Si quieres ascender el Everest, paga 15.000 dólares: Nepal ha decidido ponerse seria ante la turistificación del Himalaya

El Gobierno ha decidido encarecer casi un 40% los permisos que cobra para escalar la mítica montaña

e
4 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

El Everest es un lugar extremo, peligroso, de difícil acceso, el techo del mundo y uno de sus puntos más ignotos. Pero desde luego no es un lugar inhóspito. Su magnetismo es tan potente que cada año cientos y cientos de montañeros, más sus sherpas, se echan la mochila a la espalda para escalar sus 8.849 metros. Se calcula que en 2018, antes de la pandemia, hicieron cima más de 800 alpinistas. Y las previsiones para la temporada de primavera de este año son generosas, con unas 700 cumbres desde el Nepal y Tíbet.

Con esos datos, las autoridades nepalíes han tomado una decisión: encarecer las tarifas que cobran casi un 40%.

Una meta exigente… y cara. Coronar el Everest no resulta sencillo. Tampoco barato. Sobre todo a partir de septiembre, cuando el Nepal prevé disparar las tarifas que cobra a los alpinistas a cambio de los permisos necesarios para escalar la montaña más alta del planeta. Los precios no se tocaban desde hacía casi una década, así que en Katmandú han decidido aplicarse a fondo, aumentando sus tasas cerca de un 36%. En dinero contante y sonante eso se traduce en miles de dólares extra para los aspirantes a coronar la cima del Everest.

e

¿Cuánto costarán ahora? A partir de septiembre quienes quieran un permiso nepalí para subir la montaña deberán desembolsar 15.000 dólares, 4.000 más que ahora. Eso durante la temporada de escalada más popular, de abril a mayo, y en la ruta estándar de la arista sureste, el Collado Sur. De septiembre a noviembre y de diciembre a febrero, meses menos concurridos, las tasas se encarecerán también un 36% hasta situarse, respectivamente, en 7.500 y 3.750 dólares.

Una subida esperada. La actualización de las tarifas (la primera "en mucho tiempo", defienden desde el Departamento de Turismo de Nepal), encarecerá aún más el ascenso al Everest; pero probablemente habrá pillado por sorpresa a pocos alpinistas. "Esperábamos este aumento en las tarifas", reconoce a The Guardian Lukas Furtenbach, de la empresa austriaca de expediciones Furtenbach Adventures.

En su opinión se trata de una decisión "comprensible" del Gobierno nepalí y confía en que los dólares extra que entren en sus arcas a partir de septiembre se usen en la propia montaña, protegiendo su ecosistema y reforzando la seguridad.

Clave para la región. Si hablamos de montañas, Nepal no es un país cualquiera: acoge ocho de los 14 famosos 'picos 8.000' del planeta, lo que lo convierte en un destino codiciado por los alpinistas. Y eso genera a su vez una interesante fuente de ingresos para su población. La BBC calcula que el montañismo y el senderismo suponen más del 4% de la economía del país y a lo largo de los últimos años han sido varios los expertos que han intentado cuantificar cuánto aporta exactamente el turismo de montaña a la región.

"El turismo de montaña es una fuente importante de ingresos para los habitantes del Himalaya, ya que la agricultura es limitado en estos lugares debido a las duras condiciones climáticas y cultivos deficientes", señala Sayas D. Joshi en Nepal Economic Forum. Según los datos que manejaba en 2022, la actividad deja cada año a los aldeanos entre 150 y 250 millones de rupias nepalíes en salarios y servicios, además de la actividad que genera para agencias y operarios.

Una fuente de ingresos valiosa. "Según datos de la Asociación de Montañismo de Nepal, el empleo estacional en todas las categorías de mano de obra de apoyo oscila entre 40.000 y 50.000 personas. La escalada es un negocio crucial que aporta ingresos muy necesarios a la economía rural", añade.

"En la temporada de primavera de 2021 se registró el mayor número de equipos de expedición al Everest desde el COVID-19, con más de 400 permisos de escalada expedidos. Las licencias de montañismo han generado unos 470 millones de rupias nepalíes en ingresos para el Gobierno". A modo de referencia, esa suma equivale a 3,4 millones de dólares.

La otra factura. La afluencia de alpinistas que aspiran a la cima no se traduce solo en rupias, empleo y tasas. Para el Everest supone algo igual o incluso más palpable: basura y excrementos, toneladas de desechos que han llevado incluso a las autoridades a exigir a los montañistas que recojan sus propias heces en bolsas biodegradables. La saturación de la montaña, con cordadas en las que llegan a acumularse cientos de personas, también genera debate desde hace años.

Cientos de permisos. Reuters señala que cada año se otorgan unos 300 permisos para escalar el Everest, pero lo cierto es que la afluencia total de montañistas supera de forma holgada ese dato. En 2019 se calcula que alcanzaron la cumbre 807 alpinistas y hay estimaciones que apuntan a que esta temporada de primavera podría rozarse un número similar de cumbres, incluyendo tanto las del lado del Tíbet como del Nepal.

Prueba de que los límites y la sostenibilidad de la montaña generan debate en Nepal es que no hace ni un año, en abril de 2024, su Corte Suprema reclamó al Gobierno que fijara límites a la emisión de permisos para ascender al Everest. La BBC recuerda sin embargo que en la orden no se detallaba un número máximo.

Cuando el dinero no importa. Las tasas nepalíes son solo una parte (y no muy alta) de lo que le cuesta a un alpinista escalar el Everest si se tienen en cuenta todos sus gastos. Hay estimaciones que hablan de 45.000 dólares, otras sitúan la horquilla normal entre 40.000 y 60.000, la aproximan a 70.000o incluso extienden el total a los 200.000dólares.

Lo cierto es que el dinero no es un problema para todo el mundo. Financial Times hablaba hace poco de un paquete especial de siete días para ascender al Everest. Su coste: 150.000. ¿Por qué tan pocos días y una suma tan elevada? En parte por un tratamiento especial de preaclimatación.

Imágenes | Mário Simoes (Flickr) y Munu Nepal (Flickr)

En Xataka | El Everest crece más rápido de lo que creíamos porque un río le robó agua a otro hace 90.000 años

Inicio