Cinco años después del lanzamiento de Alexa, el asistente virtual de Amazon permite controlar más de 85.000 dispositivos inteligentes de toda clase y ejecutar más de 100.000 'skills'. Pero el verdadero poder de Alexa lo representan las miles de millones de interacciones que procesa cada semana, y todos los datos que eso ofrece sobre sus usuarios (sobre su localización, sus hábitos, etc).
En una entrevista con el MIT Technology Review, el científico jefe de Alexa, Rohit Prasad, ha ofrecido algunas pistas acerca de en qué dirección se dirige la evolución de este asistente. Según Prasad, la idea es cambiar de enfoque, desde uno centrado en las interacciones pasivas (Alexa espera a que la reclamemos para que haga algo o responda a una consulta) a otro centrado en la proactividad, en el que Alexa se anticipe a nuestras necesidades.
Prasad ya ofreció un leve vistazo a lo que podría ofrecer este enfoque cuando, en el marco de la WebSummit celebrada en Lisboa el pasado mes de junio, presentó una nueva función llamada Alexa Conversations. Entonces, la demostración mostraba cómo, después de que el usuario solicitara la reserva de entradas para el cine, el asistente decidía (por 'iniciativa propia') preguntarle si deseaba también reservar mesa en un restaurante o un viaje en Uber.
Este modelo pasa por contar con una red neuronal que analice las miles de millones de interacciones semanales para conocer qué tipo de 'skills' (habilidades) solemos requerir a Alexa al mismo tiempo (como en el ejemplo anterior: cine + restaurante + Uber): después de un tiempo, los patrones serán lo bastante representativos como para permitir 'empaquetar' las habilidades de forma útil.
Alexa, omnipresente
Eso, claro, pasa porque el asistente sea una presencia omnipresente en nuestra vida diaria, y que conozca todos los detalles posibles sobre nosotros. Es decir, por rentabilizar (y aumentar) los datos privados de que dispone sobre nosotros.
Pero esta omnipresencia requerirá cambios también a nivel de hardware: Alexa no podría conocerlo todo sobre nosotros interactuando únicamente a través de terminales como los Amazon Echo, pensados para permanecer sobre una mesa. No, este cambio de enfoque requiere también de nuevas clases de hardware... ahí es donde entran nuevos productos como los Echo Buds (auriculares inalámbricos) o el Echo Loop (un anillo inteligente), presentados hace dos meses.
A nivel de software, el equipo de Prasad ha dejado de centrarse únicamente en aspectos como el reconocimiento básico de voz o el procesamiento de lenguaje natural para incluir aspectos referidos a la toma de decisiones y al razonamiento de alto nivel, aspectos necesarios para mejorar la capacidad predictiva de Alexa.
Antes hablábamos de 'empaquetar' habilidades, pero la capacidad de razonamiento de Alexa será clave para saber cómo hacerlo: si ha de reservar el Uber para llevarnos del cine al restaurante, para saber cuándo hacerlo deberá tener en cuenta factores como la distancia entre ambos, la densidad del tráfico, la duración de la película.
En palabras de Prasad, los próximos años de desarrollo de Alexa girarán en torno al razonamiento y a la personalización, "a dotar de más contexto (a las recomendaciones)".
Vía | MIT Technology Review
Imagen | Andres Urena (Pexels)
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