El Argar fue una cultura guerrera, clasista, urbana, con organización estatal y manifestaciones cerámicas y metalúrgicas avanzadas. Se asentaba principalmente en las actuales provincias de Murcia y Almería, aunque en su periodo de máxima expansión también se extendió por importantes zonas de Granada, Jaén, Ciudad Real y Alicante, según varios estudios de la Universidad de Autónoma de Barcelona. Sus primeros vestigios datan del 2.200 a.C. y los últimas del 1.500 a.C., fechas similares a las del máximo apogeo de la cultura minoica, considerada la primera gran civilización europea.
¿Una civilización? Para que una sociedad sea considerada una civilización es necesario que ésta haya alcanzado un avanzado estadio de progreso económico, social, cultural y político, y las distintas manifestaciones halladas en las múltiples excavaciones arqueológicas de yacimientos de El Argar así parecen evidenciarlo de esta cultura.
Sociedad estratificada. El Argar tenía una clara división social, según el estudio realizado a los ajuares funerarios de los distintos yacimientos: una clase dirigente que era enterrada con las armas más finas y joyas de oro y plata, una clase guerrera, personas libres encargadas de producir bienes (como agricultores, ganaderos o artesanos) y siervos o esclavos. Estas condiciones sociales eran hereditarias.
Esta estratificación social también evidenciaría el carácter militar de El Argar, con un grupo de personas dedicadas en exclusiva a la guerra, y explicaría la expansión de esta cultura desde sus orígenes en Murcia hasta buena parte del sureste ibérico en su etapa de mayor expansión.
Organización política avanzada. En lo que se refiere a la organización política, se sabe que los argáricos actuaban como un estado, con centros de poder en los que se acumulaban excedentes y población y donde la clase dirigente se reunía para deliberar. De hecho, en un yacimiento del término municipal de Antas, en Almería, se ha hallado un gran edificio que incluía una gran sala de gobierno con capacidad para acoger a unas 50 personas. Aunque no se ha podido confirmar por el momento, los investigadores suponen que este espacio sería como una especie de parlamento, en el que los señores de los distintos territorios discutían sobre las decisiones estatales.
Urbanismo. El urbanismo de los argáricos también muestra un importante grado de desarrollo. La mayoría de sus asentamientos estaban construidos en altura, y sus viviendas, de planta rectangular o trapezoidal, se situaban sobre terrazas artificiales excavadas en las laderas de las elevaciones. Los poblados solían estar fortificados, algunos de ellos en alto grado, como el yacimiento encontrado en La Bastida (Murcia), que disponían de grandes murallas y torres cuadrangulares macizas. Este asentamiento, además, es considerado por algunos estudiosos la primera ciudad de la Península Ibérica, ya que llegó a tener una extensión de 10 hectáreas.
Asimismo, los asentamientos argáricos disponían de una serie de avanzados servicios urbanos como canalizaciones de desagüe, cisternas para el suministro de agua, graneros y hornos cerámicos y metalúrgicos, según explica la Fundación Palarq. Por último, parece que algunos de los yacimientos estarían especializados en determinadas actividades económicas, como la metalurgia o la cerámica.
Economía. En lo que se refiere a su actividad económica, los argáricos vivían, sobre todo, de la agricultura (cebada, trigo, legumbres y lino) y la ganadería (cabras, ovejas, cerdos, bueyes y caballos). La pesca, al parecer, no era una actividad importante en esta cultura, como tampoco lo era el comercio exterior, ya que se trataba de una sociedad bastante hermética, a pesar de que tanto su actividad cerámica como metalúrgica eran importantes.
En esto se diferenciaban de la cultura minoica, que, al otro lado del Mediterráneo, también había alcanzado un alto grado de desarrollo social, económico, cultural y político. La que es considerada la primera gran civilización de Europa basó su apogeo en una intensa actividad comercial con Egipto, Siria, Chipre y distintos asentamientos del Mar Egeo. De hecho, los estudiosos consideran que no se trataba de un pueblo guerrero, y se piensa que nunca usaron las armas para tratar de expandir sus dominios.
Desaparición misteriosa. Durante 700 años, desde el 2.200 a.C., los argáricos dominaron el sureste de la Península Ibérica, pero hacia el 1.550 a.C., aproximadamente, sus manifestaciones empezaron a desaparecer. Los expertos señalan que el fin de esta civilización se habría dado por una suma de factores que, además, no tuvieron lugar de forma exclusiva en las costas del levante español.
Ya que, por esas mismas fechas, también se dieron otras importantes transiciones políticas en otras zonas del Mediterráneo: en Egipto, el Imperio Medio llegó a su fin en el 1.750 a.C., aproximadamente, y el Imperio Nuevo se alzó para el 1.500 a.C., y se produjeron las destrucciones de Troya III y de los segundos palacios cretenses, así como el fin de varias culturas del Egeo.
Los investigadores explican que lo más probable es que se produjesen fenómenos medioambientales que aumentaron la aridez en todas las costas mediterráneas y redujeron el tamaño y la calidad de las cosechas. Esto se tradujo en un problema económico, primero, y político, después, ya que las clases dominantes habrían tratado de acaparar los escasos recursos frente a las clases populares, y se habrían producido estallidos violentos que habrían acabado con la organización estatal de El Argal. De hecho, un número importante de los edificios desenterrados tienen signos de haber ardido profusamente.
¿Murcia o Almería? El núcleo de esta civilización se encontraba, como hemos mencionado, en las actuales provincias de Almería y Murcia. En estos territorios es donde se concentraban los asentamientos argáricos más grandes, ricos y poderosos en su época de apogeo. Lo que todavía no está claro es de dónde surgió originariamente esta cultura.
Durante mucho tiempo se pensó que su origen se ubicaba en la actual provincia de Almería. Sin embargo, algunos estudios recientes lo sitúan en una franja territorial entre entre los ríos Vera (Almería) y Guadalentín (Murcia) o entre las cuencas del Almanzora (Almería) y el Segura (Murcia). Otras investigación señalan que la zona de Totana (Murcia) es la región argárica primigenia más probable.
Imágenes | Universidad Autónoma de Barcelona