigue tanta gente?
Tampoco, porque de Mierdecitas, para empezar, no se vive. La presión que siento ahora es más bien con respecto a tener una continuidad, no por los contenidos. Siempre publico los chistes o ideas que a mí me gustan. Casi siempre sé si un chiste va a tener más interacción o menos. Sé cuando una idea es más personal y hermética y sólo me va a hacer gracia a mí, pero no me corto. Publicó igual la coña que va a tener miles de RT que la que va a tener dos. La presión es no tener largos periodos sin actividad.
Con el blog lo notaba: si dejabas de publicar una semana perdías a gente para siempre. Dan por muerto el blog y no se acuerdan más de ti. Y de ahí saqué lo de guardar contenido si un día, por ejemplo, hago dos viñetas. No es obsesivo, tampoco. Ni miro si es la hora punta en Twitter a la hora de publicar algo. No me obsesiono. Pero si tengo en cuenta si por trabajo o lo que sea es mejor que deje cosas en la nevera.
Los límites del posthumor
¿Te molesta la etiqueta de posthumor?
No, para nada. Creo que se ha abusado de ella, pero... También que se ha usado como saco para todo. A mí, por ejemplo, me han comparado mucho con Querido Antonio. Y me gusta muchísimo lo que hace, pero aparte de que podemos coincidir en cosas de estilo o de técnica, mi humor no tiene mucho que ver con el de Alberto.
¿Y que te señalen como representante de un "humor bestia"?
¡Pero es que yo no hago humor negro! Me gusta, pero no para hacerlo yo. No me interesa demasiado como autor. Me hace gracia que en varias entrevistas me han preguntado ya por la polémica y la controversia y me parece curioso, porque yo no considero que haga un humor bestia y provocador.
Me dicen “¿alguna vez te han amenazado?”, pero si me paro a pensar, no busco ofender. No es mi objetivo ofender ni provocar. A lo mejor alguna viñeta… Sí he hecho viñetas en las que aparecen elementos como Cristo o el aborto, pero su objetivo no es buscar la polémica. Con todo lo que hago siempre se trata de que una idea me guste. Si luego ofendes a alguien… ¡No puedes estar pendiente por si ofendes a todo el mundo!
En mi libro pongo algunos puntos sobre algunas íes... pic.twitter.com/rE4Am88aK9
— Mierdecitas (@Mierdecitas) octubre 11, 2015
Si la gente se ofende por mi humor no sé cómo viven, porque es de lo más light que puedes encontrar en Internet. Hay gente mucho más bestia. Y luego hay un doble rasero con lo de las polémicas. Es como lo del caso del linchamiento Zapata y el de Marta Rivera, parece que en redes es distinto dependiendo de quién diga las cosas.
En mi caso es distinto. Como usuario anónimo e independiente es absurdo que me autocensure porque entonces, ¿qué es lo que estoy publicando? La libertad de expresión y demás sí, por supuesto, está claro que a favor siempre, están fuera del debate. La pregunta es si el humor negro en ocasiones es necesario o incluso gracioso.
¿Pero tú has tenido problemas personales?
Sí que me han insultado en redes. No me suele pasar, pero la más reciente fue con una viñeta que subí de un tipo que tiene poderes mentales y practica un aborto con telekinesis. En mi viñeta no me posiciono, simplemente planteo una situación, una idea, que no tiene que ver ni con estar a favor ni en contra del aborto.
Y una mujer me escribió “das puto asco”. Vale, la he ofendido, pero no le contesté. No me salió pedirle perdón porque realmente no había hecho nada y tampoco iba a explicarlo porque tampoco creo que fuese a entenderlo si lo explicase. Me ha pasado más veces, el típico de “con Mahoma no te atreves” si sacas a Jesucristo en una viñeta. Pero vamos, ni es común ni me afecta mucho.
