Galicia tiene un problema con los proyectos eólicos. El desarrollo de nuevos parques lleva tiempo disputado tanto por los vecinos a pie de campo como por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia. Entre tanto, la Xunta de Galicia está buscando soluciones creativas para convencer a sus habitantes. Como ahorrarles dinero.
Descuento en la factura de la luz. El presidente Alfonso Rueda ha anunciado la creación de una Comercializadora Gallega de Energía (RDG) para avanzar hacia la transición energética, pero también para hacer frente al creciente rechazo a los parques eólicos.
Por su parte, la Conselleira ha adelantado que la RDG venderá el 100% de la energía a consumidores gallegos, tanto particulares como empresas, y se podrán beneficiar de un descuento medio del 50% sobre el precio del mercado en caso que el vecino viva cerca de una infraestructura renovable.
La comercializadora será una sociedad mixta a través de Recursos de Galicia (RDG), que cuenta con el apoyo de la Comisión Europea. Tendrá un 30% de capital público y el 70% restante pertenecerá a empresas asociadas como Abanca, Finsa (maderera), Megasa (metalúrgica) o Grupo Nogar (portuaria).
“Una realidad a principios de 2025”. Así lo expresaba el Presidente gallego, que espera aprobar los presupuestos de 2025 y llevar este proyecto ante la Cámara gallega para empezar a tramitarlo antes de que termine octubre. Actualmente, el contexto está marcado por el rechazo social a los parques eólicos, donde también el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia ha paralizado 59 de un total de 64 proyectos solicitados.
Los autos responden a demandas de grupos ecologistas y vecinales. Diferentes organizaciones y plataformas han calificado la actuación de “invasión eólica” y que “tributa en la Castellana”. Esto manifiesta el malestar por los aerogeneradores que generan un impacto cercano (en su propio municipio) pero un retorno lejano (energía para otros núcleos urbanos). Además, del incremento de proyectos aprobados que no cumplen con los parámetros medioambientales establecidos y que la Xunta aspira a corregir ese desequilibrio de tener un parque eólico sin sus beneficios, por ello quiere hacerlo más tolerable con un descuento en la factura de la luz.
Efecto dominó. Uno de los problemas que suscitan estas situaciones para el Estado es el efecto dominó, como ocurrió con el Maestrazgo. En España lo que ocurre es que hay una desigualdad energética (unos producen, otros consumen) y los territorios generadores están recibiendo con escepticismo u hostilidad los proyectos de energías renovables en su territorios, que la producción se va a las grandes urbes. De hecho, en Aragón ya se ha visto como la comunidad quería quedarse con su excedente de energía frente al principio de solidaridad energética.
Que un parque eólico o una granja solar reduzcan la factura de los municipios donde se instalan, como pretende Galicia, puede servir de solución a las reticencias de los vecinos. Aunque habrá que esperar a que la medida se concrete para descubrirlo.
Imagen | Pixabay
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