No hay escándalo de Facebook, ahora Meta, que sea capaz de tumbar el poder de Zuckerberg dentro de la empresa. No lo hizo el caso Cambridge Analytica hace tres años, ni los Facebook Files ahora, ni todas las investigaciones, demandas y multas que la red social ha acumulado en todos estos años. Una circunstancia llamativa habida cuenta de que muchas de las dificultades que asedian a la organización provienen de una directiva que, cuanto menos, ha tomado decisiones erróneas y ha ignorado problemas de envergadura. Motivos más que sobrados para pensar en un relevo del máximo responsable de la compañía.
Intentos, desde luego, no han faltado. Desde 2018, un grupo de accionistas cada vez mayor pide que se le reste poder a Zuckerberg dentro de la compañía. Aquel año reclamaron que renunciase al cargo de CEO para restablecer la confianza de los inversores y proteger el valor de las acciones, y desde 2020 piden que el fundador de Facebook deje de ser presidente de la junta directiva en favor de una persona independiente. Una demanda que, tras el escándalo de los Facebook Files, se ha intensificado.
Zuckerberg desempeña los dos cargos, CEO y presidente de la junta, desde 2012, y estos accionistas consideran que ambos son lo suficientemente exigentes y cruciales para el devenir de la empresa como para que lo ejerzan dos personas distintas. De hecho, consideran que la concentración de poder del fundador de Facebook "debilita la gestión, la responsabilidad y la supervisión" de la compañía.
Sin embargo, todas esas peticiones caen en saco roto año tras año en la junta de accionistas de Meta, porque Zuckerberg ostenta un poder absoluto en esta asamblea, a pesar de que tan solo cuenta con el 14% de las acciones de la empresa, según informa Forbes. Esto se debe a que los títulos que retiene el fundador de Facebook son especiales, de clase dual, lo que quiere decir que cada uno de ellos tiene más votos que los vendidos a los inversores, por lo que con ese reducido porcentaje de acciones controla el 58% de los votos.
Este tipo de acciones son habituales en el mundo de los negocios y se utilizan, precisamente, para que los fundadores de la compañía no pierdan su control al tiempo que pueden obtener financiación externa de los mercado de valores públicos.
Por lo tanto, poco importa que ese grupo de accionistas, que formó una alianza en 2018 para tratar de cambiar el rumbo de la empresa en la que han invertido, haya pasado de tener unos cuantos miembros a más de 200 en la actualidad, o que entre ellos se encuentren instituciones tan importantes como el Fondo Común de Jubilación del Estado de Nueva York o el Tesorero del Estado de Illinois. Mientras Zuckerberg quiera, seguirá haciendo lo que quiera en Meta.
Mayor transparencia
El grupo de accionista que pretende reducir el poder de Zuckerberg en Meta, autodenominado Investor Alliance For Human Right, ha elaborado una serie de peticiones de cara a la próxima junta de accionistas relacionadas con la dirección y los problemas que atraviesa la empresa. La más llamativa, y una de las más difíciles de conseguir, es precisamente la de la renuncia del fundador de Facebook al cargo de presidente de la junta directiva.
Otra demanda que no será nada fácil de lograr es la de la elaboración de un informe sobre los problemas que se puedan derivar del desarrollo del metaverso, como posibles daños psicológicos o contra los derechos humanos causados por el uso y abuso de la plataforma, y si estos pueden evitarse o son inherentes a la evolución de la tecnología. Una vez hecho esto, y con toda la información disponible, reclaman que se someta a una votación consultiva no vinculante de la junta si los accionistas consideran apropiado continuar con la implementación del gran proyecto de Zuckerberg.
Sin embargo, hay otras peticiones que el fundador de Facebook sí podría aceptar para calmar las aguas después de una tempestad que ha amenazado la línea de flotación de su buque insignia. Por ejemplo, este grupo solicita que Meta elabore un informe en el que se analicen los motivos de que las políticas de moderación de la empresa no hayan sido eficaces para controlar la difusión de contenido de odio, violencia o desinformación, y que esa investigación se presente a la junta de accionistas.
También solicitan otra investigación en la que se mida el impacto real y potencial de la publicidad dirigida en los derechos humanos de los usuarios de las distintas plataformas que componen Meta, y que esa información se publique en la web de la empresa antes del 1 de junio de 2023.
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