Ya no hay vuelta atrás, la One ya está en nuestras manos – o lo estará a partir del viernes próximo – y todo lo que Microsoft podía haber hecho para mejorarla, añadirle valor y posicionarla como el dispositivo estrella para las navidades está sobre la mesa.
Mientras cocinamos el análisis de la Xbox One hemos querido dar un repaso diferente, no tanto a sus características – para eso vamos a tener muchos otros artículos y comparativas – sino a la estrategia de Microsoft para con esta nueva generación de consolas en las que va a tener que pelear muy duro: tenemos la PS4, tenemos Wii U a quien no olvidaría en absoluto y tenemos una tendencia a jugar en otros dispositivos – desde el PC al móvil – que rivalizan con las consolas por el tiempo del usuario.
¿Saca nota Microsoft con su planteamiento con Xbox One o lo mandamos a Septiembre?
El centro del entretenimiento para el salón de casa
Todavía recuerdo las ampollas entre los “hardcore gamers” cuando la primera presentación de One se centró en su capacidad como centro de entretenimiento multimedia y no aparecieron los juegos. ¡Traición! Pero ¿a quién demonios quieren vender una consola de videojuegos?
Las aguas volvieron a su cauce tras un E3 que podría haber sido el del estrellado de Xbox One y su fenomenal plantilla de juegos de partida (más sobre eso más adelante) si el tema del control sobre juegos físicos no le hubiese robado toda la atención y otorgado a Sony la carta para ganar el show y la feria (más sobre esto otro también más abajo).
Sin embargo aquí voy a romper una lanza en favor de la estrategia de Microsoft. Es más que probable que quienes vayan a estrenar la consola los próximos días lo valoren poco, son esos “early adopters” que están centrados en los juegos casi unánimemente, pero después de este primer período quedan muchos meses en los que seguir vendiendo la Xbox One y hay otros perfiles que tienen que negociar en casa qué aparato se pone en el salón junto a la tele. La entrada HDMI es otro acierto de pleno en esta estrategia, sabedores de que tendrán que compartir espacio con las compañías que precisa un decodificador, mejor llevarse bien y controlar el interfaz con el usuario que correr el riesgo de ser desterrados.
Y aquí la experiencia multimedia – si consiguen cuadrarla como en las demos que hemos visto – puede llegar a ser una baza estupenda, sujeta a otra variable: el contenido. Y es que las consolas son globales, pero los servicios online de contenido y las licencias para emisión de este, locales. El punto de partida es justito en España, pero no puede sino crecer en los próximos meses. El acuerdo en Estados Unidos para tener la NFL podría marcar el camino, ¿por qué comprar derechos de grandes eventos e integrarlos en la factura de Xbox Live?.
Nota para Microsoft: Notable, aspirando a sobresaliente conforme añadan servicios y contenidos (el gafapasta que habita en mí sigue pidiendo que añadan Filmin, que es el que más utilizo con diferencia de la oferta local).
Retrocompatibilidad
De los dos contendientes quien tenía más papeletas para ofrecer retrocompatibilidad era Microsoft. Y es que aunque por definición los cambios de arquitectura si se hacen bien son no retrocompatibles por naturaleza, Microsoft podría haber tirado de su experiencia (véase Windows y sus cambios de núcleos con soporte de las versiones anteriores, o como tienen una versión de Windows8 para ARM y otra para x86) o de su tecnología de virtualización para poder ofrecer alguna vía para que se pudiesen seguir ejecutando juegos de Xbox 360. Con la tercera vía – el juego en streaming – siempre quedará la duda de si técnicamente están en condiciones de ofrecer una buena experiencia capaz de salvar la latencia inherente al modelo.
Sin embargo, uno entiende las razones tácticas de Redmond (y de Sony en este caso) para no complicarse: por un lado hacer compatible la consola con juegos de la versión anterior añade una gran complejidad al software que redunda en más posibilidades de bugs, peor rendimiento y más costes de desarrollo para Microsoft; por el otro es una invitación a los desarrolladores a no ir a tope con One dado que ofreciendo la versión para 360 estarían atacando al público que se queda en esta y también al que se mueve a la nueva plataforma (y que siendo el más early adopter es probablemente más comprador de juegos). Mi impresión es que esta decisión es más táctica que técnica, sin descartar que dentro de un par de años nos vengan con que por fin han encontrado el modo (probablemente al mismo tiempo que Sony, apostaría).
