La traca final de 'Los Anillos de Poder' reúne todas las virtudes (pocas) y defectos (muchos) de la serie

Hay una serie de detalles en el último episodio de 'El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder' que hablan de las fortalezas y debilidades de la serie mejor que cualquier análisis. Las historias que han llevado a sus personajes hasta este punto se han desarrollado a lo largo de ocho entregas y también son un buen resumen de aquello en lo que ha acertado y ha errado el tiro Amazon. Dado que la serie parece esar planificada a fondo para los próximos años, es poco posible que 'Los Anillos de Poder' enderece o empeore en gran medida su propuesta, pero hasta el momento, esta es la discreta situación.

Spoilers muy leves a partir de este punto

En el lado positivo, es indiscutible que, tal y como adelantábamos cuando vimos los primeros episodios, la serie cumple con la promesa de ser el espectáculo más fastuoso de la televisión fantástica de los últimos años. Y si en aquel arranque brillaban los escenarios naturales que retrotraían sin dificultad a las películas de Peter Jackson, en este tramo final hemos disfrutado de espléndidas exhibiciones de efectos especiales.

La erupción del volcán y sus devastadores efectos (sin duda, una cima estética de la temporada que por desgracia queda como una cosa aislada, ya que en conjunto, esta primera temporada no es demasiado amiga del riesgo) o el enfrentamiento del Extraño con las brujas en el último capítulo tienen un nivel visual que habitualmente se reserva para el cine. En otras cosas saldrá vencedora la serie de HBO Max, pero solo hay que comparar a 'Los Anillos de Poder' con 'La Casa del dragón' para que queden claras las diferencias visuales y presupuestarias, y lo bien que le sientan a la fantasía los entornos naturales y gigantescos.

También es notable el esfuerzo de caracterización que se ha hecho para llevar algunos entornos a la serie. Está menos logrado con los elfos (esa sensación inaprensible que transmiten en los libros de Tolkien aquí se queda en un mero bosque bonito) pero es muy superior en todo lo que concierne a los humanos, tanto en Númenor como en las tierras del Sur, o con los enanos, cuyo reino de Khazad-dûm, por desgracia, no se explora tanto como sería deseable (al final nuestras ocasionales visitas a ese mundo subterráneo se limita casi siempre al comedor de Durin).

No todo es lujo

Como se puede ver, todos estos apartados obedecen a la parte material de la serie. El monstruoso desembolso de Amazon arroja sus correspondientes dividendos, pero a la hora de establecer un argumento estable y ambicioso, la serie cojea más. Es posible que haya un problema de raíz en la decisión de Amazon de no hacer la serie demasiado oscura, demasiado aterradora o demasiado violenta, pero la Tierra Media también es un escenario despiadado y peligroso, y poco de eso se transmite en la serie.

Las espléndidas secuencias con los orcos, por ejemplo, se sienten como puntos oscuros y aislados en el gran plano de la Tierra Media, como "peligros ocasionales a evitar" que hace que disminuya algo la escala de la historia. Del mismo modo, el hecho de que las subtramas se entrecrucen tan poco y levemente entre sí no da la sensación de un gran mundo sino de una historia única contada regular, ya que el espectador sabe que todo acabará confluyendo. De nuevo la canónica adaptación de Peter Jackson ponía en pie mucho mejor la narrativa de destinos separados que confluyen.

Quizás lo peor de 'Los Anillos de Poder' sea su necesidad (curiosamente, habida cuenta de la recepción del fandom) de lanzar nexos con lo que conocemos, los libros de Tolkien y, de nuevo, sus adaptaciones más populares. Por eso hay Saurón y hay forja de anillos. Y, sobre todo, hay historia de gigante mágico con inocente criatura del bosque, una alianza que parece mentira que a los guionistas no se les ha haya pasado por la cabeza que recuerda en exceso a la icónica amistad de Gandalf y los Hobbits.

Pese a todo, 'Los Anillos de Poder' es cita y peaje obligado para los fans de Tolkien. Sus baches narrativos no impiden que cualquier espectador reconozca fácilmente los grandes códigos de 'El Señor de los Anillos', y asistir al inicio del mito (aunque aquel arranque atropellado del primer episodio, describiendo una época primigenia fascinante de la Tierra Media, merecía haber sido contado con más detalles) es una apuesta inteligente por parte de Amazon. Y con cuatro temporadas por delante, hay margen para la mejora.

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