La transición energética de España está dinamitando el mapa industrial del país. A medida que la "España vaciada" se llena de proyectos renovables, las regiones tradicionalmente industrializadas pierden influencia en favor de aquellas con más energía limpia disponible.
El mapa de la riqueza industrial está cambiando. El auge de las energías renovables está creando un nuevo escenario energético en España que promete un reparto más equilibrado de la riqueza industrial.
Ante este nuevo escenario, las regiones más industrializadas, como Madrid, Cataluña y Valencia, podrían quedar desplazadas por aquellas que más rápidamente están adaptando sus políticas energéticas para aprovechar su abundancia de energía renovable, como Aragón, Galicia y Castilla-La Mancha.
Una reindustrialización estratégica. Tras la pandemia, Estados Unidos ha reindustrializado con éxito el país en sectores estratégicos como los semiconductores, las baterías eléctricas y la inteligencia artificial
Europa plantea una reindustrialización similar que ya está impulsando inversiones industriales en España. Amazon y Microsoft instalaron centros de datos en Aragón. Meta lo hizo en Castilla-La Mancha. El gigante chino Envision abrirá una fábrica de baterías en Extremadura.
Las razones del cambio. La energía renovable no para de crecer en España, pero a ritmo desigual: regiones como Aragón y Castilla y León acaparan la mitad de los nuevos proyectos, seguidas en obtención de permisos por Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura.
Las grandes tecnológicas ubican sus centros de datos en lugares donde los recursos renovables sean abundantes, incluida el agua empleada para la refrigeración de los servidores. Lo mismo ocurre con otras industrias a medida que se acercan a la fecha límite de sus compromisos globales de cero emisiones netas.
Una oportunidad de desarrollo industrial. Para las comunidades menos industrializadas de España, este nuevo escenario energético es una oportunidad de ganar influencia en la digitalización del país.
Las regiones con infraestructura bien desarrollada, como Valencia, siguen teniendo una ventaja competitiva, pero las regiones donde la instalación de paneles solares y aerogeneradores es más prevalente están ganando terreno, especialmente si ofrecen facilidades en la tramitación administrativa de acceso a la red y disponibilidad de terreno, como ocurre en Aragón y Castilla-La Mancha.
El caso contrario. Madrid sigue siendo favorita en la instalación de centros de datos gracias a su proximidad a las grandes empresas, pero la escasez de suelo y de proyectos renovables podrían ser un obstáculo para mantener su influencia industrial frente a comunidades vecinas.
Podría ocurrir algo parecido con Cataluña tras el cierre de sus plantas nucleares, que amenazan con convertirla en importadora de electricidad si no logra construir a tiempo una nueva infraestructura energética
Sin embargo, los nuevos actores del tejido industrial español no lo tienen todo ganado: la logística y las cadenas de suministro, para las que aún no están desarrolladas, seguirán siendo factores determinantes para los inversores.
Imagen | Endesa
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