Cierto que para los compradores esto supone mantener la vieja consola en muchos casos, para no perder muchos de los títulos que seguirán apareciendo sólo para esta o para seguir jugando aquellos de los que no se quiere separar, y pone trabas a una transición económicamente muy interesante como es vender la 360 para pagar en parte la Xbox One.
Nota para Microsoft: se puede disculpar
Los juegos sobre la mesa: Forza y Rise; Halo más adelante
Los que venden las consolas son los grandes juegos y es en esta faceta donde quizás más destaque One, con más de 20 títulos de entrada y muchos más confirmados. En Vidaextra ya analizaron como está la competencia en este aspecto, siendo la pregunta ineludible ¿hay chicha donde rascar?
En los third-parties tenemos sobre la mesa bastantes títulos compartidos con la generación anterior que ayudarán a que se pueda saltar sin miedo a perderse ninguno de los gran AAA, desde COD hasta el muy esperado por mi e infelizmente retrasado Watchdogs. Sí que se echa en falta GTA V, de hecho sorprende mucho la postura de Rockstart de descartarlo.
Pero para decantar la balanza a su favor Xbox One necesita grandes juegos exclusivos “vende consolas” y aquí vemos una apuesta de Microsoft ambivalente: tenemos un Forza 5 con una pintaza descomunal (mientras que Grand Turismo 6 Sony lo mantiene en la generación actual) y luego a Ryse al que quieren posicionar como la gran nueva franquicia pero sobre el que tengo mis reservas respecto a lo dirigido que pueda resultar; a eso suman Dead Rising 3 que tiene una parroquia muy fiel (no es mi género pero ahí está entusiasmando al personal), Killer Instinct, Crimson Dragon y luego una ausencia con nombre propio: Halo.
Halo es el auténtico vende consolas históricamente para Microsoft y no está en esta primera remesa. Todo apunta a que lo veremos en 2014 y que lo reservan para cuidar al máximo que aproveche la One; junto a él anotaría Titanfall como la segunda gran carta de exclusivas (al menos para esta generación de consolas) que cabe esperar. En todo caso el esfuerzo realizado para tener el catálogo más potente en el lanzamiento de una consola está ahí y creo que sería justo reconocérselo a Microsoft, a quien se reprocha muchas veces haber desviado su atención de los jugones.
En lo personal uno está condenado, Forza es el juego que más horas tengo en casa verbigracia la afición de mi hijo a las carreras de coches ( y de que con cinco años no es plan poner Last of Us en horario infantil), así que en este aspecto la nota para Microsoft es notable, con una subida en mi voto personal hasta el sobresaliente (lo que derivará en una probable carta a los reyes magos).
Nota para Microsoft: Notable alto, teniendo en cuenta que es el comienzo de la generación (sobresaliente en mi caso sólo con que Forza cumpla la mitad de lo que promete)
Kinect 2
¿Cuántos juegos de Wii aprovechaban su mando especial? ¿cuántos de PS3 aprovechan su Move? ¿Cuántos títulos para Wii U integrarán la experiencia de segunda pantalla de su control? ¿cuántos de Xbox tiraban de Kinect?
La respuesta a estas preguntas es fácil de hacer si nos ponemos en la piel de los desarrolladores y nos planteamos qué parte de nuestro público objetivo tiene el periférico que introduce la forma innovadora de jugar, ¿ataco al 100% de los usuarios de Xbox o me posiciono como un “juego para Kinect” y renuncio a un alto porcentaje de posibles compradores. La respuesta la han tenido clara desde hace muchos años los grandes estudios – y los pequeños también –: lo bueno de las consolas es la configuración estándar que me quita complejidad y me permite optimizar recursos frente a una base instalada clara y medible.
Con ese trasfondo se entiende que Microsoft haya apostado por vender Xbox One inseparablemente con Kinect. Toda su base instalada tendrá el periférico con lo que se podrá romper el círculo vicioso: los grandes juegos no lo integran, no se hacen buenos títulos pensados para él, los jugadores no ven valor en tenerlo y lo tienen por un juguete para “casuales”.
Eso no ofrece ninguna garantía de éxito por otro lado, ahí podemos pensar en las 3d de la Nintendo 3DS con la que los japoneses parecen haber tirado la toalla sacando la Nintendo 2D. En mi opinión a Kinect le falta un “Wii Sports”, un juego mediático que ejemplifique todo su potencial (y no, no vale Kinect Sports porque eso es un “yo también”). El potencial de Kinect 2 es muy grande, de hecho creo que es una de las “cosas tecnológicas” que más me siguen asombrando.