Los libros de Mierdecitas
Opiniones de @alexdelaIglesia, @vigalondo, @IgnatiusFarray1, @AmarnaMiller, @picuetin, @pepecolubi y @losganglios: pic.twitter.com/11nOwlOQxH
— Mierdecitas (@Mierdecitas) octubre 25, 2015
¿Fue tu paso por Torres y Reyes el que hizo que alguien se plantease editar "chistes de Internet" en papel?
De la tele lo que saqué fueron muchos encargos de píxel-art. Yo ya había notado que parte de mis seguidores estaban ahí sólo por los gif y el píxel-art y otros que estaban sólo por las viñetas. Y claro, mucha de la gente que llegó de la tele por el tema píxel-art y empezó a ver mis locuras salió corriendo [risas]. No, la idea del libro surge un par de años después de empezar. Me contactó una editorial que a mí me encanta, Fulgencio Pimentel. Pero no llegó a buen puerto, porque un día dejaron de escribir y no volví a saber de ellos jamás. Y aún no sé por qué.
Me desanimó un poco que dejasen de contestar, porque además me hacía mucha ilusión publicar con ellos. Ahí pensé que todo lo que me propusieran otros me iba a saber a poco. Y pocos meses después me escribió una editora de Granada, con muchas ganas. Me escribió: “supongo que tendrás muchas ofertas” -¡yo no tenía ninguna!- “y me gustaría publicarte”.
Me gustó que me ofreciese libertad total de contenidos, formato, extensión, diseño de cubierta… "Puedes hacer el libro soñado de principio a fin y yo te voy a ayudar con impresión y distribución". Y claro, era lo mejor que me podía ofrecer. El primer libro salió el año pasado por Navidades y funcionó muy bien. Así que decidimos sacar otro libro adelante.
¿Crees que tuvo repercusión o llegó a público de fuera de Internet?
-No lo sé, creo que no. Creo que sí que funcionó muy bien no sólo por mis seguidores, sino por gente a la que seguía y me seguían en Twitter. Que Pepe Colubi, Álex de la Iglesia, o Vigalondo pusiesen “me he comprado el libro de Hector Bometón” claro que influye. Y hacía más ilusión porque es gente que puedo conocer por redes, pero que se han pillado el libro por su cuenta, porque han querido.
¿No te parece curioso que el humor "no tradicional" se haya convertido en una opción de regalo navideño? Lo digo por tus libros, los de Caramba, Noguera...
No lo había pensado, pero la verdad es que yo mismo he comprado libros para regalo: los de Noguera, Hematocrítico, Humor Cristiano… Tiene como esa cosa de que son libros muy fáciles de hojear: ni siquiera tienes que leerlo por orden. Son fáciles de prestar, son libros ligeros, no es Guerra y Paz, el mensaje que dan es más “es un libro, pero no te asustes”.
En mi caso, en el segundo libro hay más material inédito que en el primero, porque no me parecía justo que mis seguidores se gastasen el dinero para ver refritos de lo que ya habían visto. En el primero sí reciclé, aunque “mejorando” el contenido que ya había publicado en Internet. Para que viesen que no era sólo coger eso y ponerlo en papel. Que viesen que había un trabajo detrás.
Pero hay gente, yo mismo con algunos webcómics, que compra este tipo de libros para "tenerlo" en papel. Si lo piensas, es casi como lo que había antes con las tiras de prensa y los recopilatorios.
Ya, pero es que no soy así. Siento una culpabilidad muy fuerte de “no entiendo que la gente se gaste dinero en mí” y quiero dar lo mejor porque no quiero que se sientan estafados. Pienso que al comprador le va a hacer ilusión encontrar novedades.
En el primero con los plazos que se plantearon no dio tiempo. El libro lo terminé el mismo día que tenía que entrar en imprenta. Y el segundo ya he tenido meses para hacerlo y tiene mucho más contenido nuevo. Sé que no hace falta que sea todo nuevo. Y hasta la gente me dice “echo de menos que no hayas metido tal viñeta”, porque les hacía ilusión tenerlas en papel. Pero si hiciera un tercero, me gustaría meter todavía más contenido inédito. Porque como lector quiero ver más cosas nuevas, material fresco.
