Bajo el mar se producen relaciones inesperadas. La ciencia acaba de descifrar una interacción fascinante
Posiblemente, no hay criatura marina más fascinante que los pulpos, y lo es porque tenemos constancia de que solo entendemos una parte de sus trucos de “magia”. Sabemos, por ejemplo, que no son extraterrestres, aunque lo parezcan. También sabemos que cambian de color cuando duermen, que pueden resolver problemas complejos, que se aburren “como ostras” en acuarios y que, en general, son muy listos. Ahora sabemos que se van de caza con colegas del barrio.
El estudio. La investigación, publicada en Nature, muestra que algunos miembros de la especie Octopus cyanea merodean por el fondo marino en grupos de caza con peces, y hablamos de varias especies a la vez. Es más, el fascinante trabajo incluso sugiere que estas criaturas se organizaban como si tuvieran una cadena de mando para las decisiones, incluido lo que debían cazar. Alucinante.
Por cierto, en un giro de los acontecimientos que nadie imaginó, los investigadores presenciaron a la especie de cefalópodo golpeando a sus compañeros despistados. La ciencia y nosotros queremos pensar que es para mantenerlos concentrados en la ardua tarea y contribuir al esfuerzo colectivo.
A la caza de los pulpos de caza. Pulpos cazando con peces es un comportamiento particularmente curioso, si cabe un poco más para el tipo de pulpo diurno (Octopus cyanea), ya que estas criaturas suelen ser por norma general solitarias. Sea como fuere, esa mentalidad de ir “a su bola” parece desaparecer cuando llega el momento de cazar.
Tal y como explican en su trabajo los investigadores del Instituto Max Planck, querían averiguar cómo era la dinámica de grupo en estos grupos de caza. Así, realizaron una serie de expediciones de buceo en el Mar Rojo y pudieron rastrear 13 grupos diferentes que suman más de 120 horas de datos de tiempo de inmersión.
Cómo los encontraron. Fue posiblemente la parte más difícil del estudio. Los pulpos tienden a esconderse cuando ven a los humanos, pero después de un tiempo, los investigadores desarrollaron una buena intuición para moverse y avistar a los peces primero.
“Si sabes cómo se comportan normalmente estos peces, detectas rápidamente que algo está sucediendo cuando todas estas diferentes especies están sentadas juntas, mirando torpemente en la misma dirección. Por lo general, esto significa que hay un pulpo cerca”, ha explicado el coautor del estudio, el Dr. Simon Gingins.
Primeros hallazgos. A partir del análisis de los datos obtenidos encontraron que los miembros del grupo tomaban diferentes decisiones clave. Por ejemplo, al decidir a dónde debería ir la manada de caza, los peces cabra parecían dar un paso adelante, especializándose en la exploración ambiental. Mientras, los pulpos tenían más probabilidades de liderar el grupo cuando se trataba de decidir si el grupo debía acercarse a su presa y cuándo.
Este tipo de trabajo en equipo era muy beneficioso, ya que el pez cabra acelera el proceso de búsqueda de presas, mientras que el pulpo puede buscar en cualquier escondite para atraparlas. Dicho de otra forma, reducía las opciones disponibles más rápidamente y podría facilitar la identificación de las mejores.
Aceptamos pulpo como líder. El estudio indica que ese trabajo comunitario tuvo una buena influencia en los resultados de la caza para los miembros del grupo, al aumentar la probabilidad de éxito en comparación con cuando las respectivas especies cazaban solas. Sin embargo, y esto es fascinante, no todo fue paz y armonía entre los pulpos y los peces.
Al parecer (ver vídeo arriba), los pulpos, famosos por su pegada a través de los tentáculos, no “pasaban” una a sus compañeros, y cuando estaban de cazan junto a los peces, no dudaban en dar un buen puñetazo desplazando a algunos miembros de la manada a golpes. También observaron que hubo problemas entre los peces, al desplazarse unos a otros lanzándose uno hacia el otro.
¿Qué demonios significa esta lucha? Aunque nos gustaría pensar que en el caso del pulpo se trataba de “collejas” para que todos los miembros estuvieran a lo que debían mientras cazaban, los investigadores también sugieren que el hecho de que los animales cooperaran o compitieran parecía estar influido por la composición del grupo.
No solo eso. Piensan que los puñetazos eran un medio para recuperar el control, un notable mecanismo de retroalimentación entre especies para el pulpo diurno, que, como decíamos, suele ser más bien una criatura solitaria. Dado que los pulpos son invertebrados, se trata de un nivel inesperadamente alto de flexibilidad para trabajar con diferentes especies, y demuestra que los líderes pueden adoptar los roles de estimular o inhibir el movimiento. La naturaleza es fascinante.
Imagen | Eduardo Sampaio, Simon Gingins
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