Nota para Microsoft: Notable (a revisar según juegos de 2014 y 2015)
El nuevo modelo de propiedad de los juegos. O mejor no, tengamos el de siempre
¿Hace falta volver al debate sobre el modelo inicial de Xbox One con su apuesta por el compartir en digital e impedir el préstamo y reventa de juegos físicos? Lo hemos debatido tanto por aquí que casi mejor dejo los enlaces: Xbox One: sin retrocompatibilidad y dudas para juegos usados, Microsoft da marcha atrás en su política de DRM en Xbox One y la deja como hasta ahora o La confusa situación de los juegos usados de la Xbox One.
No es necesario insistir en que la propuesta de Microsoft pisaba muchos pies y que ha sido uno de los ejemplos históricos más claros de “envainársela” ante el alud de críticas y el más que probable grito del director financiero viendo el número de pre-reservas.
Nota para Microsoft: para la mayoría de usuarios, bien por tener cintura para cambiar; para el 0.01% en el que nos encontramos Molineux y un servidor creyendo que se ganaba más que se perdía y que con leves cambios era la apuesta por el nuevo modelo de distribución, mal.
La pérdida de confianza
Está relacionado con lo anterior y los múltiples fallos de comunicación de Microsoft con el lanzamiento de Xbox One. Nunca llegaron a explicar bien por qué demonios tenía que conectarse la consola una vez al día – insisto, modelo al que renunciaron – ni dieron el detalle suficiente de lo que iba a ganar el consumidor compartiendo juegos en digital.
A eso sumamos el caso “debes tener encendido siempre a Kinect que estará mirando y escuchando conectado a nuestros servidores”. No sólo que suscitara el debate y la crítica o que comunicando Microsoft haya sido torpe, sino su actitud de ir a remolque en lugar de ir de frente desde el minuto uno con claridad meridiana y con honestidad.
Todo esto deriva en que con el lanzamiento de One se haya creado un clima raro de desconfianza, en que a pesar de los posteriores comunicados, la sombra de la duda en temas privacidad o libertad del jugador. Esperamos que con la información oficial, el producto terminado y en las tiendas, las dudas hayan quedado disipadas, pero desde luego todo el proceso no ha beneficiado en nada a Microsoft ni a Xbox.
Nota para Microsoft: suspenso
La ausencia de la realidad virtual
Vale, soy de los que habita en el hype del Oculus Rift (¿os hemos contado que se podrá probar en los premios Xataka?). De hecho cuando estuve en el e3 fue le dimos tanta prioridad como a los fenómenos del momento: la next gen con Xbox One y PS4, la gran esperanza Android llamada Ouya y los triple AAA presentados en la feria.
Para mí, que no haya un acuerdo con Oculus o al menos una respuesta confirmada a Rift es una decepción de la next-gen que entre el modelo continuista de distribución y la poca evolución en el modo de jugar corre el riesgo de que el verdadero título de “siguiente generación” recaiga a la postre en otros.
Comprendo perfectamente que Oculus quiera pastar en valles más “abiertos”, con el PC y las plataformas móviles (sobre todo Android) como protagonistas y no entrar en la jaula de Microsoft o Sony; entiendo peor que los grandes del juego – y aquí entra también Nintendo – no estén reaccionando. Y el elefante en la habitación se llama Valve y parece una buena pareja de baile para Oculus aunque el último anuncio apunta a que quiere volar solo.
Sencillamente no me lo creo. Apostaría a que en Microsoft debe haber un nutrido grupo de ingenieros preparando una respuesta, lo que sería una magnífica noticia en términos de competencia, pero también que vamos a tardar en verlo. El regreso de la realidad virtual ha pillado con el pie cambiado a casi todos.
Nota para Microsoft: lo mandamos a Septiembre de 2014 para que se vuelva a presentar.
El precio
500 euros. 100 más que PS3; 150 más que Wii U. Pero no perdería de vista que fuera del mercado “gamer puro” las consolas compiten con otras muchas compras relativas al ocio familiar. De hecho un buen debate estas navidades en bastantes hogares puede llegar a ser “renovar consola o mejor pillar un tablet que usemos todos”. Eso en el mejor de los casos, claro.
