El dominio que ejerce Asia sobre la industria de los semiconductores es abrumador. Actualmente este continente produce el 90% de los chips de memoria, el 75% de los microprocesadores y el 80% de las obleas de silicio, lo que coloca a Europa y EEUU en una posición de dependencia que a medio plazo puede resultar contraproducente. En estas circunstancias el Viejo Continente necesita consolidar y desarrollar su posición en la industria de los semiconductores.
El 8 de febrero de 2022 Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, anunció que Europa quiere ser un actor fundamental en este mercado, y el primer paso para lograrlo requiere fabricar el 20% de los chips del planeta en 2030. La Directiva Chips Act moviliza hasta 43.000 millones de euros entre inversión pública y privada para hacerlo posible, de modo que una parte de ese dinero está destinada a las subvenciones que reciben los grandes fabricantes de semiconductores para poner a punto nuevas plantas de vanguardia en Europa.
Empieza la cuenta atrás para iniciar la construcción de la fábrica de TSMC en Dresde
La negociación que ha mantenido el Gobierno germano con Intel y TSMC para consolidar la construcción de sus plantas de vanguardia en suelo alemán no ha sido precisamente un camino de rosas. Los directivos de estas dos compañías saben perfectamente que Europa necesita su complicidad para alcanzar los objetivos que se ha marcado durante esta década en materia de circuitos integrados, y han aprovechado, como cabe esperar, su posición de fortaleza para negociar con dureza unas subvenciones muy jugosas.
La planta de TSMC que estará alojada en Dresde presumiblemente costará 10.000 millones de euros
La Administración alemana ha confirmado que dedicará 22.000 millones de euros a la entrega de incentivos directos a los fabricantes de chips. La planta de TSMC que estará alojada en Dresde presumiblemente costará 10.000 millones de euros, y los portavoces de esta compañía taiwanesa aspiran a conseguir una subvención del 50% del coste total. No sabemos si finalmente han conseguido su propósito, pero es probable que sea así debido a que se acaba de oficializar que el inicio de la construcción de esta planta tendrá lugar durante el segundo semestre de 2024.
Es una buena noticia tanto para Alemania como para Europa. La construcción y la puesta a punto de una fábrica de circuitos integrados de vanguardia requieren invertir entre tres y cuatro años de trabajo, por lo que probablemente esta planta podrá iniciar la producción de chips en 2027, o, a lo sumo, en 2028. No obstante, es importante que no pasemos por alto que la fábrica de TSMC en Dresde no es el único pilar de la estrategia europea en el ámbito de la industria de los semiconductores.
La fábrica que construirá Intel en Magdeburgo costará 30.000 millones de euros y recibirá una subvención de 10.000 millones. Esta empresa estadounidense también ha confirmado que se gastará 4.600 millones de dólares en unas nuevas instalaciones que estarán alojadas en Breslavia (Polonia), así como 13.000 millones de dólares más en la expansión de su fábrica de Leixlip (Irlanda). El propósito de la mejora de esta última planta será duplicar su capacidad de fabricación y habilitar una fábrica preparada para incrementar la producción de chips en el nodo Intel 4. La realidad es inapelable: Intel y TSMC tienen bien agarrada a Europa por la solapa. Y, pese a todo, el Viejo Continente debe sentirse agradecido.
Imagen | TSMC
Más información | DigiTimes Asia
Ver 4 comentarios