Estas navidades van a ser muy diferentes a las esperadas hace apenas unos meses para dos personas. Se llaman Suni Williams y Butch Wilmore, y ahora mismo están a muchos kilómetros de la Tierra como parte de una misión de la NASA que ha sufrido toda clase de contratiempos. Los dos astronautas llegaron a la ISS para una estancia de 10 días, pero las cosas se fueron complicando tanto que la última actualización los iba a dejar hasta febrero. Ahora parece que incluso más.
Una misión que muta. Como decíamos, los astronautas estadounidenses Butch Wilmore y Suni Williams llegaron a la Estación Espacial Internacional (ISS) en junio de 2024 a bordo de la nave Starliner de Boeing. Originalmente planeada como una misión de pocos días, esta se convirtió en una odisea de más de nueve meses cuando múltiples fallos en el sistema de propulsión de la Starliner obligaron a la NASA a devolver la cápsula a la Tierra sin tripulación, alterando drásticamente los planes de regreso.
La solución: SpaceX Crew-9. La NASA optó por incluir a Wilmore y Williams en el regreso de la misión Crew-9 de SpaceX, que llegó a la estación en septiembre a bordo de una cápsula Dragon con asientos adicionales para ellos. El plan contemplaba un retorno conjunto en febrero de 2025, pero las cosas, una vez más, han vuelto a torcerse.
¿La razón? Aquella solución dependía del lanzamiento oportuno de Crew-10, la misión destinada a relevar a Crew-9 y permitir la rotación habitual de tripulación. No va a ser el caso.
Otro retraso. Tal y como ha explicado hace unas horas la agencia espacial estadounidense, la Crew-10 no despegará, como mínimo, antes de finales de marzo de 2025, lo que implica que tanto la Crew-9 como los fatigados Wilmore y Williams permanecerán en la ISS por un período aún más prolongado.
Al parecer, este retraso se debe a la necesidad de completar el procesamiento de una nueva cápsula Dragon para Crew-10, asegurando la seguridad y eficacia de la misión. El cambio también subraya la complejidad de las operaciones espaciales, donde cada detalle técnico debe ser revisado meticulosamente.
Impacto de una estancia prolongada. Qué duda cabe, todos estos contratiempos tienen a estos dos astronautas como tristes protagonistas. Para Wilmore y Williams, esta extensión de su misión significa una experiencia significativamente diferente a lo planeado, enfrentando desafíos físicos y psicológicos asociados con estancias prolongadas en microgravedad.
Sus más de nueve meses en la ISS contrastan con la corta duración inicial de su misión, destacando la resiliencia requerida para adaptarse a estos cambios inesperados. No solo eso. También hay preocupaciones con la tripulación de Crew-9, que incluye a los astronautas de la NASA Nick Hague y Aleksandr Gorbunov de Roscosmos.
Rotaciones espaciales y continuidad. Por su parte, SpaceX, en su papel como socio principal de la NASA, ha mantenido un programa regular de misiones cada seis meses para garantizar la rotación de las tripulaciones de la ISS. La transición entre Crew-9 y Crew-10 incluirá un período de lo que se denomina como "handover", donde ambas tripulaciones trabajarán juntas para asegurar la continuidad de las operaciones científicas y de mantenimiento a bordo.
En la otra acera, qué duda cabe, está Boeing. El fracaso de la Starliner para cumplir con los estándares operativos representó un revés significativo para la compañía y su contrato de 4.300 millones de dólares con la NASA, el mismo que busca asegurar el transporte regular de tripulación y carga a la ISS. Mientras SpaceX ha lanzado con éxito nueve misiones tripuladas, Boeing enfrenta una congelación de su programa hasta que se logre una certificación más confiable para vuelos operativos. La compañía debe estar deseando que termine 2024.
Imagen | NASA
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