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Las delirantes ideas para alimentar a los astronautas del futuro: desde microalgas a grillos o pan horneado en el espacio

Las misiones espaciales no parecen hechas para paladares exquisitos. O poco dados a probar recetas e ingredientes nuevos, al menos. Aunque no sabemos a ciencia cierta cuándo se completará el primer viaje tripulado a Marte —en una entrevista con XATAKA, Pedro Duque estimaba que con una inversión potente ser tardará, como mínimo, dos décadas—, lo que sí es seguro es que quien o quienes lo protagonicen tendrán que llevar consigo provisiones de agua y comida para una buena temporada: unos nueve meses para el viaje de ida y otros tantos para el de vuelta, según los cálculos que la astrofísica y astrobióloga Angélica Anglés desgranaba hace poco en El País.

Para prosperar, las misiones espaciales tripuladas —sobre todo las más largas— necesitan fórmulas que garanticen a sus tripulantes alimentos seguros, nutritivos y, si puede ser, sabrosos. La NASA y su homóloga canadiense (CSA) lo saben y a principios de 2021 decidieron lanzar la convocatoria del Deep Space Food Challenge, una competición pública que incentiva precisamente el desarrollo de tecnologías y sistemas de producción de alimentos desde uno de los "santo y seña" de la eficiencia: producir mucho, de calidad y generando la menor cantidad de residuos posible.

Infografía que muestra un invernadero en Marte provisto con sistemas de iluminación especial y cultivo hidropónico.

Su vocación no es solo espacial. Los resultados del Deep Space Food Challenge podrían ayudar también a mejorar la producción de alimentos aquí, en la tierra, una idea atractiva en áreas urbanas o entornos hostiles, como por ejemplo las regiones áridas con escasez de agua.

El desafío de la NASA y CSA —cada una abrió la competición a equipos de sus respectivos países, pero también han podido participar candidatos de otros estados, a nivel internacional— proponía un reto claro y exigente: idear fórmulas para alimentar a cuatro personas durante una misión espacial de ida y vuelta de tres años sin posibilidad de reabastecimiento. Todo, por supuesto, produciendo la menor cantidad de desperdicios al tiempo que se maximiza la producción. Se lanzaron además diferentes categorías: manufacturas, biocultivos y crecimiento de plantas.

Recetas no aptas para todos los estómagos

Tras meses de estudios y con las propuestas ya presentadas, NASA y CSA seleccionaron 38 equipos ganadores de la primera fase —en agenda tiene ahora una segunda—, entre los que hay perfiles tan diversos como chefs profesionales, estudiantes o empresas. Cada uno recibió 25.000 dólares para desarrollar sus ideas. ¿Qué menús sugieren para los astronautas del mañana? Sus planteamientos van del cultivo de vegetales en condiciones similares a las de Marte al horneo de pan en un transbordador espacial o el uso de microalgas para "bocadillos crujientes".

"Beehex" propone, por ejemplo, deshidratar plantas y carnes para almacenarlos en cartuchos sellados herméticamente que permitan alargar la vida útil de los alimentos más de cinco años. "BigRedBites" echa mano de las cianobacterias, levaduras y hongos y presenta un método que cubriría el 15% de las necesidades calóricas del día. En el caso de "Deep Space Entomoculture" la clave son las células de insectos, "Mision: Space Food" plantea el cultivo de carne a partir de células madre y criopreservación y "Nolux" sugiere instalar un sistema fotosintético artificial para producir plantas y hongos de forma independiente de la fotosíntesis biólogica.

Advanced Plant Habitat, ejemplo de la tecnología que promueven la NASA y la CSA.

Una de las propuestas seleccionadas en la categoría internacional —como recoge Space.com— lleva el nada apetitoso nombre de “Electric Cow” y propone convertir C02 y desechos en alimentos gracias al uso de microorganismos e impresión 3D. Otra, "JPWorks SRL", de Italia, ofrece un método para el cultivo de nanoplantas y microvegetales en un ecosistema a prueba de contaminación.

Desde Brasil, "LTCOP" puso sobre la mesa el aprovechamiento de paneles verticales para la producción de verduras y frutas en condiciones similares a las de Marte; y en Florida los impulsores de "Space Bread" idearon un innovador sistema que permite a los astronautas hornear pan en el espacio gracias a bolsas multifuncionales en las que ya se incluyen los ingredientes.

En Canadá, entre otras soluciones, se planteó “MARTLET”, un sistema de cría, recolección y transformación para producir alimentos ricos en proteínas. ¿Su materia prima? Decenas de miles de grillos. A la mesa de los técnicos de CSA llegó también “The Outpost”, de Canacompost Systems, una solución innovadora que propone el uso de larva y microbiota de la mosca soldado negra para generar abono orgánico rico en nutrientes en un sistema automatizado. La lista suma y sigue.

El objetivo: mantener a las tripulaciones bien nutridas, con provisiones, la menor cantidad posible de desperdicios y… ¿Por qué no? Con el paladar satisfecho.

Al final y al cabo hace no tanto ya hemos visto a los astronautas, en el marco del programa Plant Habitat 04, preparándose tacos con pimientos cultivados en la Estación Espacial Internacional.

Imágenes | NASA, Space.com y SAIC

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