Mientras la costa de la península de Yucatán se repone del paso de Helene, el sur de los Estados Unidos se prepara para su llegada a la costa noroeste de Florida. Lo hará, previsiblemente, como huracán de categoría cuatro, por ahora mantiene la categoría dos.
Categoría dos. El Huracán Helene se desplaza en dirección norte-noreste por aguas del golfo de México. Según la última información del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de los Estados Unidos, este sistema tormentoso está generando vientos sostenidos por encima de 8 nudos (148 km/h).
El centro de la tormenta se desplaza a una velocidad de 10 nudos (unos 18,5 km/h). Las previsiones estiman que el ojo de la tormenta toque tierra a última hora de hoy jueves (hora local), se espera que la llegada de los vientos con fuerza equivalente a la de tormenta tropical (más de 63 km/h) llegarán a lo largo de la mañana de hoy.
“Catastrófica y mortal”. Las autoridades no se han tomado a la ligera la llegada de Helene. En sus “mensajes clave”, el NHC hablaba de una marejada ciclónica catastrófica y mortal en el segmento de la costa de Florida conocido como Big Bend.
También alerta de “vientos potencialmente catastróficos” en la misma región cuando el ojo del huracán toque tierra. El NHC también advierte de inundaciones repentinas potencialmente catastróficas. El aviso también afecta al extremo occidental de Cuba diversas islas en el área.
¿Cómo hemos llegado aquí?Helene destaca por la manera en la que ha ido ganando fuerza en las últimas horas. Algo que puede explicarse si atendemos a la evolución de las temperaturas del agua en el golfo de México. Estas temperaturas se mantuvieron algo por encima de la media de la década previa durante los primeros meses del verano.
Sin embargo a partir de agosto la energía térmica acumulada en la región ha estado casi constantemente por encima de lo visto en los últimos años y, en general, muy por encima de la media de la última década. Helene lo ha tenido fácil para acumular energía en su viaje entre Yucatán y la costa de los EE UU.
Calor acumulado en aguas del golfo de México en kilojulios por centímetro cuadrado. Brian McNoldy, Upper Ocean Dynamics Laboratory.
El paso de Helene. Según relata la agencia AP, el paso de Helene por Yucatán dejó a su paso calles inundadas y árboles caídos. Cancún fue una de las ciudades afectadas por el paso del huracán. Por ahora el SMN mantiene varios avisos en la península de Yucatán, por vientos con rachas de hasta 70 km/h y por trombas marinas.
En Cuba, de nuevo según AP, se alcanzaron olas de hasta 5 metros. En las Islas Caimán también se registraron inundaciones considerables.
Tres tormentas en dos frentes. La tormenta Helene no está sola. La tormenta tropical Isaac se formaba hace unas horas en aguas del Atlántico norte. Lo inusual de esta tormenta es el lugar en el que se ha formado. Isaac ha aparecido muy al norte y los vientos de la región la desplazan hacia el este y no hacia el oeste como suele ser habitual.
Se prevé que Isaac coja fuerza mientras se dirige hacia la costa norte de la península Ibérica. Aún es pronto para predecir su posible llegada a nuestras costas pero cabe la posibilidad de que lo haga tras ascender a la categoría de huracán antes de volver a perder fuerza.
En aguas del Pacífico, la tormenta John también alcanzaba la categoría de huracán. Sus efectos se están haciendo notar en el oeste, sur y sureste de México según el Servicio Meteorológico Nacional. Esto se traduce en rachas de hasta 100 km/h y trombas marinas en los estados de Guerrero y Michoacán, además de fuertes lluvias en la región.
Temporada irregular. Las tormentas llegan tras un periodo de relativa calma en una temporada de huracanes que se preveía más intensa de lo que está resultando. La elevada temperatura de las aguas superficiales del océano son uno de los factores determinantes en la gestación de los huracanes y estas han batido numerosos récords en los últimos meses.
Sin embargo la discrepancia entre las predicciones y lo observado se deba probablemente a la llegada de La Niña, la “fase fría” de la oscilación de El Niño. Más bien su no-llegada. Los meteorólogos preveían que este fenómeno, asociado con temporadas intensas de huracanes en el Atlántico llegara a mediados del verano. Las últimas previsiones sitúan la llegada de la fase en otoño o invierno.
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