'Fénix Oscura': la gran saga de los X-Men que consagró a un autor novato como el patriarca de los mutantes

Con el próximo estreno de ‘X-Men: Fénix Oscura’, la séptima entrega de las aventuras cinematográficas de la Patrulla-X, puede parecer mentira que echemos la vista atrás y veamos que hace más de cincuenta años nadie daba un duro por los estudiantes de la Escuela Xavier para jóvenes talentos.

Y fue tan así que tuvo que pasar más de diez años desde su creación para que alguien se tomase en serio a los X-Men. Es más, quién nos iba a decir que el culpable iba a ser uno que “pasaba por ahí”. Un joven asistente de editor llamado Chris Claremont que estaba haciendo sus primeros pinitos como guionista para de pronto ver cómo caía en sus manos la responsabilidad de salvar de la quema a los X-Men.

Él sería quien recogería el testigo de un atareado Len Wein al que solo le dio tiempo de relanzar la colección con la “Segunda Génesis” que pondría las bases para la que, aun hoy, es la mejor etapa que jamás han tenido los mutantes.

En 1963 Stan Lee y Jack Kirby crearon a los X-Men para rellenar colecciones. No había ni un atisbo de ambición y ni siquiera disimularon que habían cogido de principal inspiración a la Patrulla Condenada de Arnold Drake, que llegó a los kioscos unos meses antes. Era un cómic para plantar la semilla y dejárselo enseguida a Roy Thomas, el recogemigas de la época.

El título se inauguró, además, en un año político y socialmente convulso. Las comunidades afroamericanas preparaban la Marcha de un millón de hombres como punto culminante de meses y meses de sentadas y revoluciones más o menos pacíficas y Kennedy moriría en noviembre de ese mismo año. Stan Lee, siempre preocupado por hablar de “lo que pasaba en la calle” vio en este cómic una oportunidad para hablar de derechos civiles.

Lamentablemente se quedó en buenas intenciones y, lógicamente, el cómic pasó muy desapercibido… y hay pocas historias realmente recomendables de Jean, Scott, Warren, Bobby y Hank, que junto a Xavier formaban la Patrulla original. Tras 66 números, Marvel decidió poner en pausa la cabecera, publicando refritos para ver si deba la casualidad de que las ventas remontaban algo. Ni por esas.

Un relanzamiento histórico

Portada de 'La gran novela de la Patrulla-X: Segunda Génesis' de Ed Piskor

Saltamos a 1975 y el panorama en Marvel era distinto. La empresa había crecido y se estaba expandiendo al mercado internacional. Roy Thomas, editor jefe de Marvel, trabajó junto con Len Wein, que venía de crear a La Cosa del Pantano en DC, para hacer un relanzamiento de los mutantes.

Así, en el 'X-Men Giant Size 1' se produce la llamada "Segunda Génesis" con el debut de un nuevo grupo pensado para llamar la atención del lector internacional con personajes alemanes, rusos, africanos, japoneses, irlandeses, nativos americanos y canadienses. Una misión de rescate que acabó con un pájaro negro repleto de regreso a la mansión.

Las obligaciones de Wein le impedirían seguir con la serie y ahí va Chris Claremont, que había ido escalando posiciones desde becario a guionista en el bullpen marvelita y que se vio en el momento de oro y la responsabilidad de responder a la pregunta de ¿Qué vamos a hacer con 13 Hombres-X?.

Lo que hizo fue retirar a los originales, con la única excepción de Cíclope, trabajar con los restantes… pero dejarnos claro enseguida que todo puede pasar. Para ello matará a John Proudstar nada más comenzar esta nueva etapa y sería el duelo del grupo la primera historia seria con estos nuevos X-Men.

El Fénix: la primera megasaga de Chris Claremont

Una vez establecido el tono en los primeros números Chris Claremont comenzaría a plantar las semillas para la saga de Fénix. Una macrohistoria que desarrollaría con ayuda primero de Dave Cockrum y luego de John Byrne en las páginas de ‘X-Men’ durante algo más de tres años y que nos pone ante la idea del poder absoluto, su uso y sus consecuencias.

No me quiero meter mucho en la historia en sí, pero lo voy a intentar resumir: tras un combate en el espacio, la Patrulla-X aterriza de emergencia en la bahía de Jamaica, Nueva York. Jean Grey usa sus poderes para escudar la nave de la radiación, pero se ve absorbida por ella y, aparentemente, muere. Sin embargo, resurge del agua como Fénix, una fuerza cósmica encarnada en el cuerpo de la heroína.

Historias siguientes nos mostrarían la preocupación sobre la manifestación de la Fuerza Fénix por parte de los Shi’ar y otras razas galácticas, un poder que va creciendo y una Jean Grey que comienza a tener ensoñaciones extrañas hasta ser corrompida y convertirse en Fénix Oscura en una saga inigualable y que añadió a Dazzler, Kitty Pryde y el Club Fuego Infernal a la mitología mutante.