Humor generacional
¿Crees que lo del posthumor es generacional, que hay una horquilla de edad y un tipo de público definidos?
No lo tengo claro. No sé me da muy bien teorizar, lo único que tengo claro es que la horquilla de edad está bastante definida. A la gente de la generación de mis padres no les entra bien ese tipo de contenidos. No sé si es por las referencias que manejamos unos y otros… No es por elitismo ni nada así, es porque creo que manejamos referentes distintos.
Es fácil ver lo que más funciona en humor, los Ocho Apellidos o el Club de la Comedia. Y hay más cosas, para todos los gustos. La gente que disfruta sólo de ese humor nunca va a acercarse a lo que yo hago, porque es evidente que no les interesa. Lo que sí sorprendió a mi editora con el libro es que tenía mucho público femenino, el 50% más o menos. Yo no me fijaba en eso y sí que es verdad. Según mi editora es raro. Tampoco sé por qué ni le veo nada raro. ¿Por qué no le va a gustar igual a hombres y a mujeres? No sé, es curioso. Sé que gusta a ambos géneros.
Y en las presentaciones de los libros puedo ver cara a cara a mis seguidores y he visto gente muy joven. Chavales de 18-19 o incluso más jóvenes. Pero creo que el tramo principal está entre 25-40 años, y aunque hay muchas excepciones por debajo, hay muy pocas por arriba.
¿Crees que es por el salto a Internet?
No tengo ni idea. Mi padre sí ha tenido una tradición de humor surrealista: Monty Python, Amanece que no es Poco, Faemino y Cansado, incluso era fan de la Hora Chanante... y aún así no pilla del todo lo que hago. No sé si es que se han perdido algo, o es generacional o es por los referentes o qué pasa, pero creo que hay un salto.
Hay gente que ve a Noguera y ya desde el principio no le hace gracia. Piensan que es un loco, que grita mucho, y que le estamos riendo las gracias, no que lo que dice sea gracioso. Con todo el posthumor creo que pasa un poco, en determinados grupos de gente, el “entiendo que es humor, sé que estás intentando hacer un chiste...”, y hay algo que falla. Y no pasa nada, no tiene por qué gustarles, pero me resulta curioso ese salto, es como si se hubiese perdido un eslabón.
Te iba a preguntar por las influencias, pero en parte creo que las hemos repasado todas.
Bueno... Es que me puede influir lo mismo leerme lo último de Noguera que ver esta mañana el programa de Ana Rosa. Me puede influir cualquier cosa que he vivido. Te puedo decir gente que me gusta lo que hace, pero no son influencias directas en lo que yo hago. Si yo me dedicara a otra cosa, a música o pintura, podría citarte influencias directas.
Pero la mayoría de gente que hace cosas similares a las mía son a la vez amigos. Es raro citarles como referente porque nos alimentamos todos. Entonces no hay sentimiento de que sean mis mentores, sino... Me pasa con Canódromo Abandonado, son lo más interesante que hay en España. Ignatius me encanta. Con Querido Antonio, Noguera, Vengamonjas. Pero yo antes veía a Canódromo Abandonado como dioses. Me parece y me parecía brutal lo que hacen, pero ahora nos vemos, quedamos para cenar y es raro citarles como referencia, porque son colegas.
Y no es tanto endogamia como pragmatismo: un círculo de amistades con intereses similares que se ayudan entre sí. Yo salgo como actor en tu corto, tú me escribes el prólogo de mi libro… Es normal y lógico. ¿De quién voy a tirar cuando necesite hacer algo? De la gente afín a mí. No es un círculo cerrado en el que se vete la entrada a nadie, no es nada endogámico o exclusivo.
Foto: Marina Concejero