Hace unos meses un directivo de un fabricante importante de ordenadores me decía que la dirección de Microsoft les había invitado a varios "para hablar de vías de colaboración y animarles". Con media sonrisa añadía, "hace cinco años esto hubiese sido inaudito, han tenido que haberle visto las orejas al lobo".
Ciertamente algunas cosas han cambiado. Microsoft ahora es un fabricante más de pleno derecho, las ventas del PC han caído un 10% y hemos entrado en pleno debate sobre el balance con Windows 8. Es más, este último CES 2014 se ha hecho tangible como nunca que en el imperio de Windows ya se pone el sol.
Relaciones abiertas en el mundo del PC
Que Microsoft y Windows siguen disfrutando de un gran ecosistema es evidente; pero si juntamos algunos movimientos como el del book Duet de Asus, el apoyo de Intel a los equipos duales Windows-Android (analizado y comentado en "por qué Android en un ordenador"), las apuestas redobladas por Chromebook con actores como LG, HP, Dell o Acer y hasta audacias como la de Lenovo llevando Android a los sobremesa... tenemos que todo el entorno alrededor del PC está experimentando con más opciones.
Fabricantes buscan cubrir dos flancos: encontrar propuestas que frenen el descenso de ventas por un lado y diversificar ante el escenario de un Microsoft que ya no es sólo plataforma sino también competidor por otro
Tanto Chromebook como Android de momento son anecdóticos en el mercado del PC, pero también su adopción por las marcas es síntoma de su necesidad de cubrir dos flancos: encontrar propuestas que frenen el descenso de ventas por un lado y diversificar ante el escenario de un Microsoft que ya no es sólo plataforma sino también competidor por otro. Todo ello sin crear un clima demasiado contrario a Windows 8 en público - después de todo tienen que venderlo - si exceptuamos el marketiniano anuncio de HP sobre "volver a Windows 7".
Sería injusto no señalar que en el otro lado también ha habido movimientos rompedores. Que Windows RT se diseñara para arquitectura ARM fue un mensaje casi tan revelador como la aparición de Surface o la compra de Nokia. Microsoft también ha tenido claro que había que subir mucho más agresivamente al tablet y al móvil, que el negocio se ha trasladado de la plataforma - Android tira los precios - al fabricante - véase Samsung y Apple - y que además de Windows 8, "tenemos que hablar".
Windows 8 en la encrucijada
En Genbeta tenemos las dos visiones hay quien lo ve como el éxito de un incomprendido y hay quien ya lo llama el nuevo Windows Vista. Lo cierto es que es difícil que deje indiferente: en mi caso sigo siendo más productivo con Windows 7, aunque Windows 8 me gusta y me parece lo más innovador y atrevido que ha hecho Microsoft en mucho tiempo... eso sí, le sigo achacando que no me deja elegir lo suficiente cuando acepto la nueva interfaz y cuando no la deseo.
En todo caso la visión catastrófica sobre esta versión creo que no se justifica realmente. Por un lado porque el descenso de ventas tiene más que ver con el cambio de hábitos del usuario y con que el ideal de "equipo para trabajar y ser productivo con un intel i5 y a la vez tener un tablet ligero y autónomo competitivo con los mejores tablets" no es tecnológicamente posible a día de hoy. Quien más y quien menos hace aproximaciones, pero tanto los híbridos como los extraíbles llegan a muchos compromisos todavía (más si pensamos en los equipos con Atom).
Windows 8.1 ya está aquí y algunos de los elementos más criticados por los detractores han sido rectificados. Para conocerlo a fondo recomiendo el especial que hicieron los compañeros de Windows. No recuerdo una reacción tan rápida de Microsoft corrigiendo temas clave de un sistema operativo (y además, gratis).
La pelota es para el nuevo CEO
Hay muchas quinielas sobre quien será el nuevo CEO de Microsoft. Ballmer cerró con unos números fantásticos pero con un horizonte más complicado en cuanto a definición de a qué se dedica la empresa y cuáles son sus planes de futuro.
Hace poco discutíamos qué tipo de empresa es Google y muchos de sus cambios nos evocaban a la evolución de Microsoft. Quizás el mayor desafío que tienen por delante en Redmond es el de encontrar nuevas fórmulas para mantener el liderazgo. Apalancarse en Windows, su efecto red y en la integración con él como la vía de entrar en otros mercados ya no es la fórmula mágica: el usuario ya es multisistema y quiere moverse entre ellos... lo que le queda a Microsoft es seguir arriesgando con productos que sean innovadores y diferenciadores (Windows 8 y Windows Phone son hijos de esa idea), y asumiendo que ya las tres décadas en las que la máxima "Microsoft siempre llega y se impone" es cosa de la historia.
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