La muerte/suicidio de Jean Grey al final de la Saga de Fénix Oscura está aún hoy rodeada de mitos sobre cual era el plan original, qué quería Claremont, qué Byrne (su versión ha variado a lo largo de los años), y cómo fue el proceso para decidir publicar el impactante desenlace.

Según Sean Howe, autor de la imprescindible 'Marvel Cómics. La historia jamás contada', fue Jim Shooter (Editor en Jefe de la época) quien decidió tomar cartas en el asunto. Estupefacto tras leer el 'The Uncanny X-Men' #135, donde tras la consumación de la tranformación de Fénix Oscura prácticamente lo primero que hace es devorar un sol con el subsiguiente genocidio de los habitantes de su sistema solar, llamó para saber qué iba a pasar después.

La respuesta que le dieron Jim Salicrup, editor de X-Men, Chris Claremont y John Byrne no fue nada satisfactoria. La idea original era que se encontrase la manera de derrotar a la Fuerza Fénix, la memoria de Jean fuera borrada agregando barreras psíquicas para no acceder a dicha fuerza y "para casa". Para Shooter eso era intolerable:

"Era como quitarle el ejército alemán a Hitler y dejarle gobernar de nuevo Alemania.

¿Tenía un problema moral con eso? Sí. Más que eso, era un problema de personaje. ¿Se sentaría cómodamente Tormenta en el comedor con alguien que ha matado miles de millones como si nada hubiera pasado? No.

No sé si la gente pilla esta idea, pero el Editor en Jefe tiene funciones para gobernar, gestionar y proteger todos los personajes. Es mi trabajo asegurar que los personajes estuviesen "metidos en el personaje" y yo tenía la última palabra sobre qué significa eso. Ni Chris, ni John, ni ningún freelance. La compañía confiaba en mí para gestionar y proteger sus propiedades intelectuales."

Para Shooter, lo de "dejar ir a Fénix" no era una opción y debían mandarla a una prisión estelar o algo parecido. Algo que no convencía a Claremont, ya que se temía entrar en un bucle de intentos de rescate, vuelta a las andadas y vuelta a la cárcel. Tras broncas, desvelos y llamadas telefónicas se llegó a la solución final: "hay que matarla". Y el número 137 de 'Uncanny X-Men' se convirtió en todo un hito de la industria.

Un éxito tal que se atrevieron a publicar la "historia jamás contada" pocos años después con el final alternativo y una transcripción de una "charla" con Byrne, Claremont y Shooter.

A partir de ahí, los mutantes alcanzarían cotas de popularidad inauditas. Las ventas que habían ido remontándose poco a poco pero es en este momento cuando los X-Men se convirtieron en los héroes que había que leer y a mediados de los ochenta se convirtieron en los líderes indiscutibles del mercado.

Héroes que se sientan a tomar café y juegan al beisbol

Una de las claves de ‘La imposible Patrulla-X’ de Chris Claremont era la cotidianidad de sus personajes, tratarlos como personas. El autor planteó su serie como si de una telenovela juvenil se tratase, solo que con aventuras espaciales, centinelas, criaturas místicas y superpoderes. Tan pronto estaban jugando al beisbol, charlando en la cocina o en la taberna del pueblo como salvando el Universo.

De hecho, John Byrne coautor y dibujante de dos de los grandes pilares de los X-Men de los años setenta y ochenta [Fénix oscura y Días del futuro pasado], comentaba en más de una ocasión y medio en broma, medio en serio, que el cómic típico de Claremont eran veinte páginas de amigos hablando en el salón de su casa. Si bien puede parecer tediosa esta parte, nunca lo fue.

Es más, servía a un gran propósito: el de poder identificarnos claramente con Lobezno, Tormenta, Rondador nocturno, etc. La gran máxima de los X-Men fue toda la vida “temidos y odiados por un mundo al que han jurado proteger” y variantes de dicha frase. Es un grupo que nos habla de discriminación por ser diferentes. Claremont hacía que los viésemos como a nuestros amigos, familiares y vecinos.

En los casi 17 años (1975-1992) en los que Chris Claremont estuvo al frente de los cómics de la Patrulla-X firmó grandísimas historias: creó a Los Nuevos Mutantes, 'Inferno', puso a Magneto al frente de la Escuela Xavier, cocreó a personajes como Emma Frost, Pícara, Gambito, se encargó de relanzar a los X-Men originales como 'X-Factor', lidió como pudo con Jim Lee y compañía...

Para Chris Claremont, estar al frente de los mutantes era escribir la Gran Novela Americana, una epopeya compleja sobre la sociedad estadounidense coetánea no exenta de épica, luchas, magia y ciencia ficción. Una gran etapa que, si bien la segunda mitad es inferior a la primera, hizo que unos héroes por los que nadie daba un céntimo se convirtieran en las máquinas de hacer dinero que son hoy.

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