En el largo plazo, pensando que una consola nos dura muchos años, la amortización de 100 euros de diferencia puede llegar a ser algo tan escaso como 15 euros al año. Casi nada si nos creemos que es la propuesta que más valor nos ofrece en ese período de tiempo.
Sin embargo el consumidor suele pensar a más corto plazo y comparar en el momento, “son 100 euros más ahora, ¿ofrece esa diferencia de valor ya?” y este enfoque es más complicado para Microsoft. Sobre la mesa: Kinect para justificarlo y el centro multimedia para presumir de valor diferencial.
Lo que cabe esperar es que su estrategia de no ganar dinero con el hardware (o tener un margen mínimo) y hacer el negocio con Live y con los juegos provoque dentro de un par de años estemos hablando de una One sensiblemente más barata, como sucedió con Xbox.
Nota para Microsoft: aprobado, se entiende que valga más pero hay dudas de que el mercado compre su propuesta, sobre todo en países como España o México
El nuevo amor de la industria por los indies
Si me permiten el símil, uno empieza una relación con una consola por un flechazo vía un super lanzamiento, pero la mantiene, la cuida y la valora en función de la convivencia diaria en forma de nuevos juegos, propuestas nuevas y diferentes y el trato que nos da con todas ellas.
Y en esto segundo hace años que va cobrando especial importancia la apertura a los indies. Es genial que Microsoft haya comprado Titanfall y que lo vayamos a disfrutar en la One; pero es igual de importante que haya creado las condiciones para que puede haber más Minecraft y más Fez en su plataforma.
A priori Microsoft ha hecho gran parte de los deberes: ha creado el programa ID@Xbox con el que los desarrolladores indies aceptados reciben dos kits de desarrollo y en el que han eliminado prácticamente toda barrera a la publicación; ¿qué más falta? Aterrizar cómo han habilitado vías de descubrimiento en el market place (estar en la tienda está bien, pero si nadie ve tu juego en ella porque queda oculto tras toneladas de juegos de los grandes estudios tampoco sirve de mucho) y en la vía de de actualización rápida para evitar un nuevo caso como el del parche de Fez
Nota para Microsoft: Notable a falta de que los desarrolladores confirmen los signos de amistad
El poder de la nube, Live y segunda pantalla
Si algo ha repetido Microsoft hasta la saciedad es lo del “poder de la nube” y sus 300.000 servidores dedicados a completar la experiencia de One con el juego online y el acceso a servicios.
¿Se va a tangibilizar esto en algo diferenciador para el usuario? A priori, si hacemos caso a los anuncios de Microsoft, parece que sí, los desarrolladores podrán llevarse tareas de computación a los servidores, se facilita la creación de mundos persistentes, tenemos toda la parte de DVR de juegos y la posibilidad de compartir los vídeos de las partidas y, sobre todo para un servidor, por fin vamos a tener actualizaciones en segundo plano de forma que encender la consola no sea ese tedioso proceso de actualizar mil cosas antes de poder hacer nada.
Mantienen su práctica de Live Gold, que es un servicio excelente pero que supone una barrera de entrada para el acceso a servicios online, y también la apuesta por Games With Gold, que en la primera etapa de Xbox One no está claro si nos darán juegos indies o el regalo de juegos permanecerá en Xbox 360.
Por último tenemos la experiencia de segunda pantalla que Microsoft sigue planteando con SmartGlass, lo que supone una de cal (se articula sobre el Smartphone o el tablet que ya tenemos) y una de arena (no nos podemos llevar el juego a esa segunda pantalla).
Nota para Microsoft: sobresaliente a priori, ¡habrá que probarlo todo!
La nota a priori para la estrategia de Microsoft
Tras tantas idas y venidas, aclaraciones, desmentidos y cambios es difícil no poner peros a la estrategia de Microsoft con Xbox One. Sin embargo el balance global es positivo en el sentido de que aparece bastante valor diferencial respecto a la anterior generación por mucho que haya algunas expectativas insatisfechas.
Al final la relación que tenemos con los juegos es bastante pasional, si cuando empecemos a jugar la experiencia es sobresaliente como creemos que será, probablemente olvidaremos muchas de las objeciones aquí expuestas.
La nota, como ya la mayoría habréis adivinado, queda pendiente hasta que acabemos de probar la realidad de las propuestas. En unos días, en Xataka.
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